En Gran Bretaña, este verano la última reimpresión de la dieta que el doctor Atkins publicó hace más de treinta años vende más que Harry Potter. Y no es que sólo la usen los famosos locales como Catherine Zeta Jones y las Spice Girls. Tanta es su influencia en el ciudadano promedio que, desde que volvió a ponerse de moda en los últimos años, alteró los consumos nacionales: la venta de huevos y carnes (las comidas que la dieta privilegia) aumentó un 10%, mientras que los panes, las patatas y las pastas -que prohíbe- cayeron dramáticamente.
Alimentación incompleta
Por eso ayer el país se paralizó con los titulares de los diarios que
anunciaban los resultados de estudios del Medical Research Council Human
Nutrition Research Centre, de Cambridge. Financiados por el Estado, son
considerados la respuesta «oficial» al debate. Y Susan Jebb, directora del
departamento de nutrición de la institución, no se andó por las ramas. Llamó a la dieta una «pseudociencia», y aseguró que si bien hay cerca de dos millones
de británicos que siguen religiosamente al doctor Atkins, no hay evidencia
de que su receta sea saludable a largo plazo ni que los kilos no vayan a
volver.
«La evidencia de sus potenciales riesgos es incompleta, pero más fuerte que
la evidencia a favor de su seguridad -dijo Jebb-. No tenemos resultados
sobre qué pasa a largo plazo respecto de la osteoporosis y del cáncer. Pero
podemos asegurar que si uno elimina todo un grupo de alimentos como los
carbohidratos, uno quita de la dieta vitaminas, minerales y nutrientes. Los
resultados de estudios epidemiológicos en cientos de miles de personas que
ingieren una alta proporción de carbohidratos muestran que éstos tienen una
menor propensión a problemas de corazón. Y las dietas altas en fibra también
reducen los riesgos de cáncer y el nivel de colesterol. Con la dieta Atkins,
esto se pierde», explicó en la masiva conferencia de prensa.
La doctora Jebb dijo que el alto contenido de proteínas de la dieta fuerza
el trabajo de los riñones, con mayor riesgo de problemas renales.
También que acelera la eliminación del calcio, y esto afecta la parte ósea,
un problema particularmente preocupante en las chicas adolescentes, «el
grupo más susceptible a caer en estas dietas falsas».
«En las chicas ya es un problema el poco calcio que ingieren normalmente
como para agregar esto», dijo. «Básicamente es una locura que se recomiende
la misma dieta, alta en proteínas y baja en carbohidratos, a cualquier grupo
de personas. Es negligente porque no hay estudios prolongados sobre su
impacto.»
Por eso, llamó a los británicos a ser precavidos. «No se sabe qué puede
pasar con la salud, y los resultados de los únicos estudios clínicos
realizados muestran que la gente con Atkins pierde peso con rapidez al
principio, pero luego de un año no muestra diferencias con quienes siguen
las tradicionales dietas de bajo contenido graso», indicó.
Autor: Juana Libedinsky (LA NACION)