Es cierto que las modas en asuntos de salud normalmente dan dolores de cabeza, pero en el caso de la linaza es una suerte que la gente la comience a emplear de manera regular, pues ayuda para mantener el bienestar del organismo.
Para comenzar hay que señalar que se trata de una semilla oleaginosa y que es muy barata cuando no se adquiere en tiendas donde los productos naturales se venden como «oro molido». Debido a la gran popularidad que ha adquirido, muchas personas la emplean en su batalla contra la obesidad, pero tiene muchas más propiedades benéficas.
La linaza es rica en ácidos grasos omega 3, omega 6, fitoquímicos y vitamina E, elementos que la hacen excelente para disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, pues ayuda a mantener bajo control el colesterol y los triglicéridos en la sangre.
Según estudios realizados por especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), esta semilla «posee un potencial anticanceroso y antioxidante, que incluso tiene acciones benéficas en enfermos de lupus eritematoso sistémico (trastorno autoinmune inflamatorio), y ayuda a las mujeres en la menopausia».
Maravilla natural
Para combatir el estreñimiento, el secreto está en que se ingiera antes de cada alimento. Posee alto contenido en fibra, cinco veces mayor que el de la avena, algunas frutas y verduras.
Y es buena en la batalla contra el sobrepeso, ya que «se expande en el estómago, da sensación de plenitud y de no tener hambre, lo cual favorece su utilización para combatir la obesidad», explica Martha Leticia Martínez Viveros, coordinadora de Programas en Nutrición del PREVENIMSS.
Esto es por que «en 100 gramos de linaza hay 41 gramos de grasas (omega 3 y omega 6 que no produce de forma natural el organismo), proteínas de buena calidad, similar a la que contiene la soja, 28 gramos de fibra de tipo soluble e insoluble y tan sólo un gramo de hidratos de carbono (azúcares)», precisa.
La nutrióloga recomienda consumir dos cucharadas de linaza 20 o 30 minutos antes del desayuno, comida y cena.
Pero no hay que esperar milagros, pues como dice la experta del IMSS: «La linaza no tiene ningún poder sobrenatural que ayude a bajar de peso mientras no se modifiquen ciertas conductas alimenticias».
Una buena dieta debe contener cereales integrales como el arroz, la avena, el maíz y el trigo, y poca cantidad de alimentos de origen animal y seleccionar de éstos los que contienen menos cantidad de grasa; cuidar su forma de preparación, evitando los empanados y las preparaciones ricas en calorias.
La linaza también ayuda con los problemas de gastritis, acidez estomacal y, según artículos médicos, mejora la tensión nerviosa en aquellas personas que están sometidas a estrés.
Pero el abuso de la linaza puede terminar en problemas gastrointestinales, desde diarrea, formación de gases e incluso algunas personas han referido vómito, cuando se excede su consumo.
Existen tres formas preferibles de consumirla: entera, molida y en aceite, pues los productos de panificación que la incorporan contienen otros ingredientes como margarina o harinas refinadas que incrementan el aporte calórico.
Hay que tener precaución, al comprarla, y no por «ahorrar un dinero» adquirir un producto de dudosa calidad que pueda contener sustancias ajenas a la linaza y produzcan un efecto distinto al deseado.
Fuente: El Universal, Agosto 2005