- Entre el 30 y el 50% de los niños con enfermedades reumáticas arrastra su dolencia desde la infancia hasta la edad adulta.
- Las enfermedades reumáticas en la infancia influyen en aspectos de la vida del niño como son el físico, el emocional y el social. Por este motivo es importante el apoyo psicosocial y educativo al paciente y su familia.
- La artritis idiopática juvenil es la enfermedad reumática más común en niños, así como la que puede generar un mayor grado de invalidez y una de las principales causas del desarrollo de alteraciones de la densidad de la masa ósea.
Madrid, 15 de diciembre de 2009.- Aunque normalmente se asocian a la tercera edad, o al menos a la edad adulta, las enfermedades reumáticas en la infancia y adolescencia son la segunda causa de dolencia crónica en este tramo de población, sólo superadas por la diabetes.
En nuestro país, las enfermedades de este tipo afectan a uno de cada mil niños, y entre el 30 y el 50 por ciento las arrastra hasta la edad adulta. A pesar de que la incidencia y prevalencia es baja con respecto a otras dolencias como el asma infantil, la enfermedad celíaca o la diabetes, las enfermedades reumáticas son un importante problema de salud en la infancia.
Tal y como indica la Dra. Silvia Rodríguez, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Madrid Sanchinarro, que ha participado en el XIII Congreso anual de la Sociedad de Reumatología de la Comunidad de Madrid (SORCOM), “se trata de enfermedades que pueden causar limitaciones y, en ocasiones, importantes discapacidades no sólo en esta etapa de la vida, sino también en otras más avanzadas”.
La más común de estas las enfermedades reumáticas en la infancia es la Artritis Idiopática Juvenil (AIJ), que es también la que puede generar un mayor grado de invalidez. Además, esta enfermedad inflamatoria crónica es una de las principales causas del desarrollo de osteoporosis en niños y alteraciones de la densidad de la masa ósea.
Importancia del desarrollo óseo
Sin duda alguna, el hecho de padecer enfermedades de este tipo durante la niñez y la adolescencia repercute de forma negativa en lo que sería un aumento óseo normal.
«El incremento de la masa ósea es muy elevado durante los tres primeros años de vida y desciende hasta que se inicia la pubertad. Es en esta época, durante la adolescencia, donde se produce entre el 40 y el 60% de esta masa ósea, que disminuye hasta estabilizarse entre los 20 y los 25 años, momento en el que se alcanza el pico de masa ósea máximo», indica la Dra. Rodríguez.
«Cualquier factor que afecte al crecimiento o a la mineralización ósea durante estas etapas puede producir una disminución del pico de masa ósea, lo que conlleva una predisposición al desarrollo de osteoporosis en la edad adulta, pudiendo el riesgo de fractura estar aumentado de por vida».
Por otro lado, la osteoporosis infantil también está asociada a otras enfermedades como el cáncer o desarreglos nutricionales. “En este sentido, es muy destacable el aumento significativo de la supervivencia de niños y adolescentes que han sufrido leucemia, linfoma u otros tumores sólidos”, subraya la Dra. Rodríguez. “Hemos de prestar gran atención a los efectos secundarios que sus medicaciones puedan provocar en el metabolismo óseo”.
Las enfermedades reumáticas en la infancia influyen sobremanera en varios aspectos de la vida del niño, no sólo en cuanto a aspectos físicos, sino también aquéllos sociales y emocionales. “Siempre que veamos a un niño, no debemos olvidar que tenemos que actuar no sólo con vistas a resolver la situación que le ha llevado a nuestra consulta, también tenemos que tener siempre presente que esto puede y, a menudo suele, tener repercusiones a largo plazo”, afirma la Dra. Rodríguez. “Además, hemos de realizar un abordaje multidisciplinar en el que se incluyan reumatólogos, pediatras, rehabilitadores, etc., y donde el apoyo psicosocial y educativo tanto al paciente como a las familias sea fundamental”.
Pocos estudios de intervención terapéutica
A diferencia de lo que ocurre con el arsenal terapéutico para las dolencias reumáticas en adultos, apenas existen estudios para tratamientos infantiles, por lo que se extrapolan resultados aplicándolos a niños y adolescentes.
Tal y como indica la Dra. Rodríguez, “la diferencia fundamental entre las actuales terapias farmacológicas para los pacientes adultos e infantiles es la pauta de administración, que se ajusta al peso de cada uno. Nos encontramos muy por detrás de los trabajos e investigaciones que se realizan para los pacientes de edad más avanzada”. Además, añade, estas terapias hay que solicitarlas como uso compasivo porque no están indicadas, no constan en ficha técnica para su uso en osteoporosis en estas edades.
Esto indica que todavía son muchas las preguntas que no cuentan con respuesta en relación a la salud ósea infantil y las enfermedades reumáticas en niños y adolescentes, lo que convierte este campo en un desafío tanto para el tratamiento como para la investigación clínica.
Una exposición adecuada al sol y actividad física, así como adquirir unos hábitos nutricionales adecuados ya desde pequeños, son criterios importantes a la hora de poder prevenir que estas dolencias óseas, entre ellas la osteoporosis infantil, se agraven. “Asimismo, es necesario controlar la actividad inflamatoria de la enfermedad en cuestión e intentar usar corticoides con la mínima dosis eficaz y el menor tiempo posible”, insiste la Dra. Rodríguez.