El consumo moderado de cerveza, por adultos sanos, podría ayudar a mejorar la calidad nutricional de la dieta.

  • La Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) de Alcorcón y el Centro de Información Cerveza y Salud colaboran en una campaña para fomentar los hábitos de alimentación propios de la Dieta Mediterránea.
  • En las últimas décadas se han publicado numerosas investigaciones científicas que confirman la actividad antioxidante del consumo moderado de cerveza y, por tanto, sus posibles beneficios sobre las enfermedades cardiovasculares, la salud ósea o la mejora del sistema inmune.

Alcorcón, marzo de 2010.- La cerveza es una bebida milenaria que ha estado siempre ligada a la Dieta Mediterránea clásica, cuyo consumo moderado podría aportar nutrientes a la dieta habitual así como otros compuestos beneficiosos para la salud. Ésta es una de las principales conclusiones de la conferencia que la Prof. Mercè Vidal, investigadora del Centro de Investigación Comunitaria (CREN) de la Universidad de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), ha impartido en Alcorcón. La conferencia, “La cerveza en el marco de la Dieta Mediterráneo”, está enmarcada en una campaña informativa promovida por la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) de Alcorcón y el Centro de Información Cerveza y Salud (CICS).

La cerveza, tal y como confirma Vidal, es una bebida fermentada, de baja graduación alcohólica (4º-5º), con unas características específicas en su composición que la diferencian del resto de bebidas y le confieren un especial interés nutritivo. Elaborada a partir de ingredientes naturales -agua, cebada malteada y lúpulo-, tiene un bajo contenido calórico (45 kcal/100 ml) y diversos nutrientes como vitaminas del Grupo B (especialmente ácido fólico), fibra, minerales (silicio, potasio, magnesio, calcio y poco sodio) y otros compuestos que podrían interaccionar con la salud.

Cerveza y Dieta Mediterránea

El consumo moderado de bebidas fermentadas puede formar parte de una alimentación saludable como la Dieta Mediterránea actual, por las propiedades que les confieren su baja graduación y las materias primas con las que están elaboradas. Por este motivo, ha asegurado Vidal, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), incluye en la Pirámide de la Alimentación Saludable –principal referencia en materia nutricional de nuestro país- las bebidas fermentadas (cerveza, vino o sidra) de forma opcional y moderada.

Y es que la Dieta Mediterránea es quizá uno de los modelos alimentarios más saludables del planeta, hecho corroborado por numerosos estudios epidemiológicos y experimentales de nutrición que muestran que los países del Mediterráneo gozan de tasas de morbilidad por enfermedades crónicas más bajas y esperanza de vida más elevada.

10 evidencias científicas sobre los beneficios de la cerveza

En el transcurso de su exposición, la Prof. Mercè Vidal ha realizado un repaso sobre los posibles beneficios del consumo moderado de cerveza, siempre que éste sea realizado por adultos sanos y dentro de una dieta equilibrada.

  1. Salud cardiovascular: Diversas investigaciones han demostrado que el consumo moderado de cerveza podría tener efectos antiinflamatorios, podría aumentar de forma significativa los niveles de colesterol HDL y participar en la protección del organismo frente a enfermedades cardiovasculares.
  2. Cerveza y salud ósea: Estudios científicos recientes han sugerido que la ingesta moderada de bebidas con bajo contenido alcohólico podría estar relacionada con un efecto beneficioso sobre la salud ósea. De hecho, la cerveza contiene silicio -un mineral que promueve la densidad ósea y evita la pérdida de hueso- y fitoestrógenos naturales, que podrían estar asociados a la mejora de los síntomas de la menopausia y la prevención de la osteoporosis.
  3. Cerveza y salud neuronal: Numerosos estudios sugieren que el consumo moderado de cerveza podría ser tenido en cuenta en los hábitos dietéticos de la población como un posible factor protector contra enfermedades degenerativas, puesto que el silicio contenido en la cerveza, podría llegar a reducir la biodisponibilidad de los metales tóxicos que provocan estas enfermedades.
  4. Cerveza y oncología: Uno de los polifenoles más destacados de la cerveza es el xanthohumol, presente en el lúpulo. Este antioxidante, que posee una de las catequinas más activas en la inhibición y prevención de la carcinogénesis, ha demostrado en diversas investigaciones científicas “in Vitro” y en animales de experimentación que podría desarrollar una actividad quimiopreventiva frente a ciertos tipos de cáncer.
  5. Cerveza y sistema inmune: Diversas investigaciones nacionales confirman que la cerveza podría mejorar la respuesta del sistema inmune contra los agentes responsables del desarrollo de enfermedades infecciosas.
  6. Cerveza y efectos antiinflamatorios: La cerveza se diferencia del resto de bebidas alcohólicas por el empleo del lúpulo como materia prima esencial. Numerosos estudios han concluido que el lúpulo posee propiedades antibacterianas y antiinflamatorias que ayudan a prevenir enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
  7. Cerveza y dietas hiposódicas: La cerveza es una bebida con muy bajo contenido en sodio. Además, la relación de potasio a sodio es de 15.7, lo que le confiere un fuerte poder diurético. Estos valores hacen que la ingesta moderada de cerveza pueda ser incluida en dietas hiposódicas.
  8. Cerveza y salud gástrica: El consumo moderado de algunas bebidas como el vino, la cerveza o la sidra, por el incremento en la secreción de ácidos gástricos y su ayuda para la aceleración del vaciado gástrico, podría disminuir en un 17% el riesgo de infección por Helicobacter Pylori, agente implicado en la úlcera gastroduodenal.
  9. Alto contenido en fibra: Diversas investigaciones han confirmado que la ingesta de fibra ayuda a evitar el estreñimiento y contribuye a la disminución de la hipercolesterolemia. El consumo moderado de cerveza podría ayudar a cubrir los requerimientos de fibra soluble, siendo la bebida de mayor aporte de este nutriente a nuestra dieta.
  10. Baja aportación calórica: La cerveza contiene 45 kcal. por cada 100 ml., es decir, 90 kcal. por caña. La cerveza sin alcohol aporta 17 kcal. por 100 ml. Estudios científicos han demostrado que las razones de la llamada “curva de la felicidad” son una alimentación desequilibrada, la falta de ejercicio y, en algunos casos, la información genética.

