El sobrepeso es un problema que afecta a muchas personas en nuestra sociedad, y cada vez son más los que tienen unos kilos de más. A causa de este sobrepeso podemos conseguir empeorar nuestra salud considerablemente a la vez que disminuimos la movilidad general del cuerpo.
En la mayoría de los casos para evitar esto y poner remedio a este problema lo que solemos hacer es combinar una dieta baja en calorías con ejercicio físico. Este tipo de dietas siempre tiene que estar supervisada por un médico, ya que no debemos descuidar la ingesta óptima de los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para realizar sus funciones vitales. Este suele ser el principal problema de las dietas bajas en calorías, además de que en muchos casos cada uno realiza la dieta que le conviene sin medir los daños que esto puede ocasionarnos.
Antes de nada es importante que sepamos qué es una dieta baja en calorías, para qué se va a utilizar, el tipo de personas que la deben seguir, pues no tenemos que olvidar que el organismo tiene que estar bien alimentado y que el ejercicio físico es lo más recomendable si tenemos unos pocos kilos de más. La pérdida de peso tiene que ser un proceso lento y progresivo, normalmente perder peso rápidamente y sin control nos acarreará una serie de consecuencias que a la larga pueden empeorar nuestra salud.
Es importante que sepamos que una dieta baja en calorías tiene que estar siempre supervisada por un médico que controle en todo momento el proceso, ya que este tipo de dietas las tienen que seguir personas que sufran un sobrepeso severo, normalmente se aplican en personas que tienen un índice corporal mayor de 30. Para este tipo de personas el sobrepeso representa una amenaza seria para la salud y por lo tanto tienen que acabar con él.
Este tipo de dietas normalmente tratará de que la persona afectada ingiera menos de 800 calorías diarias, por lo que los alimentos bajos en calorías y ricos en nutrientes como los vegetales, las verduras, las frutas… serán las estrellas. Con ello lo que se buscará será la pérdida de peso rápida. Es por esto que se aplican sobre todo en personas que presentan una obesidad severa y que necesitan esa reducción de peso por salud. Nunca se recomienda a otro tipo de pacientes aquejados de sobrepeso, pues es a través del ejercicio y una dieta adecuada como se tiene que conseguir.
Es importante que tengamos en cuenta que con las dietas no se puede jugar, y es que las consecuencias pueden ser graves para nuestro organismo. Esta pérdida de peso repentina y drástica puede derivar en cálculos biliares originados a causa de que la reducción de peso acelerada disminuye la capacidad de la vesícula biliar de contraer la bilis, con lo que se forman cálculos derivados del exceso. A parte de esto pueden tener otros efectos como fatiga, estreñimiento, diarrea, vómitos…
A pesar de todo este tipo de dietas es la única solución para muchas personas que sufren obesidad. Es importante que sepamos diferenciar entre sobrepeso y obesidad y no sigamos utilizando una dieta tan drástica, y mucho menos sin supervisión médica, y es que los efectos pueden ser nefastos para el organismo. En las dietas como en nuestra vida cotidiana debemos ser coherentes y saber qué es lo que tenemos que hacer en cada momento.