- El profesor José María Ordovás, catedrático de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts (Boston, EE.UU.) ha afirmado que más que las pirámides tradicionales dietéticas, «hay que conocer el perfil genético de cada persona, de forma individualizada»
MedicosyPacientes.com, 18 julio 2009
«Podemos predecir la respuesta a la dieta basada en el conocimiento de los genes». En estos términos se ha expresado el profesor José María Ordovás, catedrático de Nutrición y Genética y director del Laboratorio de estas especialidades biomédicas de la Universidad de Tufts (Boston, EE.UU.), en el seminario «Biotecnología aplicada a la Medicina Personalizada en los distintos ámbitos de la salud: Un abordaje global», dentro de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid (El Escorial).
El profesor Ordovás recordó que, tradicionalmente, las recomendaciones sobre nutrición se han basado en una serie de conceptos generales, que han sido consensuados por expertos. Sin embargo, el avance de la ciencia a lo largo de la historia ha hecho que estas guías hayan ido cambiando, después de casi un siglo de recomendaciones nutricionales. “Más que las pirámides tradicionales dietéticas, hay que conocer el perfil genético de cada persona, de forma individualizada. No obstante, hay que tener en cuenta que la Nutrigenómica es todavía hoy una ciencia muy joven y estamos aprendiendo de nuestros errores”, explicó el profesor Ordovás.
La dieta está fuertemente ligada al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, así como a las condiciones medioambientales y el consumo de tabaco. En función de los genes alterados que están implicados en la aparición de las enfermedades cardiovasculares, la respuesta de varios individuos a una misma dieta puede ser muy diferente. “Actualmente, conocemos la existencia de trescientos genes que están implicados en la aparición de la obesidad y el sobrepeso”, apuntó el profesor Ordovás.
Terminó su intervención diciendo que, gracias al desarrollo de los chips de ADN, se están empezando a detectar alteraciones genéticas que influyen en la respuesta a la dieta, al tiempo que advirtió de la comercialización directa al consumidor, fundamentalmente en Estados Unidos, de productos nutrigenómicos que carecen de base científica.
Papel de la industria alimentaria
Otro de los temas tratados es este curso ha sido el papel que desempeña la industria alimentaria en la salud de los ciudadanos. Según señaló Ana Palencia, directora de Comunicación de Unilever España, “tanto en los países desarrollados como en los que se encuentran en vías de desarrollo, las enfermedades ligadas a la alimentación son la primera causa de mortalidad. Sin embargo —puntualizó— resulta paradójico que, mientras en una gran parte del planeta las personas se mueren por desnutrición, en los países desarrollados son las enfermedades no transmisibles ligadas a una sobrealimentación la principal causa de mortalidad”.
Aproximadamente, el 50% de los fallecimientos por enfermedades crónicas se atribuyen a la enfermedad cardiovascular. Tal y como apuntó Ana Palencia, la obesidad y la diabetes también están mostrando una tendencia al alza preocupante, no sólo porque afectan a una gran proporción de la población, sino porque también están comenzando a aparecer a edades más tempranas de la vida.
Ante esta situación, las empresas de alimentación deben desempeñar un papel responsable, garantizando la seguridad alimentaria de sus productos y la seguridad del consumidor.
«En la década de los 90, y a raíz de diferentes crisis alimentarias -siendo la de las “vacas locas” la que quizás ejerció el detonante- la industria alimentaria se plantea como objetivo principal el de garantizar la seguridad alimentaria. En la primera década del siglo XXI, el objetivo de la industria alimentaria es asegurar la salud», afirmó Ana Palencia. Esto se debe a las demandas del nuevo consumidor, cada vez más preocupado, no sólo por lo que come, sino por los efectos que pueden tener los alimentos en su salud.