La evidencia científica rebate creencias muy arraigadas sobre la obesidad

  • Médicos y expertos en nutrición coinciden en afirmar que la dieta constituye un pilar fundamental en el tratamiento y prevención de esta enfermedad

Jano.es, Octubre 2011

Médicos y expertos en nutrición coinciden actualmente en afirmar que, a pesar de que la obesidad debe abordarse de forma integral, la dieta constituye un pilar fundamental, tanto en su tratamiento como en su prevención, pero lo cierto es que el tratamiento dietético tradicional, aun correctamente realizado, tampoco obtiene, de forma sostenida, unos resultados completamente satisfactorios, debido, sobre todo, a la falta de seguimiento por parte del paciente.

Por otra parte, la aparición de dietas heterodoxas, las populares ‘dietas milagro’, han obligado a sociedades científicas y agencias sanitarias a revisar todos los aspectos relacionados con la dieta del paciente obeso para poder tomar una postura y ofrecer respuestas a las posibles ventajas de patrones dietéticos distintos de los habitualmente prescritos.

Desde esta perspectiva, y en el marco del Congreso de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), celebrado estos días en Barcelona, se ha presentado el documento ‘Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento de la obesidad e adultos’.

Este trabajo ha analizado datos científicos publicados entre el 1 de enero de 1996 y el 31 de enero de 2010 sobre eficacia, ventajas e inconvenientes de los diferentes enfoques nutricionales que se han aplicado en la prevención y el tratamiento de la obesidad. Algunas de las conclusiones del documento desafían creencias muy extendidas, como la de que los adultos que no desayunan tienen mayor riesgo de sobrepeso y obesidad o la de que tomar aperitivos se asocia con el incremento de peso: el consenso afirma que las investigaciones sobre este asunto son “controvertidas e inconsistentes”.

En cambio, el estudio ha hallado evidencia del más alto nivel que demuestra que la ausencia de supermercados con disponibilidad de frutas y hortalizas o su ubicación a grandes distancias de núcleos humanos, sobre todo si son económicamente desfavorecidos, son factores determinantes de un mayor índice de masa corporal (IMC) medio poblacional. En resumen: existen ambientes obesogénicos.

Comer frecuentemente fuera de casa y consumir comida rápida más de una vez por semana también son factores con un grado 1+ de evidencia científica (el más elevado en una escala del 1 al 4). La dieta mediterránea obtiene cierto grado de evidencia (2-) en la prevención del sobrepeso y la obesidad, mientras que se otorga un 2+ a las evidencias de que una mayor adherencia a la dieta mediterránea podría prevenir el aumento del perímetro abdominal. Los estudios analizados apoyan, por otra parte, la creencia de que un consumo alto de frutas y hortalizas está relacionado con un menor incremento del peso en adultos a largo plazo (grado de evidencia 2+). Asimismo, recomiendan limitar el consumo de bebidas azucaradas por su vinculación a IMC mayores (2+) y en cambio no han hallado evidencia ni positiva ni negativa de que el consumo de aceite de oliva o frutos secos pueda asociarse a la ganancia de peso.

El director de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, Dr. Roberto Sabrido, ha presentado este Consenso FESNAD-SEEDO acompañado de su coordinador, el Dr. Manuel Gargallo; el presidente de la Federación Española de Sociedades de Nutrición Alimentación y Dietética (FESNAD), Dr. Jordi Salas-Salvadó, y el presidente de la SEEDO, Dr. Xavier Formiguera.