La Dieta Mediterránea, el sabor de lo nuestro

Qué es, de dónde viene su nombre, qué alimentos forman parte de ella, decálogo del tipo de alimentación que promueve, beneficios para la salud, está o no está en peligro, la hacemos o no la hacemos bien… todo lo que nos interesa saber de la Dieta Mediterránea te lo contamos en www.nutriguia.com. España, junto con Italia, Grecia y Marruecos presenta la candidatura para que la Dieta Mediterránea sea inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, de la Unesco. Lo que supondría un logro muy importante, sin duda, para nuestra dieta de toda la vida, la de nuestros antepasados.

Raíces y carácteristicas de esta dieta

Para profundizar en este tema, el Director General de Industrias y Mercados
Alimentarios, Francisco Mombiela inauguró el pasado miércoles 27 de mayo un interesante Taller de prensa.

  • En él se ha abordado la Candidatura de la Dieta Mediterránea como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de la UNESCO, realizada conjuntamente por España, Grecia, Italia y Marruecos, como decíamos antes.
  • También se ha planteado los beneficios saludables de esta alimentación con bajo contenido en ácidos grasos saturados y con una gran riqueza de sustancias antioxidantes.

El Director General de Industrias y Mercados Alimentarios, Francisco Mombiela, ha presentado en este Taller de Prensa las raíces históricas y las características gastronómicas de la Dieta Mediterránea, que constituye un estilo de vida común a todos los pueblos que forman la cuenca mediterránea.
Durante el mismo se ha expuesto los elementos geografícos y climatológicos, así como los acontecimientos históricos que han propiciado que en la cuenca mediterránea se produjeran una selección de alimentos y una manera de cocinar.

Los ponentes han sido: Joan Reguant, Coordinador de Proyectos Culturales de la Fundación Dieta Mediterránea y Coordinador Transnacional de la Candidatura; Desiderio Vaquerizo, arqueólogo y Doctor por la Universidad de Córdoba; Sergi Arola, cocinero dos estrellas Michelín y Juan Antonio Corbalán, Doctor de Medicina, especialista en Cardiología y deportista de élite.

  • Concretamente, en la Dieta Mediterránea predominan algunos alimentos característicos como los vegetales, el pan, la pasta, las verduras, las ensaladas, las legumbres o las frutas y frutos secos. Además, uno de sus rasgos fundamentales es el empleo del aceite de oliva como principal fuente de grasa.
  • También se caracteriza por un consumo moderado de pescado, marisco, aves de corral, productos lácteos y huevos, así como el consumo de pequeñas cantidades de carnes rojas y aportes diarios de vino consumido generalmente durante las comidas.

Filosofía de vida sana

La Dieta Mediterránea se ha presentado, por tanto, no sólo como un modo de cocinar o el uso de determinados alimentos, sino también como una filosofía de vida basada en una forma de alimentación compuesta de ingredientes tradicionales, con recetas y modos de cocinar de la zona.

Su importancia en la salud del individuo no se limita al hecho de que sea una dieta equilibrada, variada y con un aporte de macronutrientes adecuado, sino también a los beneficios de su bajo contenido en ácidos grasos saturados y al alto contenido de monoinsaturados, así como en carbohidratos complejos y fibra, con una gran riqueza en sustancias antioxidantes.

Candidatura a ser patrimonio de la UNESCO y herencia cultural

El Coordinador de Proyectos Culturales de la Fundación Dieta Mediterránea y Coordinador Transnacional de la Candidatura, Joan Reguant, ha abordado, en la primera ponencia, la importancia de la Presentación de la Candidatura de la Dieta Mediterránea como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de la UNESCO, realizada conjuntamente por España, Grecia, Italia y Marruecos.

Por otro lado, el arqueólogo y Doctor por la Universidad de Córdoba, Desiderio Vaquerizo ha tratado de la Dieta Mediterránea tradicional como una herencia cultural que nace de la afluencia geográfica, histórica, antropológica y cultural de tres continentes: África, Asia y Europa.

«La manera más sana de comer»

El cocinero dos estrellas Michelín, Sergi Arola, ha abordado como de la coyuntura geográfica del Mediterráneo, ha nacido una de las combinaciones de alimentos más equilibrada, completa y saludable del planeta, fundamental en la gastronomía mundial. Sergía nos contaba que para él «es la manera más sana de comer». Y señalaba que «afortunadamente estamos hablando de esto» y contaba que en su cocina hay 5 tipos distintos de aceites de oliva para cocinar, porque no es lo mismo un picual que un arbequina… Y recordaba también cuando mientras estaba en la Escuela de Hostelería les ensñaban a cocinar con mantequilla, que es algo afrancesado, vivíamos de espaldas a la realidad de nuestro aceite. El aceite de oliva es «algo que afortunadamente hemos ido consolidando.

