Ámsterdam se reinventa, una vez más

Aniversarios e inauguraciones protagonistas de la nueva ciudad

2013 será un año para recordar en la historia de Ámsterdam. La atractiva ciudad, que está en permanente renovación, ha concentrado este año una serie de aniversarios, inauguraciones y celebraciones que llenan su agenda mes a mes. Coincidiendo con el cambio de titularidad en su monarquía, los holandeses parecen haberse puesto de acuerdo para festejarlo a lo grande en todo el país, y de modo especial en su capital: Ámsterdam.

Todo el país, pero de modo especial la ciudad de La Haya está celebrando en 2013 los 200 años del Reino de Holanda y como la fiesta lo merece, lo harán dedicándole tiempo, ya que las diferentes fiestas, eventos y actos con este motivo se alargarán entre 2013 y 2015. Se ha creado un Comité Nacional responsable de la conmemoración bajo el lema “200 años juntos” que pretende que todo el mundo dentro del reino forme parte de estas festividades y que se pongan en valor los cinco logros fundamentales que son el foco central de las celebraciones: Los derechos personales y las libertades; Instituciones estables en un Estado de derecho; Orientación internacional; Espacio para una sociedad social activa y Unidad en la diversidad. Las celebraciones son de todo tipo: culturales, educativas, de carácter internacional, políticas y deportivas. Sin duda uno de los actos más espectaculares será la recreación en la playa de Scheveningen del desembarco de Federico Guillermo I de Orange exactamente el día en que lo hizo doscientos años más tarde, el 30 de noviembre.

Otra ciudad holandesa, Utrecht, celebra los 300 años del momento histórico en que fue centro del mundo cuando las naciones más importantes de Europa pusieron fin a dos siglos de guerras y conflictos religiosos con los célebres Tratados de Utrecht. El primero de ellos se firmó el 11 de abril de 1713. El programa de festejos incluye representaciones musicales, teatro, festivales, conferencias, exhibiciones y otros actos, bajo el título genérico “El arte de hacer la paz”. Se trata de un ensayo general con todo para presentar su candidatura como Capital Europea de la Cultura en 2018.

Canales con 400 años de historia

Pero sin duda los principales acontecimientos de este año tienen lugar en la capital, Ámsterdam, que contempla los 400 años de la construcción de sus célebres canales, que forman parte de la lista de monumentos Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 2010, y, con este motivo, se quiere conectar la rica historia de la ciudad con las actividades de la moderna Ámsterdam de 2013. El evento coincide con varias inauguraciones, como la reapertura del Rijksmuseum, después de años de exhaustivas obras. Ahora se pueden admirar de nuevo los célebres ejemplos del arte holandés pero esta vez dentro de un renovado edificio obra de los arquitectos sevillanos Cruz y Ortiz que, tras más de diez años de esforzados trabajos, ha recuperado su antiguo esplendor pero con vanguardistas aportaciones museográficas.

Cualquiera que eche un vistazo a un plano de Ámsterdam, descubre enseguida que el centro histórico, que permanece casi inalterable desde el siglo XVII, se encuentra enmarcado, dominado por la presencia de decenas de canales que dan a esta ciudad su carácter único. Como en todo el país, estos canales sirvieron para desecar y ampliar la superficie edificable y crear una importante red de comunicaciones. Pero, además de sus aspectos prácticos, los canales de Ámsterdam tienen hoy un carácter simbólico. Ellos dan a la ciudad un aspecto singular. Las aguas que reflejan las estilizadas fachadas de las casas, que duplican la curva de los puentes, que acogen a cientos en embarcaciones y casas flotantes, crean una rara ciudad invertida y duplicada que multiplica los atractivos de la original.

Y ha sido también el agua y la particular morfología de los canales, lo que ha permitido que la ciudad se mantenga prácticamente inalterable desde hace cuatro siglos. Gracias a eso, el centro de Ámsterdam resulta muy cómodo de recorrer a pie y sus principales atractivos están separados por unos pocos cientos de metros.