La cerveza en la antigüedad

Desde su origen hace miles de años, la cerveza no sólo ha sido una parte importante de la dieta de diferentes civilizaciones, sino que además ha estado muy vinculada a diferentes fines terapéuticos.

Las primeras referencias históricas, hace más de 6.000 años, demuestran que la cerveza era consumida por los sumerios con el objetivo de evitar enfermedades infecciosas que se adquirían al beber agua no higienizada. El primer historiador, el griego Herodoto, siguiendo las prácticas medicinales de los egipcios, destacó las propiedades de esta bebida al asegurar que era muy apropiada para los dolores estomacales y para la picadura de escorpión. Además, relata que las mujeres egipcias, muy preocupadas por su belleza y grandes expertas en cosmética, utilizaban la espuma de la cerveza para ungirse y conservar el frescor natural de la piel, algo que descubrieron también las mujeres que habitaban en la Hispania romana de hace 2.000 años como describió Plinio el Viejo: “quorum spuma cutem feminarum in facie nutrit”.

Tanto los griegos -que la llamaban “zythos”- como los romanos- que la denominaban “cerevisia”, de Ceres, diosa griega de la agricultura- continuaron utilizando la cerveza en todos sus imperios. Hipócrates, padre de la medicina, alabó esta bebida asociándola con importantes beneficios saludables: “la cerveza es un calmante suave que apaga la sed, facilita la dicción, fortalece el corazón y las encías”. Galos y germanos perfeccionaron la técnica de fabricación original con métodos similares a los actuales. En la Edad Media, los monjes -que tuvieron el monopolio de la cultura y la ciencia- se dedicaran no sólo a la fabricación de la “cerevisa monacorum” en sus monasterios y abadías, sino que la mejoraron y obtuvieron nuevas variedades desconocidas hasta entonces. Como botánicos destacados, los religiosos fueron posiblemente quienes introdujeron el lúpulo como nuevo ingrediente, marcando el paso de la cerveza antigua a la moderna asegurando así su conservación durante más tiempo.

Desde la antigüedad, el lúpulo se ha empleado en la medicina tradicional para tratar distintas dolencias y enfermedades por su acción antibacteriana -desinfectaba el agua con la que se hacía la cerveza-, su actividad antiinflamatoria y sus propiedades sedantes y diuréticas.

Centro de Información Cerveza y Salud

Desde su fundación en 1998, el Centro de Información Cerveza y Salud (CICS), entidad de carácter científico que promueve la investigación sobre las propiedades nutricionales del consumo moderado de cerveza y su relación con la salud, ha querido dar respuesta a la demanda informativa existente en nuestro país en torno a esta bebida apoyando todas aquellas iniciativas relacionadas con su investigación y proporcionando a los profesionales sanitarios y la sociedad información objetiva y contrastada, bajo la supervisión de los profesionales de la medicina, la dietética y la nutrición que conforman el Comité Científico de esta entidad.

Referencias

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