Las alteraciones del sueño aumentan con la crisis y afectan ya al 40% de la población
Madrid, 16 marzo de 2012.- Los trastornos del sueño afectan en torno al 40% de la población española en algún momento de su vida y alteran la calidad de vida de las personas que los padecen. En momentos como el actual, en el que se vive una crisis económica, pueden aparecer más trastornos derivados de un estado de ansiedad mantenido, destaca el doctor Antonio Yusta Izquierdo, neurólogo del Hospital USP San Camilo de Madrid con motivo de la celebración este viernes del Día Mundial del Sueño.
La alteración del sueño más prevalente es el insomnio, explica el experto, que detalla que llega a afectar a un 20% de la población de manera crónica. Tiene múltiples causas, desde psicológicas a neurológicas. “La cantidad de sueño que necesita una persona es muy particular y varía según la edad. En niños recién nacidos puede ser de hasta 20 horas y muy fragmentadas; en la madurez suele estar entre 6 y 8 horas; y en la ancianidad entre 6 y 7, volviéndose a fragmentar el sueño”, informa el doctor Yusta Izquierdo.
El neurólogo hace hincapié en que el insomnio hay que tratarlo si altera el desempeño de la actividad de la vida diurna, no si solo nos pone nerviosos no poder dormir las horas que creemos que necesitaríamos.
Fases del sueño
El ser humano puede estar en tres situaciones: despierto, dormido en la fase de sueño noREM y dormido en la fase de sueño REM. REM es el acrónimo en inglés de movimientos rápidos de los ojos (rapid eyes movements). Cada una de estas fases tiene diferentes características:
1) El estar despierto se caracteriza por la consciencia, percibimos lo que ocurre a nuestro alrededor y podemos dar respuesta a los diferentes estímulos, tenemos tono en los músculos para mantener la postura, etc.
*2) En la fase de sueño noREM tenemos actividad muscular *(nos movemos en la cama) y la actividad cerebral se va ralentizando progresivamente.
3) En la fase REM del sueño no hay actividad muscular excepto en los músculos de los ojos y en los de la respiración y además aparece la actividad onírica (se producen los sueños que podemos o no recordar).
“Estos tres estados están regulados y organizados por el llamado ciclo circadiano o «reloj» biológico. Así en un determinado momento del día tendremos sueño, hambre, más capacidad de concentración, etc. También en momentos del día se segregarán un determinado tipo de hormonas, como los esteroides a primera hora de la mañana o la hormona del crecimiento mientras dormimos”, asegura el doctor Yusta.
En el cerebro, describe el neorólogo, existen unas estructuras que controlan este ritmo circadiano, las más importantes son el hipotálamo y los núcleos del tronco cerebral, como el ‘locus coeruleus’ – involucrada también en la respuesta al pánico y al estrés- y los núcleos del ‘rafe’ –que sirven para facilitar la detección y respuesta ante estímulos externos-. “Fármacos que actúen aquí tendrán un efecto sobre la regulación del sueño”, afirma.
Trastorno de fase en el insomnio: ritmo ‘adelantado’ y ‘retrasado’
Es normal que empecemos a tener sueño a partir de las 23 horas del día; si dormimos 7 horas de media significará que a las 6 ó 7 de la mañana estaremos descansados. El insomnio pude ser de conciliación, cuando nos cuesta quedarnos dormidos, o de despertar precoz, cuando nos despertamos demasiado pronto.
Una de las causas más frecuentes en el insomnio es el llamado trastorno de fase. Hay personas que tienen el ritmo circadiano ‘adelantado’ al de la media de la población y otras retrasado.
1) En el primero de los casos, al tener un ciclo circadiano ‘adelantado’, las personas tienen sueño ya a las 8 ó 9 de la tarde, por lo tanto a las 3 ó 4 de la madrugada se despertarán sin sueño y se quejarán de insomnio de despertar precoz.
2) Por el contrario, si se sufre de ritmo circadiano ‘retrasado’, la persona no comenzará a tener sueño antes de las 3 ó 4 de la madrugada. Como la mayoría se levanta alrededor de las 7 horas, durante las primeras horas de la mañana esta persona tendrá mucho sueño. Este tipo de insomnio, muy frecuente, no se debe tratar con fármacos sino con la llamada higiene de sueño, que consiste en ir acomodando, de manera paulatina, las horas de acostarse al ritmo de la media de la población normal.
Otras alteraciones del sueño o parasomnias
“Cuando una de las características de una de estas fases en las que puede estar el ser humano aparece en la otra es cuando se producen las alteraciones del sueño, que se denominan parasomnias”, relata el doctor Yusta. Así cuando en la fase de estar despierto aparece la atonía muscular (característico de la fase REM del sueño) hablaremos de la cataplejía. Si aparece una somnolencia intensa y pasamos rápidamente de estar despiertos a estar dormidos en la fase REM, el paciente tendrá una narcolepsia.
El término narcolepsia-cataplejía se refiere a estas alteraciones en las que el sueño se desestructura y es la parasomnia más frecuente, con una incidencia del 0,2% de la población (similar a la enfermedad de Parkinson). Se caracteriza porque, en ocasiones; el paciente no puede mover ningún músculo de su cuerpo -excepto la respiración y para mover los ojos- al final del sueño (parálisis del sueño), o sufre alucinaciones, como si soñase despierto, nada más tumbarse en la cama por la noche o antes de levantarse por la mañana (alucinaciones hipnagógicas o hipnopómpicas). “Esta enfermedad tiene un componente genético y con el tratamiento adecuado tienen muy buen control de los síntomas”, asegura el doctor Yusta Izquierdo.
Existen otras parasominias más raras como cuando aparece actividad muscular durante el sueño REM. En esta patología, común en personas mayores, el paciente se mueve como si actuase en su sueño, pudiendo sufrir traumatismos al caerse de la cama o incluso agredir a su acompañante sin ser consciente de ello. “Es importante el diagnóstico de esta enfermedad ya que puede ser el preámbulo de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson”, advierte.
El despertar confusional, por su parte, se caracteriza por una intromisión de los contenidos oníricos o del sueño que aparecen durante la fase REM al despertar el paciente. “En ocasiones se pueden confundir con crisis epilépticas”, señala en este caso el neurólogo.
Hay otras parasomnias más comunes como la somniloquia, que consiste en hablar en sueños, y algunas que aparecen más en una edad determinada como las pesadillas, los terrores nocturnos y el sonambulismo que se ven más en niños y en jóvenes.
El doctor Antonio Yusta concluye que sea cual sea la patología que se padezca, hay que evitar siempre la automedicación, ya que el abuso crónico puede tener importantes efectos secundarios.