Sergi hacía especial hincapié en el «mestizaje» del Mediterráneo, como cruce de continentes. También nos decía que en su restaurante no tiene ningún nutrólogo como asesor, pero que si diseñaba un menú con pescado azul, por ejemplo, elegía un complemento de vegetales… algo que hacía de forma instintiva. Nos habló de recursos, o de la falta de recursos… porque señalaba que el Mediterráneo, la franja mediterránea es pobre y que por eso surgió la cocina de «mar y montaña» hacia 1870 (regencia de Espartero) del encuentro entre los habitantes de la costa (más pobres, que comían lo que no queria nadie el pescado de roca) con los del interior, que tenían animales de granja, embutidos… se permitió mezclar ambas cocinas para que no hubiera cuando se juntaron habitantes de primera y segunda categoría.

Para el chef es esencial que protejamos nuestra manera de vida y apostillaba «a pesar de que a nuestros abuelos los canelones les sabían mejor, porque eran canelones sin hipoteca y así saben mejor…» En la fotografía, Sergi Arola junto a Isabel Bombal, subdirectora General de Planificación y Control del MARM, que actuó como moderadora en este interesante taller. Sergi también decía que «calidad de vida no es comer todos los días solomillo, calidad de vida es comer solomillo sólo cuando los solomillos sean buenos». Y matizaba que a su juicio el solomillo es una carne bastante tonta y que hay otras más sabrosas como la lengua, por ejemplo.

¿Qué es lo mejor que me ha pasado en la vida? se preguntaba. Su respuesta: «ser cocinero en España, porque hemos revolucionado la cocina mundial y lo hemos hecho desde el Mediterráneo. Para buscar el origen de la cocina nos recomendaba un libro: «El sabor del Mediterráneo» que es el primer libro que escribe Ferran Adrià. Sergi recordó sus años en El Bulli y elogió «esa inquietud de ir más allá, esa curiosidad, ese aprovechar cualquier cosa… que es algo que viene vinculado a la Dieta Mediterránea». En su memoria, los días en que iban a buscar piñones para hacer el salmorejo de piñones tiernos, a buscar almendras para hacer el ajoblanco, cuando cocían el marisco con agua del mar, bajaban a la cala y subían dos cubos de agua del mar, de ese modo no se producía la ósmosis, por la que pierde parte de su sabor…

Como militante que es de la ONG Oceana, nos hablaba de como están esquilmando los mares, no por nuestro consumo de pescado, sino por la pesca industrial, en especial de Japón, grandes consumidores de shusi y sashimi… algo que se ha extendido con la globalización. A su juicio los grandes depredadores del atún no somos nosotros sino los japoneses… Pero de seguir así, sin control, sin respetar los ciclos naturales, pueden acabar con el atún rojo en 5 años… Sergi nos decía que en su restaurante desde hace años no incluye platos de atún. El problema no es la pesca artesanal, es la pesca industrial, las redes de deriva…

Por último señalaba que «si hay algo de bueno que va a traer la crisis es un cambio absoluto de valores, donde el valor no va a ser el coche… Nos corresponde a nosotros recuperar esos valores que si que mejoran nuestra calidad de vida», como el aceite de oliva o el pan de cada día.

La actividad física es esencial

El último ponente, el Doctor en Medicina, especialista en Cardiología y deportista de élite, Juan Antonio Corbalán, nos explicaba como los hábitos alimentarios y la actividad física habitual de los países mediterráneos contribuyen a la reducción de enfermedades coronarias. Abajo, a la izquierda, en la fotografía, Corbalán tras finalizar este taller.

El doctor Corbalán nos hablaba de los 5 millones de niños obesos en Europa y se preguntaba ¿a qué se debe? «El niño no tiene tiempo para una alimentación correcta, se están sustituyendo los hidratos de carbono de lenta asimilación y se están cambiando por alimentos de fácil preparación y ricos en grasas trans.

Antiguamente el hombre no tenía más remedio que cazar, que pescar, que labrar la tierra… ahora eso no es necesario. «Pero lo que la vida no te da por un lado, por otro te lo quita». Ahora nuestro gen ahorrador nos dice «dado que no tenemos que hacer tanto esfuerzo para conseguir los alimentos, ahorremos…» Internet, compras que se hacen por teléfono, televisión… «Se da una paradoja hemos mejorado de estilo de vida, pero nos acercamos a patrones de enfermedad en lugar que de salud.»

