Desarrollan alimentos para ayudar a adelgazar.

  • Engaña al cuerpo para que crea ingirió alimentos ricos en grasas.
  • Algunos consideran que será difícil vencer los mecanismos de control del apetito.

Milenio.com, 24-Octubre-08

Le gustaría perder peso, ¿verdad? ¿Qué le parece si intenta conseguirlo comiendo? Ésta es una de las estrategias que están desarrollando científicos que experimentan con comidas que engañan al cuerpo para que se sienta lleno.

En el Instituto de Investigación en Alimentos, en Norwich, Inglaterra, el experto Peter Wilde y sus colegas están desarrollando alimentos que alteran el ritmo de funcionamiento del sistema digestivo, el cual termina enviando al cerebro una señal que suprime el apetito.

» Esto hace que uno piense que comió demasiado cuando en realidad no es así», dijo Wilde.

A partir de sus estudios sobre la digestión de las grasas, dijo que debe ser posible hacer alimentos, desde pan hasta yogur, para que sea más fácil ponerse a dieta.

Aunque la investigación es muy preliminar, algunos médicos dicen que el acercamiento de Wilde al control del apetito podría ser clave para combatir la actual epidemia de obesidad.

» La posibilidad de mitigar el apetito ayudaría mucho a la gente que tiene problemas para perder peso», dijo Steve Bloom, profesor de medicina investigativa en el Colegio Imperial de Londres, quien no participa en las investigaciones de Wilde.

Bloom dijo que es teóricamente posible regular el apetito usando alimentos modificados. De hecho, otros mecanismos del cuerpo, como la producción de colesterol, son alterados rutinariamente con fármacos.

Pero controlar el apetito puede ser todavía más difícil, alertó Bloom. “El organismo cuenta con muchos recursos para evitar que sus mecanismos reguladores sean engañados”.

Por ejemplo, aunque ciertas hormonas regulan el apetito, el cerebro también se basa en receptores nerviosos en el estómago para detectar la presencia de comida y enterarse de cuando el estómago se llena.

Los estudios de Wilde se basan en los mecanismos del cuerpo para digerir grasa. Normalmente la grasa es fragmentada en la primera parte del intestino delgado. Pero cuando uno ingiere una comida rica en grasas, el cuerpo sólo puede digerir la grasa en el tramo final del tracto intestinal. Esto es lo que dispara hormonas supresoras del apetito.

El acercamiento de Wilde copia lo que ocurre con una comida rica en grasas: encapsula gotitas de grasa en alimentos, usando proteínas vegetales modificadas. Esto hace que las enzimas fragmentadoras de grasa se tarden más en actuar.

En otras palabras, la grasa no es digerida sino hasta que llega a los rincones lejanos del intestino. En ese punto, las células intestinales envían una señal que dice al cerebro que la persona está llena.

Con la técnica de Wilde, aunque el cuerpo no haya tenido una comida rica en grasas, suprime el apetito como si la hubiera tenido. Si la grasa hubiera sido digerida antes, al principio del intestino, no se habría enviado la señal.

Wilde cree que la técnica debe funcionar con cualquier comida que contenga grasa, como los lácteos, las salsas precocidas, la mayonesa, panes y repostería, y que el sabor de los alimentos no se vería afectado.

Si todo sale bien, podría haber productos en las tiendas en unos cuantos años, dijo el investigador.

Pero no todos los expertos están convencidos de que los alimentos que atajan el apetito puedan ser un curalotodo para la obesidad.

“Los humanos como grupo se controlan muy mal”, dijo Alice H. Lichtenstein, nutrióloga de la Universidad Tufts. La gente es motivada a comer por diversas razones, del sabor al precio a la nostalgia infantil, dijo.

A otros expertos les preocupa cómo podrían regularse alimentos así una vez disponibles.

“Si tienes esta bala mágica, ¿cómo controlas quién la recibe? ¿Qué haces con las anoréxicas o las adolescentes hembras?”, se preguntó Peter Fryer, ingeniero químico de la Universidad de Birmingham, quien también estudia alimentos modificados.

Pero los expertos coinciden en que un alimento que reduzca el apetito podría ser una herramienta efectiva contra la obesidad.

» Ponerse a dieta es inmensamente aburrido, y la mayoría de los humanos son muy confiados», dijo Bloom. “Necesitamos toda la ayuda que nos pueda dar la ciencia”.

Adiós, hambre

Las grandes compañías de alimentos o fármacos también están buscando medios para manipular el apetito. En 2004 Unilever compró los derechos sobre Hoodia gordonii.

Esta planta sudafricana es tradicionalmente masticada por los bosquimanos para alejar el hambre. Un estudio pequeño halló que un extracto reducía en mil calorías la ingesta diaria.

Según Unilever, el extracto, agregado a alimentos o bebidas, podría llegar al mercado en unos cuantos años.