De como una empresa de mensajería (Chrono Express) se carga una venta ( Dreivip). Y deja un cliente insatisfecho, que lo vuelve a intentar (ese será otro capítulo), con otra tienda on-line (Groupon). La historia no acaba aquí…
Todavía estamos en Navidad, tiempo de alegría, comilonas familiares y compras, muchas compras. Y algunas de ellas -cada vez más- las hacemos sin salir de casa ¡Que cómodo, verdad! … Pero a veces estas compras on-line no se nos dan tan bien.
Os voy a contar una historia de risa… o de perplejidad (y justo cabreo, según se mire). En realidad estamos haciendo un estudio de campo… ¿Funcionan las compras on-line? ¿En que casos son de-ses-pe-ran-tes? Cuando no se trata de recibir el producto en tu vivienda habitual… las compras on-line son una tortura. Las empresas de mensajería… «se cargan» las ventas.
1º acto: La ilusión
Hemos arreglado una habitación en nuestra casa de la sierra y mi mujer decide (las mujeres deciden mejor que nosotros) que quiere poner un bonito cabecero tapizado en negro. Así que buscando por la web encuentro uno en oferta (todo en Internet esta de oferta, ¡siempre!) y ni corto ni perezoso lo compro. Por supuesto se abona en el acto, el mensajito en el móvil me lo indica inmediatamente. Y a esperar a que llegue.
Como la casa no está habitada de continuo, indico en las “Observaciones” del pedido que me tiene que avisar con tiempo para ir allí a recibirlo. Además lo vuelvo a indicar en el campo de observaciones al transportista. Así que yo tranquilo, que ya me avisaran.
2º acto: La sorpresa
Un tiempo después recibo un SMS en el móvil que reza “Correos express: en los próximos días recibirá en su domicilio el envío numero xxxxx”. Pues fíjate que yo por ese número xxxxx no tengo nada…
Sin saber el remitente ni el domicilio destino, no podía averiguar a qué envío se referían. Si, tengo 2 casas, lo siento, mi trabajo me ha costado, y recibo múltiples envíos, tanto particulares ¿he dicho ya que me gusta comprar por internet? como profesionales, así que al día siguiente me meto en la web de correos y empiezo a probar con el numerito de marras y los códigos postales y averiguo que se están refiriendo al cabecero. ¡OH! pero si les dije que tenían que avisar para concertar la cita…
Me pongo en contacto telefónico con el servicio de atención al socio de la tienda on line donde después de indicarles que he recibido el mensaje de correos express me contestan con voz de asombro: “pero si el envío no ha salido todavía de nuestros almacenes” … “pero no se preocupe que tomamos nota y nos ponemos en contacto con el transportista para que le avisen con el tiempo que nos especifica en su mensaje…” y para confirmarlo me mandan un e-mail donde me dicen que ya han hablado con el transportista. Bueno, todo arreglado ¿No?
Pues no, como podéis imaginar, recibo una llamada al móvil “Buenos días, soy el transportista … que tengo que llevar un paquete a la dirección …¿Están ustedes en el domicilio?…” Y cuando le contesto que por supuesto no estamos allí se asombra “..ah ¿No?…” Pues no, “como les puse en el campo de observaciones, que por lo que se ve No han observado necesito que me avisen con tiempo…” En fin que se concierta una nueva cita para la entrega del paquete.
Nosotros tan contentos porque por fin vamos a poder poner el precioso cabecero en nuestra nueva habitación, nos desplazamos y nos disponemos a recibir como se merece el “paquete”.
3º acto: La frustración
Llega el día de autos y nosotros allí esperando a pie firme en la franja horaria a la que nos anunció que pasaría el transportista (de 9:00 a 17:00 H) así es fácil acertar…
Recibo de nuevo una llamada al móvil (…ya llega, ya llega…) “Buenos dias, soy el transportista …. que verán, es que he ido esta mañana a la nave a recoger el paquete y que no lo encontramos, hemos buscado por todas partes pero que hay un caos en la nave que no hemos podido encontrarlo…”. En su defensa he de decir que era el puente de la Inmaculada, (Que porras, no tienen defensa ninguna).