Un estilo de vida

«El gran mérito de la Dieta Mediterránea es u carácter mestizo, es capaz de asimilar lo que le echen». Y el componente cultural es importante y también influye la globalización «todos nos comemos una hamburguesa con patatas fritas a la inglesa alguna vez… pero no forman parte de nuestra cultura.» Lo que ocurre es que el gasto calórico es hoy mucho menor. «El niño ha pasado de ser activo a ser pasivo y víctima de la comodidad» y nos decía la importancia de conciliar la vida laboral con la familiar, de tener tiempo para nuestros hijos, algo fundamental.

En este sentido «no solo es importante lo que comemos sino también cómo enfocamos nuestra vida». Muchos solucionan los problemas comiendo. Los horarios tampoco ayudan. «Acabamos de cenar tarde y nos metemos en la cama», entonces el gen ahorrador que tenemos todos dice «ahí te espero». Corbalán nos decía que es muy importante hacer 5 ingestas de comida diarias, un desayuno fuerte y 4 comidas más ligeras, en especial la de la cena, que debería ser insignificante, lo ideal es que pasen al menos 3 horas antes de acostarnos».

Corbalán señalaba que de seguir con esta vida tan sedentaría y atada a la tecnología, nos íbamos a convertir en una enorme bola de grasa con una mano con 10 dedos, para ser capaces de dar al televisor, a la vez estar conectados a Internet, jugar a al Wii… y todo sólo con la necesidad de mover los distintos dedos. Algo que nos debe llevar a la reflexión.

Muy interesante la opinión de todos los expertos que intervinieron en este taller, así como la de Isabel Bombal, subdirectora General de Planificación y Control del MARM. Isabel nos habló del componente social, del cultural y de la importancia para la salud, de nuestra dieta.

Qué es, de dónde viene

El término dieta proviene de la antigua palabra griega diaita, que significa estilo de vida equilibrado, y esto es exactamente lo que es la Dieta Mediterránea.

Se trata de un cúmulo cultural extraordinario que abraza a todos los pueblos de la cuenca mediterránea y que está constituido de paisajes, cultivos, y técnicas de cultivo, de mercados, de elaboraciones, de espacios y gestos culinarios, de sabores y perfumes, de colores, de tertulias y celebraciones, de leyendas y devociones, de alegrías y tristezas, de innovación tanto como de tradiciones.

En pleno cruce de tres continentes, con cargas históricas enormes y oleadas culturales extraordinarias, la cuenca mediterránea ha sido una encrucijada de caminos y culturas, ideas, conocimientos y personas, que a lo largo de más de ocho mil años ha ido catalizando buena parte del progreso cultural que ha conformado la civilización occidental, tal como la entendemos desde nuestra visión contemporánea.

El Mediterráneo relaciona a la perfección paisaje, agricultura y cultura. “Los accidentes geográficos, el clima y los acontecimientos históricos han propiciado que en la cuenca mediterránea se produjeran una selección de alimentos y una manera de cocinar”. Desde la antigüedad, el alimento y lo sagrado han ido de la mano, como la mesa y la literatura, o la actividad física. No es una simple casualidad que una máxima como mens sana, in corpore sano, haya surgido en nuestro Mediterráneo. Los alimentos no son, en el Mediterráneo, meramente nutrientes.

La ciencia moderna ha puesto de manifiesto en la segunda mitad del siglo XX el carácter excepcional del estilo de vida mediterráneo y sus repercusiones saludables para la población, no olvidemos que este ha sido un modelo alimentario avalado por la OMS.

Modelo cultural…

La Dieta Mediterránea nace de la confluencia geográfica, histórica, antropológica y cultural de tres continentes: África, Asia y Europa. Se trata de un patrimonio cultural inmenso acumulado durante milenios y transmitido ininterrumpidamente de generación en generación. Es un estilo de vida común a todos los pueblos de la cuenca mediterránea. Paisajes, cultivos, mercados, celebraciones, tertulias, vida al aire libre… Los mediterráneos no nos sentamos a la mesa para comer, sino para comer juntos y disfrutar de la compañía de amigos y familia. Una herencia milenaria que debemos seguir transmitiendo a las generaciones futuras.

