Diario Medico, 5 de Enero de 2005
El Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Reina Sofía, de Córdoba, y la empresa agroalimentaria Covap han presentado, en colaboración con la Fundación Colegio de Médicos de Córdoba, los resultados preliminares de un estudio que demuestra que la ingesta de leche enriquecida con omega 3 y ácido oleico disminuye el colesterol LDL, los niveles de triglicéridos (TG) y los de glucosa de manera significativa en pacientes con síndrome metabólico.
En palabras de Pedro Benito, jefe del citado servicio del complejo cordobés, «tomar medio litro diario de leche con omega 3 reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular, aunque queda por comprobar si estos efectos se mantienen o se acentúan en un periodo de tiempo prolongado».
Para realizar la investigación, Benito ha comentado que durante tres meses se dieron dos vasos diarios de leche, «cantidad que cada persona debe tomar normalmente en su dieta habitual», a 72 pacientes con alta predisposición a padecer un infarto o parada cardiaca. Los enfermos tenían síndrome metabólico y presentaban al menos dos de los siguientes síntomas: diabetes o prediabetes, hipertensión, hiperlipemia u obesidad abdominal.
La mitad del grupo bebió leche enriquecida con omega 3 y la otra mitad semidesnatada, «por ser la de características más similares en contenido calórico y grasas», ha aclarado Benito, que analizó el metabolismo de la glucosa y de los lípidos de los pacientes, así como otros factores de inflamación favorecedores de la arteriosclerosis.
Sin constatar
En el grupo que tomó la leche con omega 3 los niveles de glucosa bajaron de manera significativa de 115,4 mg/ dl a 104,5 mg/dl, «un hecho que hasta ahora no estaba constatado». También se redujeron los niveles de insulina, aunque no de manera significativa, «lo que indica que la leche enriquecida mejoró su acción».
El colesterol total disminuyó de 228,6 a 215,5 mg/dl a los dos meses. En concreto, el colesterol HDL no se modificó, mientras que los niveles del LDL pasaron de 136,5 a 126,9 mg/dl. En cuanto a los triglicéridos, bajaron de 171,3 a 150,7 mg/dl. «Los datos son significativos y comparables a los de algunos fármacos, máxime cuando comprobamos que otros factores de riesgo, como la homocisteína, también descendieron».
Por su parte, en el grupo de enfermos que tomó leche semidesnatada los niveles de glucosa no se modificaron de manera especial, ni tampoco los de colesterol (el LDL subió de 130,8 a 132,2 mg/dl) ni los de triglicéridos (de 148,0 a 151,0 mg/dl). «Esto significa que la toma de esta leche no ejerce ningún efecto, ni beneficioso ni perjudicial, en el metabolismo de la glucosa y las grasas».
Pedro Benito, que está terminando el estudio para publicar sus resultados, ha aclarado que la leche y los alimentos enriquecidos con ingredientes funcionales «deben consumirse con cabeza y moderación».
En su opinión, «lo positivo es tomar medio litro de leche diario, y no dos o tres. Tenemos que acabar con la idea de que cuanto más, mejor, porque la obesidad es una enfermedad emergente que hay que paliar con una dieta correcta y poniendo freno a la alimentación hipercalórica».