La intolerancia a la lactosa está muy extendida según una leyenda urbana

Según Jaume Serra, doctor y responsable de la Agència de Salut Pública de Catalunya

  • Aunque genéticamente estamos destinados a perder la lactosa, los expertos alertan de que “es necesario un buen diagnóstico antes de aplicar una dieta restrictiva”

Barcelona, 11 de marzo de 2013- Las dudas acerca de una posible intolerancia a la lactosa son un tema recurrente con el que a menudo se encuentran los profesionales en la oficina de farmacia y que cada vez ha proliferado más entre la población: “Existe una especie de leyenda urbana de que la intolerancia a la lactosa está muy extendida”, afirma Jaume Serra, médico y responsable de la Agència de Salut Pública de Catalunya.

El especialista reconoce que “genéticamente estamos destinados a perder la lactosa”, pero advierte que “no es cierto que nos volvamos intolerantes”, sino que la mayoría de personas se convierten en hipolactásicas, lo que significa que su tolerancia a este glúcido disminuye. Por todo ello, los expertos recomiendan encarecidamente “un buen diagnóstico y un elevado índice de sospecha” antes de aplicar una dieta restrictiva que puede perjudicar el equilibrio nutricional. Estas son algunas de las principales conclusiones de la conferencia “Pautas para la detección y consejos en la intolerancia a la lactosa desde la oficina de farmacia”, que se ha celebrado en el marco del Congreso Europeo de Farmacia, Infarma 2013.

En los últimos años la autodiagnosis de los trastornos gástricos, las alergias a determinados alimentos o la intolerancia a la lactosa se han extendido entre la población. “Hay mucha confusión alrededor de este tema”, asegura Serra, médico responsable del estudio “Què volem dir quan parlem d’intolerància a la lactosa?” elaborado por la Agència de Salut Pública de Catalunya.

Serra advierte que a menudo esta patología se tiende a confundir con factores psicológicos como las dolencias estomacales vinculadas con la ansiedad u otras enfermedades como el síndrome del colon irritable. “La intolerancia se produce por falta de la encima intestinal lactasa”, aclara el doctor que revela que “los humanos somos los únicos mamíferos que seguimos consumiendo lácteos después del destete” y que “la capacidad funcional de esta encima suele desaparecer a medida que crecemos”. A pesar de ello, el especialista remarca que lo habitual es que, con el tiempo, las personas se vuelvan hipolactásicas, lo que significa que siguen siendo capaces de digerir lactosa pero en pequeñas cantidades. “En estos casos lo importante es saber dónde está el umbral de intolerancia, puesto que la mayoría de individuos pueden digerir entre 10 y 12 gramos de lactosa por ingesta”, comenta. “Sólo cuando la hipolactasia llega a ser insuficiente para digerir la lactasa percibida y aparecen molestias físicas es cuando se considera que existe intolerancia”, explica el doctor que insiste en la necesidad de ir al médico y someterse a un test de intolerancia antes de autodiagnosticarse: “Debemos tener un elevado índice de sospecha antes de aplicar una dieta restrictiva”, subraya.

En caso que se confirme dicha intolerancia la recomendación pasa por ajustar las raciones, substituir los lácteos por otros alimentos que contengan calcio y establecer una pauta dietética personalizada para garantizar un equilibrio nutricional, especialmente en el caso de personas mayores o pacientes en edad de crecimiento.

Alergia a la proteína de vaca, una patología distinta En el marco de la charla “Pautas para la detección y consejos en la intolerancia a la lactosa desde la oficina de farmacia”, la pediatra gastroenterologa del CAP Pare Maria Claret de Barcelona, Xenia Ortolà, ha aprovechado para definir qué es la alergia a la proteína de la vaca y remarcar que se trata de una patología comuna en niños menores de tres años que no tiene relación alguna con la intolerancia a la lactosa.

Ortalà ha revelado que el 7% de los bebes padecen algún tipo de alergia alimentaria y que el 5% de los menores de un año son alérgicos a la proteína de la leche de vaca. En este sentido indica que el 50% de los niños llegan a tolerar la proteína al año, el 75% a los dos años, el 85% a los 3 años.

Los principales síntomas de esta patología son erupciones cutáneas, vómitos, diarrea, irritabilidad, rechazo al alimento o sangre en las heces. “El único tratamiento es su eliminación de la dieta”, asegura la especialista que apunta que durante un período de entre 12 y 18 meses debe de sustituirse por formulas hidrolizadas o en algún caso muy concreto por una dieta elemental.

Recomendaciones desde la oficina de farmacia

Núria Casamitjana, farmacéutica responsable del Centro de Información del Medicamento del COF de Barcelona, también ha tomado parte en esta sesión. La especialista ha apuntado algunas recomendaciones útiles para los profesionales de la oficina de farmacia que se encuentren con pacientes con dudas relacionadas con la intolerancia a la lactosa.

“Principalmente debemos aconsejarles la restricción del consumo de lácticos, explicarles que las leches enteras se toleran mejor, que el queso maduro también es más fácil de digerir, que es mejor no ingerir lactosa en ayunas y que se recomienda el consumo de este tipo de alimentos en cantidades pequeñas”. Por lo que respecta a los aditivos, como el ácido láctico presente en el yogurt, la farmacéutica señala que “no tiene porqué haber problema para consumirlo”. Casamitjana también ha comentado que existen determinados medicamentos que pueden tomarse en momentos puntuales “en los que no podemos eliminar con seguridad la lactosa”. Esto sería por ejemplo en viajes y los fármacos indicados son Coliprev Gotas, Kerulac o Nutiva actosa.

La actividad de la enzima en estos medicamentos se determina en unidades Food Chemical Codex (FCC). Por su parte, la Asociación de Intolerantes a la Lactosa de España (ADILAC) ha configurado una lista que recoge los grupos de productos que contienen lactosa. Ésta puede consultarse en la web de la organización.

Acerca de Infarma

El XXV Congreso y Salón Europeo de Farmacia INFARMA, punto de encuentro del sector farmacéutico, ha tenido lugar del 5 al 7 de marzo en el recinto ferial de Montjuïc de Barcelona y está organizado por el Colegio de Farmacéuticos de Madrid y el Col·legi de Farmacèutics de Barcelona con la colaboración de Interalia. Los ejes de esta edición han sido temas de candente actualidad, como el futuro de la profesión, las colaboraciones interprofesionales o el papel del farmacéutico como profesional de salud para la detección precoz de enfermedades. También se han presentado las conclusiones del estudio sobre l futuro de la oficina de farmacia, en el que han participado 500 farmacéuticos de Barcelona y Madrid.