La Dieta Mediterránea no solo estimula la producción y consumo locales, sino que también fomenta una agricultura respetuosa con el medio ambiente y promueve los intercambios e iniciativas regionales, contribuyendo así al diálogo cultural, a la transferencia de conocimientos y tecnología y a la revitalización económica y social de todas las comunidades del Mediterráneo.

Al hablar, los pueblos mediterráneos podemos decir «vamos a comer», si somos varios, porque no hace falta ya precisar, puesto que comer es compartir; en cambio solemos decir «voy a comer solo», porque es un hecho no habitual, en general no deseado y que probablemente consideremos como una excepción del comer.

Todo ello influye enormemente en la cultura y estilo de vida de la región mediterránea, que junto a paseos y tertulias, dan como resultado una vida saludable apoyada en la alimentación.

Mucho más que gastronomía…

Aunque la Dieta Mediterránea se viene practicando desde siempre, los beneficios que de ella se derivan se conocen desde hace relativamente pocos años.
Se caracteriza por:

  • la abundancia de alimentos de origen vegetal, como pan, pasta, arroz, verduras, hortalizas, legumbres, frutas y frutos secos
  • el empleo de aceite de oliva como fuente principal de grasa
  • un consumo moderado de pescado, marisco, aves de corral, productos lácteos (yogur, quesos) y huevos
  • el consumo de pequeñas cantidades de carnes rojas
  • aportes diarios de vino consumido generalmente durante las comidas

En la Dieta Mediterránea predominan algunos tipos de alimentos como el pan, la pasta, las verduras, las hortalizas, las legumbres o las frutas y frutos secos. Pero, sin duda, su característica fundamental es el empleo del aceite de oliva como principal fuente de grasa.

No es solo un modo de cocinar o el uso de determinados alimentos, sino que también se corresponde con una filosofía de vida basada en una forma de alimentación compuesta de ingredientes tradicionales, con recetas y modos de cocinar propio. Es económica en recursos y logra con pocos y sencillos ingredientes, platos nutritivos, sabrosos y apetecibles. Es ingeniosa en el aprovechamiento máximo de las diferentes partes de los alimentos que destina a preparaciones diversas e imaginativas en preparar con parecidos alimentos platos completamente distintos

Es SALUD…

Y con mayúsculas, si se hace bien. La Dieta Mediterránea basa su carácter excepcional en la sencillez, en la normalidad, en el ingenio, en la imaginación y en la sociabilidad.

Su importancia en la salud del individuo no se limita al hecho de que sea una dieta equilibrada, variada y con un aporte de macronutrientes adecuado. A los beneficios de su bajo contenido en ácidos grasos saturados y alto contenido en monoinsaturados, así como en carbohidratos complejos y fibra, hay que añadir los derivados de su riqueza en sustancias antioxidantes.

Debemos ser conscientes además de que el aceite de oliva, el pilar de la Dieta Mediterránea, no necesita ningún añadido para ser un alimento saludable y es una de las mejores medicinas naturales que podemos encontrar. El aceite de oliva contiene antioxidantes y ácidos grasos beneficiosos, se trata de un alimento beneficioso para retrasar el envejecimiento celular, el sistema cardiovascular y probablemente para combatir algunos tipos de cáncer.

En peligro de extinción

Sin embargo existe una amenaza en el horizonte: la Dieta Mediterránea se está abandonando y corre el riesgo de que se pierda si no se toman medidas para protegerla. La influencia de globalización y los cambios socioculturales han traído consigo nuevas costumbres y hábitos alimentarios menos saludables, ajenos a nuestra cultura. El progresivo abandono de la Dieta Mediterránea está teniendo ya consecuencias en nuestra salud y su desaparición pondría en peligro también nuestra agricultura y nuestros paisajes.

Debemos protegerla porque es parte de la herencia cultural recibida de nuestros antepasados que tenemos en común con los demás pueblos mediterráneos, una forma de vivir y relacionarnos, de cocinar y comer compartiendo, unos cultivos sostenibles y respetuosos con el medioambiente, un estilo de vida, en suma, cuyo carácter excepcional y su beneficiosa influencia para nuestra salud han sido puestos de manifiesto por la ciencia moderna.

Por este motivo, son necesarias todas las acciones que promuevan la sensibilización y conocimiento hacia este patrimonio cultural inmaterial y el mayor reconocimiento del mismo, con el objetivo de salvaguardar el acervo milenario que representa la Dieta Mediterránea.

