La Nacion, 19 de Mayo de 2004
Aunque parezca algo de ciencia ficción o el sueño de todo gordo, el aparato que quita el hambre existe: es un marcapasos que se coloca debajo de la piel del abdomen a través de una simple operación.
Inventado por un cirujano italiano, Valerio Cigaina, que lo patentó en 2000, el llamado «estimulador gástrico» (Igs) logra que los obesos coman menos.
¿Cómo? Según explicó a La Nacion Franco Favretti, jefe del departamento de cirugía del hospital regional de Vicenza (en el norte de Italia), el marcapasos, mediante estímulos eléctricos, produce la sensación de saciedad, algo fundamental a la hora de dejar de comer.
«Hay descargas eléctricas que pasan por este marcapasos, que son muy pequeñas, del orden de los milivoltios, que son transmitidas por un electrodo a la pared del estómago. Estas descargas dan la sensación de saciedad», dijo.
¿Por qué? «Probablemente porque estos impulsos eléctricos alteren la peristalsis del estómago o hagan que se segreguen unas hormonas gastrointestinales o estimulen el nervio vago. Estos son los tres mecanismos que están en la base de todo», afirmó, en una conversación telefónica.
El marcapasos tiene la dimensión de una cajita de fósforos, pesa 55 gramos, se implanta con una intervención quirúrgica de menos de una hora debajo de la piel del abdomen y se conecta, a través de un cable, a un electrodo insertado en la pared del estómago.
Aunque se trata de algo poco conocido, Favretti contó que el marcapasos que combate la obesidad -inventado por un italiano, pero desarrollado más tarde en los Estados Unidos- es un producto ya disponible en Europa desde 2001, donde superó la fase experimental. Lo novedoso es que el hospital regional de Vicenza, donde trabaja, fue seleccionado por la Food and Drugs Administration norteamericana como el único centro europeo donde se realizará un estudio clínico que, si todo sale bien, dará luz verde al producto en los Estados Unidos, uno de los países del mundo más afectados por el flagelo de la obesidad.
Favretti, que ya seleccionó a treinta pacientes con ese fin, explicó que no cualquiera puede ponerse este novedosos aparatito. El paciente, en efecto, debe tener un sobrepeso de 40 kilos -es decir, debe pesar 40 kilos más de lo que sería su peso ideal-, pero no más de 60 kilos de sobrepeso, y una edad entre los 20 y los 55 años. Además, debe ser un obeso «patológico» -es decir, con una serie de enfermedades, cardiovasculares o metabólicas, causadas o empeoradas por el exceso de grasas-, que no puede someterse a dietas, ejercicios físicos ni ingerir fármacos dietéticos.
¿Cuánto cuesta el marcapasos antigordura? «Muchísimo dinero», contestó a La Nacion este experto en obesidad, que contó que el pacemaker sale nada menos que 12.000 euros, «aunque en Italia es gratis, porque está cubierto por el sistema sanitario nacional».
Las únicas limitaciones que impone el novedoso aparato, dijo el especialista, es que el paciente no debe acarrear mucho peso, evitar doblarse sobre sí mismo y hacer actividad física demasiado intensa, a no ser que se la haya indicado su médico. Está prohibido realizarse exámenes como resonancia magnética, que puede interferir con el marcapasos.
¿Este invento italiano podría revolucionar la manera de combatir la obesidad? «Revolucionar no creo -afirmó-, pero sí puede dar una contribución importante a las técnicas de este sector.»
Autor: Elisabetta Piqué