Os podes imaginar la cara de… que se nos quedó. Después de amenazar con llamar al ejército norteamericano, nos promete que lo van a encontrar y nos lo traen al siguiente día laborable (que fue un lunes 3 días después).
4º acto: El cabreo
Ya, pensáis que tampoco esta vez llegó, ehh! Pues sí, llegó a las 16:10 h (recordad, horario de entrega de 9 a 17), pero llegó. El transportista -que todo hay que decirlo, parecía amable y servicial- tenía prisa y no podía esperar a que lo revisáramos, así que rellenó el recibí “…pendiente de revisión” y se marchó. ¿Por qué sería?
Con tanto ir y venir, con la pérdida, con la aparición… la caja de cartón del cabecero venía rota, debido a los golpes, en varios sitios, aún así todavía teníamos la esperanza de que por dentro el cabecero se hubiera salvado.
Pero no, no solo estaba golpeado en varios sitios (uno de ellos rasgando el tapizado) sino que además estaba partido (La madera partida, PARTIDA) ¿QUÉ HABÍAN HECHO CON ÉL?
Inmediatamente me puse en contacto con la tienda on-line, a través de su página web, y por correo electrónico, enviandoles fotos del desastre. Otro problemilla: No podía solicitar la devolución hasta que se grabara la entrega en sus sistemas. Hubo que esperar al día siguiente.
Cuando entro en la página web y solicito la devolución, indicando que el articulo ha llegado roto, me pone que la devolución tiene un coste de 16€. Pero bueno, como si fuera capricho mío devolverlo, o me hubiera equivocado en las medidas, talla, color…
«Que no señores que el artículo ha llegado ROTO, ROTO, ¿se enteran…? Si tienen una opción para indicar que la devolución es por defecto del artículo ¿Cómo tiene la cara dura de cobrar los gastos de devolución? Cóbrenselos al que lo haya roto.
5º acto: La conclusión
Así que tuve que mandar un correo electrónico indignado al servicio de atención al socio que, esta vez sí, actuando con lógica y seriedad, me respondieron que la devolución “De forma excepcional y atendiendo a las molestias ocasionadas” sería gratuita.
JA, así que ya sabéis si os rompen el paquete de forma no excepcional, os tocará pagar los gastos de la devolución.
Qué se va, que se va el cabecero (que como véis no es pequeño, difícil que no
lo vieran en el almacén… o es que tienen un lio muy gordo).
Finalmente tuvimos que acordar de nuevo el día de recogida (y estar allí de nuevo) para que el transportista llegara y se llevara el paquete, y después esperar ¡a la devolución del dinero!. En esta vida todo es esperar…
En conclusión, perdimos varios días, hicimos varios viajes, llamamos varias veces y mandamos varios e-mails… para quedarnos como estábamos, SIN CABECERO.
P.D.: No olvidéis el nombre de la tienda on-line era Dreivip (que aunque finalmente se comportó debidamente, tendría que controlar mejor su servicio de reparto, porque de lo contrario tendrá muchos clientes insatisfechos o ex clientes… como en nuestro caso) y recordad también el nombre de la empresa de mensajería: Chrono Express (que hemos visto que tiene muchas opiniones negativas, por su servicio. Nosotros también podemos dar fe de ello, al fin y al cabo no les pedimos la luna… sólo que hubiesen mirado la etiqueta del paquete donde bien clarito decía que tenían que avisar antes de ir, a lo mejor así no lo habrían roto, ni perdido, con tanto ajetreo).
La historia continúa… No tenemos prisa. Si hace tiempo fuimos socios de la revista de la OCU y leíamos todos los estudios que hacían de producto. Nosotros lo mismo… Nos hemos atrevido con una segunda empresa, en este caso Groupon… pero esa, es ya otra entrega… (Solo anticiparos que estamos ya pensando en la tercera empresa, Amazon, que hasta ahora nunca nos ha fallado).
En breve te contamos el segundo capítulo, y hasta es posible que un tercero…