Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para prevenir el sobrepeso y la obesidad

Resumen del consenso FESNAD-SEEDO

El artículo es un resumen del Documento de Consenso de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) sobre el papel de la dieta en la prevención y el tratamiento de la obesidad y el sobrepeso.

En él se recogen 31 recomendaciones que son de aplicación a sujetos adultos que, salvo la obesidad, no presenten otras patologías. Se pretende que el consenso pueda servir de referente a los profesionales de la salud en su labor de diseñar estrategias nutricionales de prevención o tratamiento de la obesidad y el sobrepeso.

A continuación se enumeran de manera resumida dichas recomendaciones:

  1. Densidad energética. El aumento de peso puede prevenirse mediante dietas que contengan alimentos con baja densidad energética.
  2. Equilibrio energético y ambiente obesogénico. Deben arbitrarse estrategias que hagan posible la disponibilidad alimentaria y el acceso a alimentos saludables, en especial a frutas y hortalizas, para crear ambientes favorables para mantener el IMC medio poblacional.
  3. Equilibrio energético: comer fuera de casa. Limitar el consumo habitual (frecuencia de más de una vez a la semana) de fast food puede evitar la ganancia de peso debido a este factor.
  4. Equilibrio energético: tamaño de las raciones. La utilización de raciones de menor tamaño limita la ingesta energética.
  5. Dieta mediterránea. Una mayor adherencia a la dieta mediterránea podría prevenir el sobrepeso y la obesidad y prevenir el aumento del perímetro abdominal.
  6. Dietas vegetarianas. El consumo de dietas vegetarianas podría conducir a una menor ganancia de peso con el tiempo en adultos sanos.
  7. Hidratos de carbono. Las dietas para adultos sanos que pretenden prevenir la ganancia de peso deben contar con una presencia importante de hidratos de carbono complejos (superior o igual al 50% del aporte energético total, aproximadamente).
  8. Lípidos. Para prevenir la ganancia de peso en adultos sanos resulta de mayor importancia el control de la ingesta energética total, que el de la ingesta de grasas totales.
  9. Fibra dietética. Aumentar el consumo de fibra a partir de alimentos de origen vegetal puede evitar la ganancia de peso en adultos sanos.
  10. Etanol. Limitar el consumo alto de alcohol podría prevenir la ganancia de peso debida a este factor.
  11. Frutas y hortalizas. La prevención dietética del aumento de peso puede modularse mediante dietas que contengan un contenido alto de fruta y hortalizas.
  12. Cereales integrales. Se recomienda que, para la prevención de la ganancia de peso, la dieta contenga una cantidad importante de cereales integrales.
  13. Bebidas azucaradas. Limitar la frecuencia de consumo de bebidas azucaradas puede conducir a una menor ganancia de peso con el tiempo.
  14. Frutos secos. El consumo moderado de frutos secos presenta ventajas para prevenir enfermedades crónicas, sin que ello comprometa el riesgo de ganancia de peso.
  15. Carne. Limitar el elevado consumo de carne y productos cárnicos puede evitar la ganancia de peso debida a este factor.
  16. Dieta hipocalórica equilibrada. Patrones de alimentación. Es suficiente un déficit energético de entre 500 y 1.000 kcal diarias sobre las necesidades energéticas del paciente obeso adulto para producir una pérdida de peso del 8% en los primeros 6 meses de tratamiento.
  17. Dieta hipocalórica equilibrada. Patrones de alimentación. La disminución del tamaño de las raciones consumidas y/o de la densidad energética de la dieta son medidas estratégicas efectivas para disminuir peso en pacientes obesos a través del tratamiento dietético.
  18. Dietas modificando grasas vs hidratos de carbono. Para potenciar el efecto de la dieta en la pérdida de peso no es útil disminuir la proporción de hidratos de carbono e incrementar la de grasas.
  19. Dietas modificando grasas vs hidratos de carbono. Para el control del colesterol LDL del obeso es eficaz la realización de una dieta baja en grasas, mientras que los niveles de colesterol HDL y triglicéridos se controlan mejor realizando una dieta baja en hidratos de carbono.
  20. Dietas modificando grasas vs hidratos de carbono. Las dietas bajas en hidratos de carbono no deben contener un elevado porcentaje de grasas de origen animal.
  21. Dietas enriquecidas en fibra. En el tratamiento de la obesidad, los suplementos de fibra (fundamentalmente glucomanano) pueden aumentar la eficacia de la dieta en la pérdida de peso.
  22. Dietas enriquecidas en fibra. Los obesos con alteraciones lipídicas se pueden beneficiar de la prescripción de dietas enriquecidas con fibra o suplementos de fibra (fundamentalmente glucomanano).
  23. Dietas de bajo índice glucémico. No se puede recomendar la disminución de índice glucémico y carga glucémica como estrategia específica en el tratamiento dietético de la obesidad.
  24. Dietas hiperproteicas. En el tratamiento de la obesidad no se recomienda el inducir cambios en la proporción de proteínas de la dieta.
  25. Dietas hiperproteicas. Para garantizar el mantenimiento o incremento de la masa magra, durante una dieta hipocalórica, resulta eficaz aumentar el contenido de proteínas de la dieta por encima de 1,05 g/kg.
  26. Dietas hiperproteicas. Si se prescribe una dieta hiperproteica se debe limitar el aporte de proteína de origen animal para prevenir un mayor riesgo de mortalidad a largo plazo.
  27. Dietas de sustitución de comidas o meal replacement. La sustitución de algunas comidas por sustitutos de comidas, en el contexto de dietas hipocalóricas, puede resultar de utilidad para la pérdida de peso y el mantenimiento del peso perdido en adultos obesos o con sobrepeso.
  28. Dietas de muy bajo contenido calórico. Las dietas de muy bajo contenido calórico se podrán utilizar en el tratamiento del paciente con obesidad, atendiendo a una indicación clínica concreta y con un seguimiento médico estrecho.
  29. Dietas de muy bajo contenido calórico. Las dietas de muy bajo contenido calórico no se deben utilizar en los pacientes que no cumplan las indicaciones y requisitos establecidos).
  30. Dietas de muy bajo contenido calórico. La utilización de dietas de muy bajo contenido calórico puede justificarse en el preoperatorio de la cirugía bariátrica en pacientes con esteatosis hepática y aumento del riesgo quirúrgico, bajo control médico y considerando los posibles efectos adversos que pueden observarse.
  31. Dietas de muy bajo contenido calórico. La utilización de dietas de muy bajo contenido calórico con productos comerciales podría justificarse en el postoperatorio inmediato de la cirugía bariátrica, para contribuir a que el paciente alcance un aporte proteico adecuado.

Autores: Gargallo Fernández M, Marset JB, Lesmes IB, Izquierdo JQ, Sala XF, Salas-Salvadó J; Grupo de Consenso FESNAD-SEEDO.

Fuente: Endocrinología y Nutrición 2012; 59(7):429–37.