Al recorrer la ciudad, se comprueba que sus habitantes no sólo viven al borde del agua, sino, literalmente, sobre ella. Hay más de 2.500 casas flotantes “aparcadas” en sus canales –una de ellas, en el Singel, frente a la antigua Iglesia Luterana, se llama el Barco de los Gatos y está habitada por más de un centenar de ellos–, un popular y enorme mercado de flores flotante, también sobre el Singel, y un Museo Marítimo que, como era lógico esperar, está rodeado por el agua. Un recorrido por los canales de Amsterdam en cualquiera de los barcos que realizan trayectos regulares o turísticos, a bordo de un “taxiboat”, o incluso en bicicletas acuáticas es una experiencia única. Lo último que ha llegado a la ciudad, y a otros lugares de Holanda, es el HotTug, el primer bote convertido en un jacuzzi flotante en el que se puede disfrutar de un baño caliente a la vez que se navega por un canal, puerto o lago holandés.

Más celebraciones en Ámsterdam

Para completar los aniversarios, en 2013 también se cumplen 125 años del Concertgebouw, la gran sala de conciertos situada en la Plaza de los Museos, que es visitada cada año por más de 700.000 amantes de la música. También la orquesta titular, que actualmente dirige el genial Mariss Jansons celebra su 125 aniversario con una gira internacional de 48 conciertos en 30 ciudades de los 5 continentes. Además se han fijado más de 70 conciertos dentro del país. La Royal Concertgebouw Orchestra será la encargada de actuar en el popular concierto que se celebra cada año en el canal de Prinsengracht el 24 de agosto.

El Artis Royal Zoo cumple igualmente un cifra redonda: 175 años. Artis no es solamente un zoo, es también un centro de reunión y un jardín para las familias de la ciudad. Con motivo de su aniversario el zoo luce un aspecto radiante y un colorido como nunca, y miles de flores adornan sus parques. Un aniversario emotivo son los 150 años de la abolición de la esclavitud en las antiguas colonias holandesas de Surinam y las Antillas Holandesas, que se celebra exactamente el 1 de julio de 2013. La Fundación en Memoria de la Esclavitud colabora con la ciudad de Ámsterdam para la conmemoración nacional de esta fecha. En el Museo Marítimo (Scheepvaartmuseum), que también acaba de reabrir sus puertas tras una completa renovación en la que se han perdido algunos de los encantos del viejo museo, se ofrece la muestra ‘The Dark Chapter’ que narra la historia de la esclavitud desde la óptica holandesa y en particular el triste protagonismo del barco Leusden que se hundió sin dejar rastro en Surinam, la antigua Guayana holandesa, en 1738, con cientos de esclavos atrapados a bordo.

En todo caso, se trata de uno de los mejores museos navales, con la mayor colección de maquetas de barcos del mundo. El edificio en que se encuentra es un antiguo almacén del siglo XVII, sujeto por 18.000 pilotes hundidos en el Oosterdok y que perteneció al Almirantazgo. Junto a él estaban los astilleros más importantes de la Compañía de las Indias Orientales en los que se construían los célebres barcos Indianos Orientales. Uno de ellos es el Ámsterdam, cuya réplica a tamaño real y “tripulado” por actores vestidos como en la época, puede verse en el muelle.

También el Museo Van Gogh ha reabierto sus puertas el 2 de mayo en la muy popular y concurrida Plaza de los Museos y celebra su 40 aniversario con una gran exposición, “Van Gogh at work”, con más de 200 obras que ofrecen una visión profunda sobre el proceso creativo del artista tras sus pinturas y dibujos. Otro de los grandes pintores holandeses cuya obra se muestra en el Museo Fran Hals que también cumple 100 años, será el protagonista de una exposición con 50 obras maestras del pintor y otras tantas de coetáneos suyos como Rembrandt, Rubens y Tiziano.

Una ciudad para vivirla

Una de las originales características de Ámsterdam, que le da un aspecto muy especial, es la casi total ausencia de grandes monumentos históricos, palacios o catedrales espectaculares, como en otras grandes ciudades. Sin embargo, hay miles de casas y edificios antiguos protegidos –hay catalogados exactamente 6.800– de exquisito gusto y con un sabor peculiar. En toda la ciudad no hay dos fachadas iguales, ni del mismo ancho o altura. Sus características estrechas fachadas, que fueron construidas así ya que en el siglo XVII se pagaban impuestos en función del ancho que diese a la calle y no de la superficie total, se duplican reflejadas en las aguas de los canales. El distinto tamaño de las ventanas –más grandes abajo y pequeñas arriba– se debe a que la zona noble de la casa, donde vivía la familia, era la baja, mientras que arriba vivía el servicio y estaban los almacenes.

