IBLNEWS, 24/10/2007
Estar soltero o masticar chicle ayudan a mantener un peso estable, indicaron estudios presentados en una conferencia sobre obesidad en Estados Unidos, donde 1.800 investigadores, médicos y nutricionistas exploran el miércoles los métodos de lucha contra el sobrepeso.
En la conferencia en Nueva Orleans (sur), fue presentado un estudio que tomó como muestra 8.000 jóvenes estadounidenses durante cinco años, y que reveló que hay más probabilidades de engordar una vez que la persona está casada.
Con la edad, todo el mundo gana peso: en general, las mujeres suben siete kilos y los hombres once, según el trabajo de la Universidad de Chapel Hill (Carolina del Norte, sureste). Pero si se está casado, el peso aumenta en mayor medida. Los hombres ganan unos 13,5 kilos y las mujeres 11 kilos.
«¿Es la relación amorosa o el compartir el mismo hogar, el mismo ambiente, la causa?», se pregunta Penny Gordon-Larsen, una de las autoras del estudio, quien opta por la segunda opción. «Hay muchas razones», sugiere Nathalie The, coautora del estudio: «tener hijos, la falta de tiempo para hacer ejercicio».
Este verano, investigaciones divulgadas en el New England Journal of Medicine mostraron que la obesidad puede ser «socialmente contagiosa» y frecuentar amigos obesos puede ser un factor para que la persona también presente sobrepeso (57% más de riesgos). «Deberíamos utilizar la influencia que el compañero puede tener sobre el otro en la pareja para tener una mejor higiene de vida», afirma Gordon-Larsen.
Otro estudio realizado con 357 parejas en las que uno de los cónyuges era diabético y siguió un intensivo programa alimenticio y de ejercicios demostró que el esposo o la esposa que no recibió el tratamiento también perdió peso.
En otro campo de estudio, la científica escocesa Marion Hetherington, de la Universidad Glasgow Caledonian, quiso verificar que el chicle disminuye el hambre. La investigadora invitó a 60 personas a masticar chicle en un laboratorio mientras preparaban comida o antes de comer. Comparativamente con los que no masticaron el producto, la sensación de hambre disminuyó. En total, «se redujo la ganancia de calorías en 46 kcal», afirmó esta profesora en biopsicología.
Otros trabajos de investigación insistieron en que es el masticar lo que ayuda a obtener una sensación de saciedad.
Julie Flood y Barbara Rolls de la Universidad Park (Pensilvania, este) estudiaron los efectos de comer frutas enteras picadas, en compota o en zumo. Dieron manzanas en las diferentes presentaciones a unas 60 personas. Cada individuo consumió 152 kcal, sin importar la forma como comió la fruta. Luego se les ofreció una comida normal.
Los que consumieron la manzana entera comieron menos que los que la ingirieron en compota, y bastante menos que las que la tomaron en zumo. «Comer una fruta tiene un efecto significativo sobre la ganancia de energía de la siguiente comida, al menos un 15%», indicó Julie Flood.