Hay estudios que demuestran que la cura del insomnio, en forma natural, es mucho más conveniente que las pastillas para dormir. ¿No cree usted que quizás esté poniendo demasiados pastillas en su cuerpo? Es hora de cambiar sus hábitos alimentarios y sorprenderse con los resultados.
El insomnio esta tomando proporciones alarmantes en los tiempos que corren, y esto se hace evidente al comparar el aumento de medicamentos para esta condición, recetados por los médicos. El insomnio le priva del descanso mental y esto repercute en su accionar diario.
Las causas más comunes son tensión mental a causa de ansiedades, preocupaciones, exceso de trabajo y sobreexcitación. Sentimientos reprimidos de enojo, preocupaciones, resentimiento. Constipación, dispepsia, exceso de comida en la cena, grandes ingestas de café o té o irse a dormir con hambre son también causantes del insomnio. Una causa también es el fumar, ya que irrita el sistema nervioso, especialmente los nervios del sistema digestivo.
Para dormir, incluyelos en tu dieta
El azúcar o la miel, que puede actuar como sedante ligero, son los mejores remedios, seguidos de los alimentos con almidón, como el pan, la pasta o el arroz, las bebidas malteadas, las infusiones de hierbas como la manzanilla, la flor de azahar y la valeriana.Un vaso de leche con miel a la hora de irse a dormir le va a ayudar, ya que uno de los componentes de la leche (el triptofano) provoca sueño.
Y estos alimentos para calmarte ¡fuera nervios!
El insomnio es uno de los muchos síntomas de la ansiedad, la depresión y el estrés; si consigues eliminar estos problemas de raíz te será más fácil conciliar un sueño estable. Estos alimentos te ayudarán: nueces, filetes, grosellas, judías verdes, patatas, pan integral, agua, huevos, naranjas y melón.
Si el estrés forma parte de tu vida… dile adiós
La nutrición adecuada es un aliado poderoso cuando se trata de combatir el estrés, que afecta a la persona en su totalidad: la mente, las emociones, incluso la conducta. Puede ocasionar una gran variedad de síntomas, como dolor en la nuca, dolores de cabeza, lumbalgia, escalofríos, pulso acelerado, hiperventilación, rigidez en las articulaciones e insomnio; incluso algunos más graves, como hipertensión, migraña y trastornos digestivos que pueden desembocar en úlcera. ¿Qué puedes hacer para combatirlo? Basa tu alimentación en los carbohidratos complejos contenidos en el pan integral, las pastas, el arroz y las patatas. Diversos estudios indican que los alimentos ricos en carbohidratos (pan, pasta, legumbres, patatas, arroz…) aumentan los niveles de serotina en el cerebro, y ejercen un efecto calmante. La combinación de proteínas con carbohidratos ayuda a frenar síntomas del estrés, como la tensión muscular.
Cuántas horas de sueño necesitas
Es frecuente oir o leer que es preciso dormir un mínimo de 7-8 horas, pero las necesidades de sueño no son siempre las mismas, cambian a lo largo de nuestra vida. A medida que envejecemos necesitamos dormir menos, se concilia peor el sueño y es más fácil despertarse en medio de la noche. Los niños y adolescentes necesitan dormir más. Como siempre, no es cuestión de cantidad, sino de calidad. Es esencial que de ahora en adelante procures establecer una rutina del sueño (acostarte y levantarte a la misma hora), antes de irte a la cama debes crear una atmósfera propicia (sin ruidos, con música bajita, poca iluminación…). Procura no estimular la mente demasiado, ni hacer ejercicio antes de ir a la cama, porque te producirán el efecto contrario. No te obsesiones, si una noche no consigues dormir o lo haces peor que otras veces. Esa ansiedad te impedirá conciliar el sueño. Y la situación puede convertirse en un círculo vicioso. Sigue a rajatabla los consejos que aquí te proponemos y seguro que lo conseguirás. ¡Dulces sueños!
Si falla todo…pide ayuda
Si lo has probado todo para dormir y noche tras noche no consigues pegar ojo, no desesperes. Muchos hospitales y centros médicos vinculados a universidades cuentan con unidades específicas del sueño, como el Instituto Dexeus y el Hospital Valle de Hebrón, en Barcelona; el Hospital Gregorio Marañón y la Clínica Rúber, en Madrid. Si no existiese una unidad específica en tu hospital, contacta con el departamento de psiquiatría o neurología.