El medico interactivo, 7 de Junio de 2007
Investigadores del Laboratorio de Biología Molecular Europeo, el Instituto de Nutrición Alemán en Postdam y la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos) han identificado una molécula, denominada Bsx, que podría ser el vínculo entre la actividad física espontánea y el consumo de alimentos. El trabajo, que se publica en la revista Cell Metabolism, podría haber descubierto el motivo por el que una misma dieta puede hacer engordar a una persona mientras que a otras no.
Según los investigadores, los individuos que carecen de la molécula muestran una menor actividad física espontánea, perciben las señales de hambre de forma diferente y tienen una menor concentración de hormonas de la alimentación en su cerebro en comparación con los individuos normales. Según los investigadores.
Según explica Maria Sakkou, una de las investigadoras principales del estudio, «Bsx se conserva en todas las especies y es muy probable que tenga un papel muy similar en el control del peso corporal de los humanos». Sakkou señala que las diferencias en la actividad de Bsx entre individuos podrían explicar por qué algunas personas son más activas que otras y menos susceptibles a la obesidad derivada de la dieta. «Bsx podría ser la clave de por qué algunas dietas vuelven a una persona obesa mientras que no afectan a otras», indica la investigadora.
La molécula Bsx funciona mediante la regulación de la expresión de NYP y AgRP, hormonas del hipotálamo que promueven la alimentación. Si no existe Bsx se producen menos hormonas, lo que da lugar a que sólo en pocas ocasiones los individuos busquen comida aunque hayan estado sin comer un periodo amplio de tiempo. Los científicos sugieren que Bsx también es necesaria para que las células cerebrales detecten y respondan a las señales específicas de hambre del organismo, ya que sin la hormona no sentirían hambre.