Puerros, depurativos y superligeros

Braseados, guisados, con diferentes salsas, gratinados, en sopas… estas hortalizas resultan exquisitas de mil formas. Y además no engordan. Tienen la ventaja de aportar sólo 26 calorías por 100 gramos.

De estos sí puedes comer hasta hartarte, si los tomas como si fuesen espárragos cocidos. Además si prescindes de las salsas más calóricas y utilizas las técnicas más ligeras te permiten conseguir primeros platos que no engordan nada, nada. Admiten salsas suaves de queso y guarniciones de jamón cocido o serrano, de huevo picado, champiñones, puré de patatas, alcaparras, pepinillos en vinagre… La acertada selección de esos otros ingredientes suaviza su aroma algo agresivo y ayuda a conseguir un sabor finísimo. Los puedes tomar fríos, templados o calientes, como condimento o como un delicioso primer plato de verdura. Pertenecen al género Allium, que incluye las cebollas y los ajos.

Sus cualidades una a una

El responsable de su peculiar olor, muy similar al de la cebolla, pese a ser menos intenso, es un aceite volátil, el sulfuro de alilo. Descubre las principales propiedades de esta hortaliza:

  • Su escaso valor calórico los hace perfectos en dietas bajas en calorías, además ayudan a mantener el peso.
  • Resultan muy ricos en fibra, por tanto su ingesta combate la pereza intestinal.
  • Son un excelente depurativo de la sangre y combaten la retención de líquidos.
  • Aportan potasio, calcio, fósforo y hierro; también vitaminas A y C, estas últimas en especial en la parte verde, y vitamina E, folato y vitamina B1.

Comprar y conservar

Los puerros son una de las variedades de la familia de las cebollas y se parecen mucho a las cebolletas. A la hora de acudir al mercado, para adquirir estos sabrosos bulbos comestibles, necesitas saber:

  • Los mejores ejemplares son los que tienen la base blanca y las hojas apretadas; si las hojas se abren en las puntas indican que son duros.
  • Hay que descartar los que están descoloridos, lacios y con partes dañadas. Los más sabrosos y tiernos son los pequeños y de mediano tamaño.
  • Lo mejor para conservarlos por más tiempo es enterrarlos en el jardín o en una maceta, de ese modo se mantienen frescos 1 mes más.
  • En el frigorífico, una vez cortadas las raíces y la parte dura, se conservan hasta 5 días, sin trocear, para que no den sabor al resto de los alimentos.
  • También se pueden congelar, sólo los más pequeños o de mediano tamaño. Se lavan bien y se blanquéan escaldándolos unos segundos. Se introducen en el congelador envasados en un tupper, con su líquido de cocción, enteros o troceados, dependiendo del uso que se les vaya a dar. Así cocidos o al vapor, en su propio jugo, se conservan en el congelador durante 1 año.
  • Una vez cocidos no deben conservarse más de 24 horas, ni siquiera en la nevera, porque pueden ocasionar trastornos digestivos.

Córtalos así a rodajitas

Si deseas preparar quiches, sopas, guisos… debes cortarlos a rodajas, anchas o estrechas, según desees. La parte comestible ocupa unos dos tercios de la pieza, osea todo lo blanco, con un poco de la parte verde. El extremo verde oscuro no se tira, guárdalo para preparar sopas, caldos y potajes. El proceso para trocearlos es el siguiente:

  1. Practica unos cortes en la parte verde del puerro; enjuágalo bien bajo el grifo, para quitarle la tierra; escúrrelo y sécalo.
  2. Córtalo por la mitad, con ayuda de un cuchillo de cocina; dispón la parte cortada hacia abajo y a continuación córtalo transversalmente, en trozos del tamaño deseado.

Usos en la cocina muy sabrosos

  • En crudo se utilizan en ensaladas, a las que aportan un sabor pronunciado a cebolla. Se cortan en rodajitas y se empujan por el centro, para que salgan los aritos.
  • Picados se emplean como condimento de guisos, estofados, caldos y para cocer pescados o aves; en general se rehogan primero en unas gotas de aceite.
  • Sirven para aromatizar aceite o vinagre para ensaladas. Simplemente hay que introducir unas hojas de puerro en las botellas.
  • Se emplean hojas de puerro para envolver ramitos de aromáticas, atados, que se añaden a los guisos y se retiran una vez hechos.
  • En rodajitas y al vapor, son una excelente guarnición, exquisita si los sirves con un aliño de nata agria o con mayonesa light con tomate.
  • En general admiten los mismos usos que la cebolla y además su aroma es mucho más sutil.

En zumo Estupendos

El zumo de puerros tiene excelentes cualidades para nuestra salud, es muy rico en nutrientes, en especial tiene propiedades antioxidantes, vigorizantes y beneficiosas para el sistema defensivo. También resulta apropiado para combatir la artritis y otras afecciones inflamatorias. Tiene un sabor a cebolla, pero algo más suave, y resulta un buen relajante para el sistema nervioso. Puedes tomarlo como piscolabis, a media mañana o a la hora de la merienda e incluso antes de ir a la cama.

Ricos, riquísimos: recetas

Vol-au-vent de puerros y langostinos

fríe una cebolla picada, 6 puerros lavados y en rodajas y 2 calabacines en dados, rehógalo hasta que esté tierno. Saltea 18 langostinos pelados y añádelos a las verduras. Bate 4 huevos, agrégales 4 cucharadas de leche evaporada y añade el batido sobre las verduras. Calienta los vol-au-vent en el horno, rellénalos y hornéalos hasta el momento de servir.

Macarrones con salsa de puerros

cuece 250 g de macarrones en agua con sal, 12 minutos; mientras pela y corta 3 puerros y rehógalos en 4 cucharadas de aceite, junto con un puñadito de piñones y de nueces peladas, añade una pechuga de pollo, y riega con un botellín pequeño de cava, déjalo cocer tapado 1/2 hora; pica la pechuga y pasa la salsa por la batidora. Mezcla todo con la pasta.

Al horno

se lavan bien los puerros, se cuecen y se escurren. Se cubren con leche evaporada y puré de patata y se hornean hasta que se dore la cobertura. Otra posibilidad es añadir tomate frito y queso rallado, antes de hornear.

Cocidos con salsa

se lavan bien los puerros, se escurren y se sirven como si fuesen espárragos, con mayonesa light o salsa rosa y adornados con huevo duro muy picado, aceitunas negras, nueces picadas o pipas de girasol. Otra opción es cocerlos enteros en vino blanco, agua, aceite de oliva y semillas de cilantro.