Té verde frente a la apnea del sueño

  • Según un nuevo estudio, algunas sustancias de esta influsión parecen proteger al cerebro frente al daño neurológico que produce la apnea.

JANO.es, 27 de Mayo de 2008

Un nuevo estudio, publicado en el “American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine” indica que ciertas sustancias del té verde protegen al cerebro frente al daño neurológico que produce la apnea del sueño.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Louisville (Estados Unidos) halló que los antioxidantes del té verde añadidos al agua que bebían protegían el cerebro de ratas durante los períodos de falta de oxígeno producidos para simular los efectos de la apnea obstructiva del sueño.

Estos resultados sugieren que las sustancias del té verde deberían estudiarse mejor como una posible terapia para la apnea.

Sin tratamiento, este trastorno produce efectos perjudiciales en el organismo; está relacionada con la hipertensión y la literatura demuestra que las caídas intermitentes del nivel de oxígeno en el cerebro producen problemas de memoria.

En el nuevo estudio, el equipo dirigido por el Dr, David Gozal, analizó si las sustancias de té verde llamadas polifenoles protegerían al cerebro de esa falta de oxígeno. Las catequinas actúan como antioxidantes, lo que significa que neutralizan las partículas que producen daño celular, llamadas radicales libres de oxígeno. Los radicales libres son subproductos normales del metabolismo, pero en exceso producen estrés oxidativo.

Una hipótesis señala que la falta de oxígeno que produce la apnea del sueño provocaría estrés oxidativo, lo que, por lo menos en parte, explicaría los problemas cognitivos que sufren pacientes con este trastorno del sueño.

El equipo halló que cuando las ratas quedaban periódicamente expuestas a segundos de falta de oxígeno durante 14 días, aumentaban los signos de estrés oxidativo en el cerebro de los animales. Sin embargo, esto no ocurrió cuando las ratas recibían agua con polifenoles del té verde.

Es más, comparadas con las ratas que recibían agua común, rendían mejor en pruebas estándar de aprendizaje y memoria, realizadas en un «laberinto» acuático diseñado para que los animales recuerden cómo escapar de la plataforma.