- Los hábitos alimenticios y el metabolismo de las grasas están coordinados por respuestas independientes del sistema nervioso ante la percepción de la disponibilidad de nutrientes.
El Médico Interactivo 5-06-08
La delgadez y la obesidad no están sólo determinadas por los hábitos de alimentación, según sugiere un estudio de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) que se publica en la revista Cell Metabolism.
Los investigadores descubrieron que aunque la alimentación y la grasa depende de los niveles de serotonina en el sistema nervioso, este mensajero nervioso actúa a través de canales independientes para controlar qué hacer con las calorías una vez se han consumido.
Según explica Kaveh Ashrafi, autor del estudio, si los resultados en modelos experimentales pueden ser extrapolables a los humanos podrían desvelar los orígenes evolutivos ancestrales de la serotonina y el descubrimiento tendría implicaciones clínicas.
«Desde una perspectiva clínica, esto podría significar que se podrían desarrollar estrategias terapéuticas para manipular el metabolismo de la grasa de forma independiente a lo que comemos», señala Ashrafi.
El investigador explica que ahora la atención se centra sobre todo en la conducta de alimentación y que a pesar de su importancia es sólo una parte de la historia. «Si la lógica del sistema se conserva entre las especies, una estrategia que se centre sólo en la conducta no puede llegar muy lejos. Podría ser una razón por la que las dietas fallan», añade.
Los investigadores descubrieron en el modelo experimental del gusano ‘C.elegens’que el control de la alimentación por la serotonina supone receptores cuyo funcionamiento no requieren el control de las grasas.
Según Ashrafi, en vez de ello, los efectos del mensajero nervioso sobre la grasa dependen de un canal neuronal separado y un receptor que activa señales que conducen a la descomposición de la grasa. Los subproductos de ese proceso generado en la grasa se convierten en un ciclo completo y controlan la conducta de alimentación.
Los descubrimientos muestran que, como en los mamíferos, en este modelo, la conducta de alimentación depende de estímulos en el ambiente así como de estímulos internos. Además, según los investigadores, la obesidad y la delgadez no están sólo determinadas por la conducta de alimentación. En vez de ello, el metabolismo de las grasas está coordinado por respuestas del sistema nervioso ante la disponibilidad de nutrientes.
Los investigadores señalan que tanto en los gusanos ‘C. elegans’ como en los mamíferos, los altos niveles de serotonina conducen a la pérdida de grasa mientras que los niveles bajos de serotonina conducen a la acumulación de grasas. Sin embargo, existen algunas diferencias. En los gusanos, cuando la serotonina está alta aumenta la alimentación y desciende la grasa. Por otro lado, los altos niveles de serotonina conducen a las personas a comer menos y a liberar grasas.
Según los autores, la percepción de escasez de alimentos conduce a cambiar el estado metabólico para favorecer la conservación de energía y el direccionamiento de los nutrientes hacia las reservas de grasas.
A pesar de estas diferencias, Ashrafi señala que dadas las contribuciones del mecanismo de la serotonina al equilibrio energético entre las especies es posible especular que los genes humanos reguladores de las grasas independientes de la alimentación identificados en el estudio puedan regular de forma similar el equilibrio energético.