NCYT, Julio 2011
Las personas que siguen una dieta rica en grasas pueden sufrir daños en las neuronas de una parte del cerebro que controla el peso corporal, según los resultados de un nuevo estudio hecho sobre ratas y ratones.
La capacidad potencial de una dieta rica en grasas para causar daños en una región cerebral que controla el peso corporal, ofrece una nueva explicación de por qué perder kilos y luego mantenerse en el peso adecuado es tan difícil de lograr para la mayoría de las personas obesas.
El equipo del Dr. Joshua Thaler (del Centro de Excelencia contra la Diabetes y la Obesidad en la Universidad de Washington en Seattle) estudió los cerebros de unos roedores para determinar los efectos a corto y a largo plazo de seguir una dieta con un alto contenido de grasas.
Ratas y ratones fueron distribuidos en grupos de entre 6 y 10 individuos. Después de ofrecerles una dieta rica en grasas durante períodos de entre un día y ocho meses, los investigadores realizaron análisis detallados del cerebro de los animales.
Durante los primeros tres días de seguir una dieta con contenido graso, similar a la dieta típica estadounidense, las ratas consumieron casi el doble de la cantidad diaria normal de calorías. Las ratas y los ratones alimentados con la dieta rica en grasas aumentaron de peso durante el estudio. Estos roedores desarrollaron inflamación del hipotálamo, la parte del cerebro que contiene neuronas que controlan el peso corporal.
Los investigadores también detectaron daños en poblaciones de neuronas fundamentales para la regulación del peso. Esos daños acabaron conduciendo a la pérdida de neuronas de esa clase, tal como se comprobó en el octavo mes del experimento, cuando la cantidad de neuronas era claramente menor en los ratones alimentados con esa dieta rica en grasas.
En cambio, estos resultados no se obtuvieron con los roedores de la misma edad a los que se alimentó mediante una dieta equilibrada.
Todavía no está claro si estos daños neuronales son permanentes o si después de un tiempo el cerebro se puede repoblar con la cantidad adecuada de neuronas reguladoras. Lo que sí resulta incuestionable es que esos daños neuronales pueden contribuir de manera importante al aumento de peso.