Candidata a Patrimonio de la Unesco

España, junto con Italia, Grecia y Marruecos, ha presentado la candidatura para que la Dieta Mediterránea sea inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, de la Unesco.
La iniciativa de esta candidatura multinacional surgió de nuestro país –en julio de 2007 la ministra Elena Espinosa consiguió el amplio respaldo para la misma de los Estados miembros de la UE– como resultado de la colaboración entre la Fundación
Dieta Mediterránea y la Administración del Estado, no solo del Ministerio del Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, sino también del de Cultura, Asuntos Exteriores, y las propias Comunidades Autónomas. Los argumentos a favor de este singular reconocimiento son poderosos.

Según la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de 2003 de la UNESCO, el Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) – el patrimonio vivo – es el crisol de nuestra diversidad cultural y su conservación, una garantía de creatividad permanente.
La Convención define el Patrimonio Cultural Inmaterial como los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y, en algunos casos, los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Los cuatro países que presentan la candidatura y todos los actores implicados, consideran la Dieta Mediterránea como un elemento del patrimonio cultural inmaterial así como lo define la Convención de 2003 y que por eso merece este reconocimiento a nivel internacional.

Otras opiniones cualificadas sobre esta dieta

“En nuestro ámbito, conservar la Dieta Mediterránea como la conocemos ha sido clave para conseguir las ventajas con las que contamos desde el punto de vista de la salud en lo que atañe a las enfermedades crónico-degenerativas que afectan a la sociedad de hoy, como las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes, la obesidad, la obesidad, etc. (…), alcanzándose en estos países una esperanza de vida mayor. Esta alimentación clásica es una interacción cuasi perfecta de los componentes que teníamos a nuestra disposición desde el punto de vista nutricional con unas características genéticas de la población mediterránea. Un ejemplo claro es la isla de Cerdeña, cuna de centenarios, gracias a un componente genético que incluye la dieta ingerida”
José María Ordovás, especialista en Nutrición y divulgador de la alimentación saludable.

“Hay que hacer al menos tres comidas al día. Si hay una cuarta mejor y en los niños hasta cinco. El desayuno debe incluir hasta un 25 por 100 de la energía total diaria y ser más variado, pues los hacemos muy aburridos. A media mañana, el adulto no necesita tomar nada. El niño, un zumo o una pieza de fruta. En la comida y en la cena, otro 25 ó 30 por 100 del total de la ingesta. El problema son los horarios, que comemos y cenamos demasiado tarde. A diario hay que incluir cereales y legumbres, verduras y frutas. Y, en general, lo que nos dice la pirámide alimentaria, que el pescado esté presente tres veces a la semana como mínimo, que alternemos con las carnes. En definitivam ajustar las pautas nutricionales y dejar un margen (unas 350 kilocalorías de las 2.500 o 2.600 que debe incluir la ingesta total) para el capricho, sea en forma de vino, de pastel, de helado, de patatas fritas…porque, si no, se hace aburrida la dieta”
Gregorio Varela Moreiras, presidente de la Fundación Española de la Nutrición.

“Más allá del hedonismo que implica el consumo de aceite de oliva Virgen Extra, eje de la Dieta Mediterránea, hay una serie de componentes perfectamente identificados que aportan un plus que lo convierte en un producto muy saludable. Es el caso de los antioxidantes y también de la elevada composición de ácidos oleicos. Son sus principales referentes que ayudan a definirlo como un producto esencial en la Dieta Mediterránea y explican su importancia para prevenir las enfermedades cardiovasculares o la diabetes” José Alba Mendoza, ex director de la almazara experimental del Instituto de la Grasa de Sevilla y divulgador de la cultura oleícola

«La Dieta Mediterránea ofrece una gran oportunidad a la industria agroalimentaria española, ya que los productos mediterráneos responden a las preocupaciones del consumidor y a las políticas de nutrición, alimentación y educación actuales. La formación, la información y la divulgación del concepto de alimentación variada y equilibrada desempeñan un papel fundamental tanto para proteger el derecho de elección del consumidor y evitar su indefensión ante mensajes publicitarios engañosos, como para velar por la competencia leal entre los distintos operadores de la cadena alimentaria». Elena Espinosa Mangano, ministra de Medio Ambiente y Medio Rral y Marino.

La Fundación Dieta Mediterránea(FDM)

La Fundación Dieta Mediterránea es una entidad sin ánimo de lucro de carácter científico y cultural, que tiene como objetivo proteger e impulsar las tradiciones comunes en las poblaciones de la cuenca mediterránea, cuya filosofía de vida y costumbres alimentarias y culinarias han suscitado el interés de científicos de todo el mundo en las últimas décadas, por su contribución a la prevención de numerosas enfermedades. Para ello, fomenta la investigación y difusión científica de las ventajas que la Dieta Mediterránea y el estilo de vida mediterráneo que suponen para la salud.

