NC&T, Enero de 2011.
Médicos y nutricionistas llevan mucho tiempo recomendando hábitos alimentarios sanos para reducir el riesgo de contraer ciertas enfermedades y para gozar de una mejor calidad de vida. Ahora, un nuevo estudio aporta algunas de las pruebas más fehacientes obtenidas hasta hoy de que las personas que siguen dietas sanas no sólo disfrutan de mejor salud sino que además viven más tiempo.
En el estudio, el equipo de Amy L. Anderson y Nadine R. Sahyoun, ambas del Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos en la Universidad de Maryland, junto a sus colaboradores de otras cinco instituciones, han constatado que las dietas que favorecen el consumo de alimentos saludables están asociadas a una mortalidad significativamente reducida cuando se comparan con dietas ricas en azúcar y en grasas. En el estudio, se analizaron las asociaciones de patrones dietéticos con tasas de mortalidad, a través del estudio de los patrones de alimentación de más de 2.500 adultos con edades de entre 70 y 79 años, durante un período de 10 años.
Los resultados de este estudio sugieren que las personas de la tercera edad que siguen las recomendaciones alimentarias actuales de consumir cantidades relativamente altas de verduras, frutas, cereales integrales, productos lácteos descremados o bajos en grasas, carne avícola y pescado, son más propensos a disfrutar de un mejor estado nutricional, una mayor calidad de vida y una supervivencia más alta que quienes no siguen estas pautas.
Sorprendentemente, pocos estudios han investigado las asociaciones de los patrones alimentarios empíricos con la mortalidad.
Este estudio es el primero en revisar las pautas alimentarias de un conjunto de personas de más de 70 años relativamente grande y diverso de EE.UU., y también el primero en analizar las asociaciones de estos patrones alimentarios con la supervivencia. Este estudio es por ahora único en cuanto a que también valora la calidad de vida de los participantes y su estado nutricional a través de análisis bioquímicos detallados.
En muchos países, en los últimos tiempos las principales causas de muerte han dejado de ser las enfermedades contagiosas para pasar a ser las enfermedades crónicas y relacionadas con el envejecimiento, como por ejemplo las dolencias cardiovasculares y el cáncer. Estas enfermedades crónicas se ven bastante influidas por la dieta.
Muchas investigaciones previas ya han vinculado el sobrepeso y la obesidad con las enfermedades crónicas y relacionadas con el envejecimiento, como las dolencias cardíacas, la diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer y los derrames cerebrales, todos los cuales pueden verse influidos por la dieta. Se estima que entre los años 2000 y 2030, la cantidad mundial de adultos de 65 o más años aumentará en más del doble, pasando de unos 420 millones a cerca de 973 millones.
«Nuestro estudio apoya las recomendaciones actuales para una alimentación saludable», dijo Sahyoun, «y si la gente ve la asociación directa proporcionada por este estudio con una vida más larga y con una mejor calidad de vida, entonces tal vez más gente va a reconocer la importancia de adoptar estas recomendaciones, incluso a edades más avanzadas, como parte de un estilo de vida saludable.»