- Entre un 20% y un 40% de las mujeres embarazadas son obesas o alcanzan un exceso de peso durante los meses de gestación
Ya se sabía que el exceso de peso de las gestantes empeora la salud del feto y sus probabilidades de sufrir dolencias en el futuro. Un nuevo estudio corrobora que el sobrepeso gestacional está relacionado con un mayor riesgo para los hijos de padecer obesidad, diabetes e incluso cáncer en la edad adulta.
NC&T, Agosto 2013
Entre un 20% y un 40% de las mujeres embarazadas son obesas o alcanzan un exceso de peso durante los meses de gestación. Por ello, expertos de las clínicas de reproducción asistida IVI han analizado el papel de la obesidad y el sobrepeso en las madres y en su descendencia a corto y largo plazo.
“Durante el embarazo un exceso de peso no solo aumenta el riesgo de complicaciones maternas, sino también complicaciones fetales que podrían estar infradiagnosticadas por la peor visualización de los órganos en las ecografías”, apunta a SINC Daniela Galliano, primera autora del trabajo.
El estudio, que es una revisión de otros artículos publicado en la revista Gynecological Endocrinology, va un paso más allá y demuestra que el sobrepeso no solo tiene consecuencias en las madres y los recién nacidos, sino también en el futuro desarrollo de obesidad y enfermedades relacionadas en la descendencia.
“Esto se debe a que las condiciones en el útero materno tienen un efecto sobre la fisiología fetal conocido como programación fetal, es decir, que el ambiente donde se desarrolla el feto condiciona su desarrollo durante su vida postnatal y adulta”, explica Galliano.
“Este concepto se denomina también memoria metabólica y provoca que la obesidad se convierta en un problema perpetuamente autogenerado”, continúa la ginecóloga.
El nuevo trabajo recoge que los hijos de madres con sobrepeso tienen un 40% más de probabilidades de padecer sobrepeso y obesidad en la edad adulta, mientras que si se trata de madres con diabetes gestacional el riesgo es un 26% mayor, “lo que sugiere que algunos mecanismos que subyacen a la obesidad se establecen antes del parto”, afirma Galliano.
Pero los hijos de madres obesas tienen más riesgo de desarrollar en el futuro no solo obesidad, sino también diabetes tipo 2, osteoporosis, problemas neurológicos como autismo y esquizofrenia, enfermedad cardiovascular, envejecimiento prematuro e incluso cáncer.
“La compresión de los patrones procedentes de las diferentes generaciones de la familia, tanto por parte del padre como de la madre, puede ser de importancia para abordar correctamente las estrategias preventivas y reducir la obesidad”, sostiene.
Para los expertos es fundamental que los profesionales de la salud realicen un asesoramiento prenatal sobre el control de peso en las mujeres que desean concebir para prevenir y tratar esta enfermedad.
“El manejo de la obesidad presenta un coste más elevado en el embarazo, y el gasto de los cuidados hospitalarios antenatales es cinco veces superior al de las mujeres con índice de masa corporal normal”, concluye Galliano.
Durante los meses de gestación un exceso de peso aumenta el riesgo de hipertensión, diabetes gestacional, preeclampsia, tromboembolismo, macrosomía fetal (tamaño excesivo del feto, más de 4,5 kg), infecciones del tracto urinario, amenaza de parto pretérmino, muerte fetal, parto vaginal instrumentado, cesárea, complicaciones quirúrgicas y anestésicas, hemorragia postparto e infección, entre otros.
En el caso de los percances para el feto, las más significativas son el sufrimiento fetal, hipoglucemia, ictericia (coloración amarillenta de la piel y mucosas debida a un aumento de la bilirrubina), hidramnios (exceso de líquido amniótico), macrosomía y malformaciones congénitas, especialmente cardíacas y neurológicas.