- Seguir una dieta rica en frutas, verduras, fibra, aceite de oliva, cereales integrales y pescado rebaja las posibilidades de padecer un tumor en el pecho, principalmente en mujeres postmenopáusicas
- La obesidad eleva un 30% el riesgo de cáncer de mama
Todos los expertos coinciden en afirmar que el cáncer es una enfermedad multifactorial (que no depende únicamente de un factor), pero hay claras evidencias científicas que avalan el papel que juega la alimentación en su desarrollo. «En el cáncer de mama los elementos más determinantes son hormonales y reproductivos. Sin embargo, hay otros factores claves como el consumo de alcohol, que está relacionado directamente con un 7% de los tumores de pecho, mientras que la obesidad en las mujeres postmenopáusicas eleva un 30% las posibilidades de padecer este tipo de neoplasia», confirma Carlos A. González, ex coordinador del Estudio Prospectivo Europeo sobre Cáncer y Nutrición, EPIC, en España.
Nutriguia.com, Octubre 2017
Se estima que más o menos el 30% de todos los cánceres pueden estar relacionados con el tipo de alimentación que llevamos, y esa cifra aumenta hasta el 90% en el caso de los cánceres del aparato gastrointestinal (esófago, estómago y colón). Por supuesto, la alimentación no es un factor único, pero sí que se ha encontrado relación entre el hecho de llevar una dieta pobre en frutas y verduras y la aparición de ciertos tipos de cáncer. ¿Por qué? Dado que contienen fibra, que desempeña un papel protector en el desarrollo de multitud de enfermedades, ya que la fibra acelera el tránsito intestinal. Si no consumimos abundantes frutas y verduras, nos quedamos sin esa protección.
«Ya lo decía Hipócrates… «Que el alimento sea tu medicina»
Es el proyecto EPIC el que durante los últimos años ha arrojado más resultados sobre la relación que existe entre cáncer y alimentación. Y entre las conclusiones más relevantes destaca el hecho de que «un consumo alto de frutas, fibras, aceite de oliva y cereales integrales reduce hasta un 40% el riesgo de padecer cáncer de mama», asegura González, quien matiza que hay que distinguir entre las neoplasias mamarias que tienen receptores negativos de progesterona –en cuyo caso el efecto de la dieta es más protectora–, de aquellos que tienen receptores de progesterona positivos, en los que el efecto hormonal es tan fuerte que la dieta no logra tener tanto “poder”».
Los expertos coinciden en que la alimentación puede ser un factor desencadenante de la enfermedad o, al contrario, puede actuar como un poderoso instrumento de prevención -combinado con la práctica regular de ejercicio físico-. Pero «no existen alimentos “mágicos” o dietas que sean capaces de curar o prevenir el cáncer de mama, tal y como se dice de la dieta alcalina o de las dietas anticáncer, que carecen por completo de respaldo científico», advierte Francisco Botella, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, SEEN. De hecho, tan sólo la Dieta Mediterránea cuenta con el aval de la Organización Mundial de la Salud, pues «hay evidencias suficientes de que al evitar la obesidad, también ayuda a reducir el riesgo de padecer hasta 13 tipos de tumores», confirma González.
Despensa anti cáncer
En el caso del cáncer de mama, existen muchos factores de riesgo que están relacionados con nuestro estilo de vida y podemos evitar, como, por ejemplo, la obesidad, la mala alimentación, la falta de ejercicio, el consumo de bebidas alcohólicas, los anticonceptivos, etcétera.
En una despensa anti cáncer de mama no deben faltar los alimentos frescos, como frutas, verduras y hortalizas, así como los cereales integrales y las fibras, evitando los productos refinados, los azúcares, el alcohol y las grasas saturadas. «Existen ciertas áreas de investigación con vegetales del género brassica (coles, repollo, brócoli), con ciertos pigmentos vegetales antioxidantes (carotenos), semillas de lino, centeno, alfalfa y legumbre que de forma individual pueden ser positivos, pero sobre todo por su interrelación con la flora intestinal. En los próximos años podrán presentarse resultados interesantes», adelanta Botella.
«Solo la «Dieta mediterránea» cuenta con evidencias suficientes de que al evitar la obesidad, también ayuda a reducir el riesgo de padecer hasta 13 tipos de tumores
Una vez que aparece el cáncer de mama, la dieta es clave para mejorar el tratamiento, ya que «siempre se trabaja por evitar la desnutrición del paciente y minimizar las náuseas, el estreñimiento, la diarrea o la mala absorción de nutrientes que puede provocar la quimioterapia o la radioterapia», explica Pedro Robledo, jefe del Servicio de Dietética y Nutrición de MD Anderson Cancer Center Madrid. Y el futuro es prometedor, ya que, según Robledo, «la inmunoterapia ha estimulado el conocimiento y el aprendizaje de nuevas áreas de información nutricional a nivel molecular y genético como la nutrigenómica, que en breve nos orientarán sobre componentes fitoquímicos y nutrientes capaces de tener actividad terapéutica sobre el cáncer o sus síntomas».
Si bien es cierto que existen factores incontrolables como el envejecimiento, mutación en genes hereditarios o antecedentes familiares, que se esacapan de nuestro control. En cualquier caso, cambiar ciertos hábitos alimentarios y reducir la obesidad hará que estemos previniendo el cáncer de mama, entre otras enfermedades. Las recomendaciones son:
- Fomentar la dieta mediterránea, tan saludable, y que estamos perdiendo poco a poco. Se trata de una alimentación variada, equilibrada y sana, rica en frutas y verduras, aceite de oliva y pescado azul, principalmente. Hay que evitar o eliminar las grasas saturadas y el exceso de alcohol.
- Incluir alimentos que, según ciertos estudios, se les relaciona con la prevención del cáncer de mama. Estos son:
- Crucíferas como brócoli, coliflor y coles de bruselas. Se sabe que ciertos compuestos que se encuentran en estas verduras son capaces de desactivar o eliminar los estrógenos que producen este cáncer.
- Alimentos ricos en vitamina C. No solo previene el cáncer de mama, la vitamina C es un excelente antioxidante capaz de reducir los radicales libres, por lo que se le considera un increíble protector. Algunos estudios demuestran que el aporte de 380 mg de vitamina C al día pueden disminuir la probabilidad de padecer cáncer de mama en un 24%.
- Omega 3. Reduce el desarrollo del cáncer de mama y aumenta la eficacia de los medicamentos de quimioterapia. Este efecto protector puede tener relación con la reducción de la inflamación que puede alterar el sistema inmunitario y favorecer el desarrollo del cáncer. Podemos encontrarlo en el pescado azul y frutos secos como las nueces.
- Soja. Para la prevención del cáncer de mama, el consumo de soja a edades tempranas puede resultar muy importante por su efecto anticanceroso. Sin embargo, en mujeres que ya tienen o han padecido cáncer de mama su situación es diferente, ya que se cree que el consumo de soja por su contenido en isoflavonas puede favorecer el desarrollo de tumores mamarios.