Decálogo del modelo de Alimentación Mediterráneo

  • El aceite de oliva es el pilar de la Dieta Mediterránea. Es la grasa más utilizada en la cocina mediterránea. Es un nutriente rico en Vitamina E, betacarotenos y un tipo de grasas vegetales (monoinsaturadas), que tiene propiedades cardioprotectoras. Se trata de un patrimonio alimenticio que ha sido el verdadero tesoro de la Dieta Mediterránea, habiendo estado presente desde hace siglos en las costumbres gastronómicas.
  • El abundante consumo de vegetales: frutas, hortalizas, legumbres y frutos secos. Las frutas y las hortalizas son la principal fuente de vitaminas, minerales y fibras de nuestra dieta, cuya particularidad se basa en la gran cantidad de agua que poseen. Es muy importante tomar estos alimentos a diario, se recomienda 5 raciones al día. Gracias al alto contenido de antioxidantes y fibra, tomar estos alimentos te ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
  • El pan y otras comidas que proceden de los cereales (pasta, arroz y este tipo de productos). El consumo diario de pasta, arroz y cereales en general son indispensables para tener una dieta rica en carbohidratos. Éstos alimentos nos dan la energía necesaria para nuestras actividades diarias. La totalidad de estos productos nos aportan fibra, minerales y vitaminas.
  • La comida fresca, local y poco manipulada es la más adecuada. Es importante que tengamos los productos de temporada, especialmente en el caso de frutas y vegetales, es ideal comerlos cuándo están en su mejor momento, ya que tendrán el mejor sabor y muchos nutrientes.
  • A la orden del día tenemos productos como el yogur y el queso. Nutricionalmente hablando, los productos lácteos son una fuente de proteínas de alto valor biológico, minerales (calcio, fósforo, etc) y vitaminas. Consumir productos lácteos fermentados, como yogures y similares, está directamente asociado con beneficios para tu salud, porque estos productos contienen microorganismos vivos que tienen la capacidad de equilibrar nuestra microflora intestinal.
  • La carne roja debe consumirse con moderación, y si es posible acompañada con otras recetas. Las carnes elaboradas deben ser consumidas en pequeñas cantidades, en bocadillos u otro tipo de platos. La carne contiene una cantidad importante de proteínas, hierro y grasas animales. El consumo excesivo de grasas animales no es bueno para la salud, por ello es recomendabe consumirlo en pequeñas cantidades, lonchas y a ser posible acompañado de verduras y cereales.
  • El pescado debe ser consumido en abundancia, mientras que los huevos deben ser consumidos con moderación. El consumo de pescado es bajo en grasas y se recomienda tomarlo al menos dos veces por semana, a pesar de ser de origen animal, tiene propiedades muy parecidas a las que encontramos en los aceites vegetales, como protegerte de enfermedades cardiovasculares. Los huevos son ricos en proteínas, grasas, vitaminas y minerales, son un alimento muy completo. Consumir huevos 3 ó 4 veces a la semana es una buena alternativa para la carne y el pescado.
  • La fruta fresca debería ser el postre a diario y, sólo ocasionalmente tomar dulces, tartas y este tipo de postres. La fruta fresca debe ser el postre elegido para todos los días, lejos de los dulces y las tartas. La fruta es un alimento lleno de nutrientes que da color y sabor a lo que tomamos a diario, y es una alternativa muy saludable a media mañana o de merienda.
  • El agua es la bebida por excelencia del Mediterráneo. El vino solamente debe ser tomado en moderación durante las comidas. El agua es fundamental en nuestras dietas. El vino es un elemento tradicional en la Dieta Mediterránea que puede tener efectos beneficiosos para nuestra salud, pero debe ser consumido en moderación y en el contexto de una dieta equilibrada.
  • Se debe hacer ejercicio a diario, es tan importante como una dieta adecuada. Es muy importante tener actividad física diaria y hacer una sesión diaria de ejercicio, adaptado a nuestras necesidades personales, en orden de mantenernos saludables.

Más información:

  • www.candidaturadietamediterranea.org
  • Gabinete de prensa MARM
    • Pº. Infanta Isabel: 91 347 51 45
    • Plaza de San Juan de la Cruz : 91 597 68 00
  • Fundación Dieta Mediterránea

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