Hay varias formas de disfrutar los canales de Ámsterdam en su aniversario, como reservar una habitación en alguno de los bellos hoteles en sus orillas, como The Grand. Este antiguo monasterio es una pequeña joya escondida entre Oudezijds Achterburgwal y Oudezijds Voorburgwal, transformado en un estiloso hotel de diseño, o el majestuoso Hotel L’Europe, un imponente edificio donde han dormido muchos famosos. Las callejuelas conocidas como Negen Straatjes son ideales para ir de tiendas o tomar algo, y perfectas para subir y bajar a los barcos que pasean por los canales. También se puede reservar una mesa en el Amsterdam Jewel Cruise, el único restaurante-crucero de la ciudad.

Uno de los refranes holandeses más populares dice: “Cuando Dios creó el mundo, se olvidó de Holanda. Holanda tuvieron que hacerla los holandeses”. Y, aunque ello se comprueba cuando se recorren estas tierras y se ve el titánico esfuerzo que ha habido que hacer para conquistarla al mar, en el caso de Ámsterdam, sería necesario completar la frase: Ámsterdam la hicieron además varias decenas de miles de ciudadanos de todo el mundo.

Porque, en efecto, buena parte de la fisonomía de esta ciudad, lo que le da ese carácter cosmopolita desde hace siglos que la distingue entre otras, es la presencia de gentes de cualquier raza y religión, de todos los idiomas, de las más variadas ideas y tendencias. Ámsterdam tiene a gala acoger más de 170 nacionalidades y esa es su mejor carta de presentación ante el mundo. Ello prueba que cualquiera se siente cómodo aquí, que la ciudad abre sus brazos al visitante.

Y la verdad es que el turista que la visita, no echa de menos nada. Los dependientes de las tiendas, restaurantes y bares, los conductores de taxis y tranvías, los porteros de los museos y los vendedores de los mercadillos hablan dos o tres idiomas; todos los productos de última hora están en sus escaparates y, desde luego, la cocina de los cinco continentes puede saborearse en sus 1.250 restaurantes y 1.200 bares y cafés.

Todos son bienvenidos

Ámsterdam es una ciudad abierta; en las últimas décadas, la ciudad se ha convertido en el lugar ideal de referencia cuando se habla de tolerancia, libertad y vanguardia. Tal vez uno de los mejores ejemplos de ello, fue la conocida experiencia de las bicicletas blancas. En los años sesenta, los “provos” de la ciudad consiguieron que el Ayuntamiento cediese miles de bicicletas blancas para uso público que cualquiera podía utilizar libremente para ir de un lado a otro, una idea que 50 años después han puesto en práctica otras ciudades europeas. La experiencia duró poco, como casi todas las propuestas revolucionarias, porque algunos prefirieron dar un uso “privado” a esas bicicletas, pero el hecho demostró la clara vocación de los habitantes de esta ciudad por defender la utopía frente a la razón, los buenos deseos frente a la dura realidad. En las décadas siguientes la ciudad ha seguido luchando por el derecho de las minorías, pese a la oposición de unos cuantos.

Algunos críticos, por ejemplo, no aceptan la política tolerante de Amsterdam respecto a temas conflictivos, como la prostitución, las drogas blandas y la homosexualidad, pero al menos reconocen que la ciudad ha aportado las mejores soluciones a estos casos y que siempre ha sido pionera en cuestiones sociales.
Es este particular carácter, esa tradicional apertura hacia las gentes de fuera, lo que da a Ámsterdam su peculiar ambiente. No es algo que esté en las terrazas, ni en las plazas, ni en los simpáticos “cafés marrones”. Es algo que se respira en toda la ciudad, que se descubre en los rostros de la gente, que hace que aquí, en la ciudad más abierta del mundo, donde cualquier sueño parece posible, nadie se sienta extraño. Abajo en la fotografía, la Estación Central.

Más información:
www.iamsterdam.com/es
www.holland.com

Por: ENRIQUE SANCHO

Una ciudad para vivirla… y disfrutarla. Yo la visité en 1990, en la fotografía inferior, recorriendo los canales por la noche. De Amsterdam tengo el recuerdo de los hermosísimos canales, de las barcazas donde viven muchos holandeses, las bellas fachadas que dan al canal (algunas minúsculas, dado que los impuestos de las viviendas a los canales son muy caros e intentaban tener la fachada mínima en las casas), la luminosidad especial, el famoso Barrio Rojo (con las señoritas que esperan a sus clientes en escaparates), las bicicletas y los carriles para bici (que hay que respetar por encima de todo… si hay un accidente y es por culpa de un peatón al ocupar un carril bici hay unas multas carísimas). Un destino de primera.