Ponerse a dieta es la puerta de entrada en los trastornos de la conducta alimentaria

  • La anorexia, se ha convertido en la tercera enfermedad crónica más frecuente entre los adolescentes. Actualmente, la anorexia nerviosa en jóvenes de 10 a 19 años está en torno a 35 casos por 100.000 habitantes al año, y de bulimia nerviosa en unos 36 de cada 100.000 al año en jóvenes de 10 a 19 años.

medicosypacientes.com, 21 de junio de 2010

Con la llegada del verano, llega la obsesión por ponerse a dieta y realizar sacrificios en la alimentación, lo que «puede convertirse en la puerta de entrada en los trastornos de la conducta alimentaria», explica el profesor Luis Rojo, catedrático de Psiquiatría de la Universitat de Valencia y jefe de sección de Psiquiatría Infanto-Juvenil y de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Universitario La Fe de Valencia y miembro del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP).

Rojo alerta que en muchas ocasiones tratar de eliminar unos kilos en verano puede convertirse en un factor de riesgo para padecer anorexia, una enfermedad que se ha convertido en la tercera enfermedad crónica más frecuente entre los adolescentes; y como un síntoma inicial de la anorexia. «Se sabe que cuanto más intensa es la dieta que se realiza, mayor es el riesgo de que se produzca uno de estos trastornos. En la mayor o menor facilidad para que aparezcan estos fenómenos, influye la vulnerabilidad individual», añade.

Asimismo, recuerda que «el estereotipo de belleza de nuestra cultura, significativamente delgado, es un gran facilitador para que se pongan en marcha comportamientos que suponen un riesgo claro de desarrollar un trastorno alimentario».

Actualmente, la anorexia nerviosa en jóvenes de 10 a 19 años está en torno a 35 casos por 100.000 habitantes al año, y de bulimia nerviosa en unos 36 de cada 100.000 al año en jóvenes de 10 a 19 años. En general, la edad de comienzo habitual está entre los 13 y los 16 años, y suele ser mucho más frecuente entre chicas que entre chicos.

Respectos a los factores que influyen, Rojo explica que son tanto biológicos como psicológicos, familiares y socioculturales. «La genética influye, los factores psicológicos personales son también muy importantes, pues son los que hacen que en un individuo determinado los cambios corporales, la delgadez, se constituyan en un recurso para ganar sensación de seguridad, sensación de valor personal, y el recurso casi exclusivo, aunque equivocado y sin posibilidad de éxito, para sentirse bien».

Por eso, estos pacientes suelen ser jóvenes perfeccionistas, autoexigentes, con baja consideración personal y, en ocasiones, influenciados por las experiencias personales o los modelos aprendidos en el ámbito familiar y social.

«Los factores familiares, las rigideces, la excesiva valoración de todo lo concerniente a la imagen y al cuerpo, son un factor más que ayuda a que estos trastornos se manifiesten, pero en ningún caso se debe hacer gravitar todo el peso de la causalidad de una patología tan compleja en el comportamiento de la familia», explica.

Orientación al tratamiento

En cuanto a la orientación del tratamiento, recomienda acudir a un especialista, psiquiatra, que «contará con el apoyo del psicólogo clínico y la ayuda del nutriólogo, endocrinólogo y otros especialistas médicos en caso necesario».

Asimismo, afirma que «no es fácil que la paciente por sí misma se percate del problema y acepte sin más una intervención». «Si es menor de edad, considero que el paso más responsable es poner el caso en manos del especialista en trastornos mentales y que él decida sobre las medidas que han de tomarse», advierte.

En la mayor parte de los casos los pacientes no son conscientes del problema, sobre todo en el caso de la anorexia nerviosa, donde «no existe sensación de pérdida de control sino todo lo contrario, en la medida en que se rehuye la comida, más sensación de control y satisfacción se tiene».

Asimismo, advierte de que es indispensable que las campañas preventivas abandonen a idea de informar sobre estas patologías y sus graves consecuencias ya que «pueden ser contraproducentes». Por el contrario, aconseja programas que ayuden a desarrollar el crecimiento personal.

Por su parte, el profesor José Giner, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM), explica que «existen estudios socioculturales que han hecho hincapié en el papel de los factores culturales, como la promoción de la delgadez como figura ideal femenina en los países desarrollados, especialmente a través de los medios de comunicación».

Por este motivo, en su opinión lo más apropiado sería «informar a los jóvenes que existen distintos tipos de cuerpos y distintos pesos. Se debe de advertir del peligro de las dietas incontroladas».

En cualquier caso, los expertos recuerda que su abordaje debe ser casi siempre multidisciplinar ya que se trata de una enfermedad mental, «de carácter grave,» que genera carencias importantes en los sujetos y que «desvía a las jóvenes que la padecen de sus objetivos vitales previos que muchas veces no pueden volverse a retomar».