Los Acidos Grasos Omega-3


Un artículo científico publicado en la revista Current Atherosclerosis Reports afirma que los ácidos grasos Omega 3, especialmente el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), tienen claros efectos cardioprotectores y antiarrítmicos. Por eso, grupos de expertos internacionales y organizaciones vinculadas al ámbito de la salud, han comenzado a demandar un aumento en el consumo de EPA y DHA.

Protectores frente a las enfermedades cardiovasculares

Una dieta equilibrada con alto contenido de ácidos Omega 3 disminuye el riesgo de enfermedad isquémica mortal en adultos mayores de 65 años. Esta protección es consecuencia de los posibles efectos antiarrítmicos de estos ácidos grasos.

Los ácidos grasos Omega 3 tienen una amplia variedad de efectos antiinflamatorios e inmunomoduladores, relevantes para la arterioesclerosis y sus manifestaciones clínicas, como el infarto de miocardio, la muerte súbita y el ataque cardíaco.

Se ha demostrado una amplia variedad de repercusiones biológicas de los ácidos Omega 3, como efectos en los triglicéridos, en el colesterol HDL (High-Density Cholesterol), funciones de las plaquetas, funciones endoteliales y vasculares, presión sanguínea, excitabilidad cardíaca, estrés oxidativo, y función inmune.

Los resultados de estudios han demostrado las propiedades antitrombóticas, vasodilatadores y antiarrítmicas de los ácidos grasos Omega 3.

Se ha demostrado que los pacientes que consumen habitualmente dieta mediterránea y suplementos de ácidos grasos Omega 3 tienen un 30% menos de riesgo de padecer muerte cardíaca y un 45% de tener muerte cardiaca repentina.

Así, los ácidos grasos Omega 3 tendrían efectos antiateroscleróticos, al disminuir los triglicéridos y las concentraciones y niveles de colesterol incluso a la dosis de 860 mg/d.

Además de la prevención primaria y secundaria de la enfermedad coronaria, también se han demostrado efectos beneficiosos de los ácidos Omega 3 en la hipertensión, la diabetes tipo 2 y en algunos pacientes con enfermedad renal, artritis reumatoide, colitis ulcerosa, Enfermedad de Crohn y enfermedad pulmonar crónica obstructiva.

Los Omega-3 y el cáncer

Un estudio publicado en el Integrative Cancer Therapies revela que a los efectos cardioprotectores y antiinflamatorios de los ácidos grasos Omega 3, se añade también la utilidad de los Omega 3 en diferentes tumores y cánceres.

Según las revista International Journal of Cancer, diversos estudios epidemiológicos han demostrado que un alto consumo de grasas saturadas y/o de grasas animales aumenta el riesgo de cáncer de colon y de mama. Los ácidos grasos Omega 3 pueden inhibir el crecimiento de las células humanas cancerígenas in vitro y en vivo.

Estos efectos están relacionados con la absorción de los ácidos eicosapentaenoico y docosahexaenoico en el fondo del sustrato celular y sus metabolismos competitivos con el ácido araquidónico en los niveles de la ciclooxigenasa y 5-lipoxigenasa.

La revista Nutrition Journal publicó el pasado mes de octubre un estudio que pone de manifiesto que el 30-40% de todos los cánceres pueden prevenirse sólo con un estilo de vida y una dieta adecuados.

Obesidad, productos con azúcar concentrado y harina refinada (que contribuyen a dañar los niveles de glucosa produciendo diabetes), una baja ingesta de fibra, el consumo de carne roja y el desequilibrio entre ácidos grasos Omega 3 y Omega 6 contribuyen al aumento del riesgo de cáncer.

Cuando se sigue una dieta equilibrada, en la que se incluyan ácidos grasos Omega 3, el riesgo de desarrollar cáncer de mama, colorectal y de próstata disminuye un 60-70%; y en el caso de cáncer de pulmón, se reduce un 40-50%. Una dieta en este sentido podría conducir a prevenir el cáncer y podría también favorecer la recuperación después de padecer un cáncer.