EL MUNDO, 20 de Agosto de 2002
Las almendras pueden ayudar a reducir significativamente la cantidad de colesterol ‘malo’ (LDL) en las personas con niveles altos y, de esta manera, disminuir el riesgo de padecer algún tipo de afección coronaria, según un estudio financiado por la Comisión de la Almendra (California) y el gobierno canadiense.
La investigación, que publica la revista ‘Circulation’ , viene a sumarse a otros estudios anteriores que ya incidían en la relación entre el consumo de frutos secos y la reducción de enfermedades del corazón debido a que son ricos en grasas insaturadas ‘sanas’. Sin embargo, las elevadas calorías que tienen las nueces, las almendras y otros frutos secos, desaconsejan su consumo para las personas que necesiten seguir dietas bajas en calorías.
En esta ocasión, los médicos del Hospital St. Michael, en Toronto (Canadá), sometieron a 27 pacientes con el colesterol alto (15 hombres y 12 mujeres post-menopáusicas) a tres tipos de dietas a lo largo de tres meses. Durante la primera fase del estudio, los participantes consumieron unos 74 gramos de almendras diarios, lo que suponía algo menos de un cuarto del total de su consumo calórico diario. Al siguiente mes, la dosis de frutos secos se redujo a la mitad, 37 gramos (un puñado aproximadamente). Finalmente, en el tercer mes, los pacientes tomaron como control una barrita de trigo baja en grasas saturadas al día en lugar de las almendras.
Casi un 10%
El doctor David J.A. Jenkins, director del ensayo, y su equipo, midieron constantemente los niveles de colesterol, tensión arterial y peso en cada uno de los participantes a lo largo de los 90 días. Los resultados demostraron que la cantidad mayor de almendras había reducido los niveles de lipoproteínas de baja densidad, es decir, el colesterol perjudicial o LDL, un 9,4%. Por su parte, la dosis media supuso una reducción del 4,4%, mientras que la barrita de trigo no dio lugar a ningún cambio en el colesterol de los pacientes.
El doctor Jenkins, se mostraba impresionado por los resultados: «Si observamos el ratio de LDL a HDL (el colesterol bueno), la reducción con el máximo consumo de estos frutos secos es del 12% en la cuarta semana. Una cifra importantísima para poder determinar el riesgo cardiovascular». Por otro lado, las conclusiones del estudio insisten en que el consumo de almendras, naturales o bien asadas sin aceite ni sal, debe formar parte de una dieta equilibrada, rica en fruta, verdura, pescado y carne magra.
Reducir calorías por otro lado
Los beneficios, en ningún caso, se derivan de añadir las almendras a la dieta, sino de sustituirlas por otras comidas: «Sustituir los carbohidratos con grasas monosaturadas dentro de una dieta baja en grasas saturadas y colesterol, permite reducir los niveles de LDL y controlar el riesgo cardiovascular», señala la doctora Alice Lichtensetin vice-presidenta del comité de nutrición de la American Heart Association. Aunque aún no hay datos suficientes para decir que todos los frutos secos tienen las mismas propiedades, «las almendras sí son particularmente buenas», concluyen los autores.