- El único sistema para perder peso y no recuperarlo es «dosificar» los alimentos sin renunciar a ninguno
- Un régimen no es forzosamente algo restrictivo
EFE, Febrero 2012. El nutricionista francés Jean-Michel Cohen, conocido por su oposición a las llamadas ‘dietas milagro’, asegura que la comida tiene un alto componente hedonista y, por ello, «todos los regímenes que evitan el placer están abocados al fracaso».
En una entrevista con Efe, Cohen reniega de las dietas que prometen bruscas bajadas de peso y advierte de que «la gente no es capaz de entender» que un régimen pueda ser perjudicial, porque «los efectos de la alimentación en el cuerpo no se manifiestan de un día para otro».
Cohen acaba de reeditar su libro «He decidido adelgazar», publicado por primera vez en 2002, porque considera necesario «volver a poner las cosas en su sitio», recordar el peligro de las llamadas ‘dietas milagro’ y «educar» en los fundamentos de la nutrición para «evitar caer en el desequilibrio».
El nutricionista, que asesora al presidente francés Nicolás Sarkozy, señala que adelgazar «se ha convertido en una obsesión» y se ha asociado con la idea de la «privación máxima», por lo que la gente espera resultados rápidos como contrapartida.
«La gente no quiere escuchar que no hay atajos para adelgazar», señala Cohen, y recalca que aprender a comer bien y, por tanto, perder peso, requiere tiempo, al igual que un persona que quiere correr un maratón debe prepararse de manera gradual.
Defiende que «un régimen no es forzosamente algo restrictivo» porque, aunque implica no comer demasiado para adelgazar, también «implica no tener hambre y conservar el placer de la comida».
Por ello, opina que el único sistema para perder peso y no recuperarlo es «dosificar» los alimentos sin renunciar a ninguno, incluidos, señala, el chocolate y el queso, alimento este último de gran tradición en su país.
Cohen subraya la necesidad de entender por qué se quiere bajar peso y si es realmente necesario, porque solo así será posible «empezar a jugar con los alimentos, aprender a comprar y no ser un juguete en manos de los supermercados, y hacer un régimen que proteja el placer y comer con los demás».
Asegura que este es «el único sistema» que garantiza no recuperar los kilos, aunque avisa de que «es más difícil mantener el peso que adelgazar», porque la fase de adelgazamiento supone «un desafío» para el paciente, pero «la tentación aumenta» durante la etapa de mantenimiento.
«Hay que tener un equilibrio juicioso entre la dosificación de lo que nos da placer y de lo que nos hemos obligado a hacer» dice.
Cohen aboga por inculcar este equilibrio nutricional desde la infancia porque, así, «seguramente los niños de hoy ya no serán los obesos de mañana, serán personas que sabrán dosificar el placer».
Por ello, el papel de los padres en la prevención de la obesidad es fundamental. «No hay ningún niño de seis años que vaya al supermercado a comprarse chocolatinas él solo, simplemente hay padres que tienen ganas de dar placer a sus hijos con esa comida, pero podríamos darles placer ocupándonos de ellos o leyéndoles un cuento por la noche», expone.
Crítico con la industria alimentaria por empujar a comer y con la farmacéutica por vender supuestos productos milagrosos, Cohen tampoco es partidario de recurrir a la cirugía para atajar la obesidad, aunque sí considera que un régimen de larga duración requiere del «acompañamiento» de un médico para un mayor éxito.