- La prestigiosa publicación “New England Journal of Medicine” alerta sobre la ineficacia de gravar impuestos sobre ciertos alimentos para combatir el sobrepeso.
- Existe un nuevo repunte en las tasas de obesidad y el sedentarismo aparece como uno de los principales motivos de las alarmantes cifras.
- Según la OMS, anualmente mueren 1,9 millones de personas en todo el mundo a causa de la inactividad física.
Agencias, marzo de 2010.- Unos 1.500 millones de personas sufrirán sobrepeso en 2015, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y las autoridades políticas buscan soluciones para detener ese impacto. Una de ellas es gravar impuestos sobre ciertos alimentos, aunque la comunidad científica duda de la eficacia de una medida así, situando el sedentarismo como el gran enemigo en la lucha contra la obesidad.
La publicación científica New England Journal of Medicine, la más prestigiosa dentro de la comunidad científica y máxima referencia entre los profesionales de la medicina, expresó recientemente sus serias dudas sobre la opción de gravar impuestos contra determinados tipos de alimentos y bebidas como medida eficaz para combatir la obesidad.
De esta forma, tres médicos revisaron otros tres artículos científicos (publicados en 2004, 2007 y 2009) y llamaron la atención sobre la ineficacia de gravar los refrescos para luchar contra la obesidad.
Michael J. Rinaldi, del Heart and Vascular Institute de Charlotte, reseñó sus dudas sobre esta eventual medida y se preguntó: “¿Debería aplicarse a todos los productos nutricionalmente menos interesantes y a la comida rápida? Y, si se trata de una medida de salud pública para reducir los costos de recursos sanitarios, ¿por qué no introducir también impuestos adicionales, por ejemplo en vehículos y armas, también responsables de muchas muertes y gastos sanitarios?”.
El sedentarismo, principal causa
El sedentarismo se sitúa ya como uno de los principales motivos, si no el que más, del aumento de los índices de obesidad en todo el mundo. Según la OMS, anualmente mueren 1,9 millones de personas en todo el mundo a causa de la inactividad física, que deriva en patologías crónicas y perniciosas para la salud. Sólo en la Unión Europea hay más de dos millones de personas inactivas y en España sólo el 40 por ciento de los adultos realiza actividad física.
La Revista Española de Cardiología publicó en marzo un estudio realizado por La Universidad de Queensland, en Brisbane (Australia), en el que los autores realizaron mediciones antropométricas para determinar la adiposidad general y determinaron una serie de biomarcadores del riesgo cardiovascular. En sus resultados, describieron “asociaciones significativas entre el tiempo empleado en una conducta sedentaria o la grasa corporal y los biomarcadores del riesgo cardiovascular” en un grupo de jóvenes situado entre los 13 y los 16 años de edad.
Necesidad de un plan de intervención
Los autores del estudio también encontraron “asociaciones nocivas” del tiempo dedicado a la televisión con los marcadores cardiometabólicos incluso en los individuos que cumplen lo establecido en las directrices de salud pública para la actividad física (a los que, por lo tanto, se consideraría “activos”). Este mismo trabajo señala a los adolescentes como “grupo diana clave” dentro del sedentarismo.
El trabajo concluye afirmando: “Hay una necesidad crucial de desarrollar una gama más amplia de oportunidades para que niños, adolescentes y adultos tengan más actividad física y dispongan de formas prácticas y realistas de dedicar menos tiempo a estar sentados dentro del contexto normal de sus actividades diarias”.
En las últimas semanas se añadió un debate encendido sobre la necesidad o no de gravar impuestos contra diversos aspectos de la cadena alimenticia como medida para detener el impacto del sobrepeso. Pero estas eventuales medidas no están nada claras.
Un repunte “dramático”
La propia OMS sitúa como principales causas de esta lacra al sedentarismo, los hábitos de vida poco saludables y una mala nutrición.
Otro estudio de la OMS incide en que casi 400.000 ciudadanos estadounidenses fallecerán debido a enfermedades coronarias en 2010, lo que supondrá que los efectos de los avances en medicina cardiovascular “se estancarán” mientras la población “siga engordando”.
Desde los años 70, las tasas de fallecimientos por enfermedad cardiovascular han descendido la mitad gracias a reducciones de colesterol, de tabaco y al aumento de la actividad física. Sin embargo, desde los años 90 estos logros se han frenado, debido al repunte “dramático” de la obesidad, la diabetes, así como por la subida de la tensión arterial en las mujeres.
España se encuentra, junto a Italia, a la cola de los países europeos en cuanto a actividad física, por detrás de naciones que, por ejemplo como Finlandia, tienen condiciones climatológicas muchísimo peores. En ello influiría el estilo de vida latino, en el que se trabaja sin horario y no hay lugar para el ocio, además de la laguna existente en los servicios médicos a la hora de abordar este tema, lo que facilitaría la escasa concienciación.
Sobrepeso y riesgo de enfermedades crónicas
La OMS define el sobrepeso como un Índice de Masa Corporal (IMC) igual o superior a 25, y la obesidad como un IMC igual o superior a 30. Estos umbrales sirven de referencia para las evaluaciones individuales, pero hay pruebas de que el riesgo de enfermedades crónicas en la población aumenta progresivamente a partir de un IMC de 21.
La OMS calcula que en 2015 habrá aproximadamente 2300 millones de adultos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad.