Al acabar el invierno podemos echar de menos los rayos de sol debido a lo largo que haya sido el invierno. Sin embargo, también debemos recordar lo molesto que puede ser el sol en nuestras actividades diarias, como puede ser el conducir, o en actividades de ocio, como el reflejo de la nieve al esquiar o del mar al navegar, pescar o practicar deportes acuáticos.
¿A qué se deben estos reflejos? Para empezar, debemos entender cómo funcionan las ondas de luz. Éstas están formadas por unas partículas (fotones) que se mueven en todas direcciones y vibran cuando se mueven. Si se mueven todas a la vez, la luz que proyectan será láser, por ejemplo. Éstas ondas de la luz pueden moverse en dirección vertical u horizontal, dando lugar a destellos y reflejos que tanto molestan al ojo.
En casos de conducción o de práctica de deportes que supongan cierto riesgo, pueden suponer un problema ya que pueden llegar a ser peligrosos. Por ello, es altamente recomendada la utilización de gafas polarizadas.
Las gafas de sol con filtro polarizador son más eficaces ya que en vez de atenuar la luz, evitan el deslumbramiento casi por completo: Absorben los reflejos de luz y no llegan a alcanzar a nuestro ojo. Protegen nuestros ojos de la luz visible, de los rayos UV y por ello permiten una gran calidad de visión en cada momento.
Existen varios niveles de filtro polarizador, según el estándar europeo. Los niveles 2 y 3 son los aconsejados para la actividad diaria. El nivel cuatro llega a bloquear por completo los rayos de luz y puede ser excesivamente oscuro para actividades como por ejemplo, la conducción, ni siquiera durante el día. Es necesario tener en cuenta cuales son nuestras necesidades exactas y consultar a nuestros ópticos de confianza.