La parálisis facial tiene causa desconocida hasta en el 85% de los casos

Madrid, 6 de abril de 2012.- La parálisis facial, una lesión del nervio facial que provoca la paralización de los músculos que intervienen en la expresión de la cara, es producida por causas muy variadas. En la mayoría casos, hasta un 85%, ésta es desconocida, según explica el doctor Enrique Pérez Luengo, Jefe de la Unidad de Parálisis Facial del Hospital USP San Camilo de Madrid.

La parálisis facial es la manifestación clínica de una lesión del nervio facial. El paciente deja de ser capaz de mover alguno o todos los músculos de la cara de manera voluntaria. Es un trastorno relativamente común, que afecta a 25 de cada 100.000 personas al año. Aunque es una afección con la que se puede convivir, ocasiona serios problemas en el habla, la masticación, pudiendo así afectar a las relaciones interpersonales del paciente y por tanto a su autoestima. La pérdida del parpadeo espontáneo y la disminución de la lagrimación provoca conjuntivitis y úlceras corneales, con deterioro de la agudeza visual.

La parálisis facial más frecuente es la idiopática, llamada parálisis facial a frigore o parálisis de Bell. La causa de esta enfermedad no está clara, aunque entre las teorías sobre su etiología, explica el Dr. Pérez Luengo, destaca la infección vírica. “El virus herpes zoster u otras infecciones víricas y bacterianas, ciertos agentes tóxicos, el frío o determinadas enfermedades del organismo que afectan de forma secundaria al nervio facial pueden ser causas de esta parálisis”, explica, añadiendo que en el resto de casos de parálisis facial son los traumatismos y los tumores intracraneales las siguientes causas más frecuentes. Diversos síntomas, como la sensación de inestabilidad, mareos, pérdida de audición o dolor de cabeza, se combinan con los signos de la parálisis y orientan al especialista hacia las pruebas complementarias necesarias para el diagnóstico correcto (escáner, electromiografía, etc.).

“La prevención de la parálisis de Bell no es posible al no estar claras sus causas, sin embargo, en el segundo caso más frecuente, cuando se trata de una parálisis traumática, sí se puede evitar protegiendo debidamente la cabeza tanto cuando se circule en motocicletas como cuando se realice algún deporte en el que la cabeza sufra algún riesgo”, recomienda.

Los síntomas de la parálisis facial son:

  • Ausencia de la movilidad voluntaria de los músculos de una mitad de la cara, siendo muy poco frecuente que suceda en los dos lados a la vez.
  • Imposibilidad de cerrar el ojo, parcial o completamente.
  • Desviación de la boca hacia el lado sano y hacia abajo de la mitad de la cara afectada.
  • Dolor de oído ante un ruido fuerte, ya que el sonido puede percibirse más fuerte en el lado afectado, lo que se conoce como hiperacusia.
  • Alteración de la producción de lágrimas. Normalmente, exceso de lagrimación por sequedad ocular en ausencia de parpadeo.
  • Ausencia de gusto en la parte lateral de la lengua, en el lado de la parálisis.

“Los síntomas no tienen porqué presentarse todos a la vez ni con la misma intensidad, dependiendo de la gravedad y del nivel de afectación del nervio”, relata el Dr. Pérez Luengo.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico se basa en una exploración clínica minuciosa, centrada principalmente en la valoración de la movilidad voluntaria de los músculos de la cara -mediante la realización de movimientos estandarizados (escala de Sunny-Brooks). La cuantificación de función lacrimal y del sentido del gusto determina el nivel de la lesión del nervio facial en su recorrido intracraneal. Pruebas diagnósticas como la electroneurografía y la electromiografía informan acerca de la gravedad de la lesión, de su pronóstico y de la velocidad de regeneración nerviosa cuando ésta se inicia. Finalmente, los estudios radiológicos de imagen, como el TAC o la resonancia magnética sirven para completar el estudio diagnóstico, evidenciando tumores, fracturas craneales y son parte del protocolo diagnóstico de la Unidad de Parálisis Facial del Hospital USP San Camilo de Madrid.

“Cuanto más tardío es el diagnóstico más se deteriora la musculatura facial denervada, por lo que las posibilidades de recuperación disminuyen”, advierte el doctor Pérez Luengo, incidiendo en que en un porcentaje muy alto de los casos, superior al 80%, los pacientes que se han visto afacetados por una parálisis facial recuperan la movilidad solo con tratamiento médico, sin necesidad de recurrir a la cirugía”.

Así, el tratamiento de la parálisis de Bell se debe instaurar de manera inmediata tras su aparición para mantener las posibilidades de recuperación. Este tratamiento puede implicar la administración de corticoides para disminuir el proceso inflamatorio del nervio, al que puede añadirse un tratamiento antivírico o antibacteriano si se sospecha que se trata de una infección y un tratamiento con vitamina B para reforzar la recuperación nerviosa. En el caso de afectación ocular son muy importantes los cuidados locales para prevenir la aparición de úlceras corneales.

Aquellos pacientes que llegan a la Unidad de Parálisis Facial del Hospital USP San Camilo con los plazos que habitualmente se dan para la recuperación espontánea (6 a 12 meses) ya agotados, son candidatos a un plan de tratamiento quirúrgico personalizado, afirma el cirujano.

Desde el punto de vista quirúrgico, existen tres grupos de técnicas fundamentales: reanimar la musculatura facial del paciente mediante técnicas de injertos nerviosos con el fin de que la musculatura aún sana sea activada bien desde un nervio motor cercano, o bien desde el nervio facial del otro lado; autotrasplante muscular microquirúrgico desde otras partes del cuerpo a la cara; técnicas auxiliares y de refinamiento para mejorar la simetría de la cara, facilitar el cierre de los párpados y tratar las secuelas ya instauradas. El tratamiento tiene varios tiempos quirúrgicos y suele ser una combinación individualizada de las técnicas enumeradas anteriormente.

La Unidad de Parálisis Facial de USP San Camilo cuenta con un equipo de profesionales y con las técnicas más avanzadas para recuperar la expresividad facial y devolver “la sonrisa” del paciente.

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Unidad de Parálisis Facial de USP San Camilo

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