La educación del paciente diabético mejora su calidad de vida

  • El objetivo de la educación diabetológica es el de lograr un buen control de la enfermedad, prevenir las complicaciones agudas y disminuir la incidencia de las crónicas y mejorar la integración social.
  • La cronicidad de la enfermedad, la amenaza de complicaciones específicas, la complejidad de tratamiento y la participación activa del paciente son cuestiones que requieren de un adiestramiento.
  • La diabetes Mellitus Tipo 2 incluye a más del 90 por ciento de los diabéticos.

En 2003 el Ministerio de Sanidad decidió incentivar la creación de guías de práctica clínica que homogeneizasen el conocimiento sobre diversas materias de salud prevalentes. En el caso de la diabetes, un grupo de trabajo del País Vasco ha sido el encargado de elaborar un documento que sirva como referencia en una patología de alta penetración en la sociedad.

La diabetes mellitus no sólo consiste en la elevación de glucosa sino que es un síndrome complejo que debe enfocarse desde un punto de vista integral debido a las repercusiones agudas y crónicas que frecuentemente sufren los sujetos que la padecen. Existen numerosas clasificaciones, siendo la más aceptada la formulada por el Expert Committee on the Diagnosis and Classification of Diabetes Mellitus emitida en 1997, que la divide en dos tipos principales sin considerar la edad de inicio: diabetes mellitus tipo 1 (DM 1) y diabetes mellitus tipo 2 (DM 2); en este último se incluye a más de 90% de todos los diabéticos.

El 50º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) sirve como escenario para la presentación preliminar de la guía para el diagnóstico y tratamiento de la DM tipo 2 que se ha realizado en el País Vasco dentro del acuerdo de elaboración de Guías de Práctica Clínica de la Agencia de Calidad del Ministerio de Sanidad y Consumo. En el Consejo Interterritorial se acordó que el País Vasco elaboraría la Guía de Práctica Clínica sobre DM tipo 2 y tipo 1. La Guía sobre DM tipo 2 ha finalizado.

Tal y como asegura Alfredo Yoldi, integrante del grupo de trabajado que ha elaborado este documento, realizado entre médicos de Atención Primaria, endocrinos y farmacéuticos, «la principal novedad de la guía con respecto a otras existentes radica en la metodología de la elaboración. La toma de decisiones que se sugieren en el documento está sustentada en datos sólidos y contrastados por la evidencia científica, más allá de la experiencia propia de cada endocrino».

Entre las principales recomendaciones que recogen las 42 preguntas contestadas en la guía, Alfredo Yoldi resalta «el refuerzo del tratamiento preventivo a través de la dieta y el ejercicio físico para evitar el sobrepeso, una de las principales causas de aparición de diabetes». A su vez, el especialista resalta «la necesidad de realizar un screeenig precoz de las complicaciones microvasculares (retinopatía diabética y enfermedad renal) para detectar la aparición de la enfermedad en los primeros estadios, cuando su tratamiento resulte más sencillo y permita una favorable evolución clínica».

Los firmantes de la guía inciden, en cualquier caso, en una cuestión esencial. «Es imprescindible la educación diabetológica», asegura Alfredo Yoldi. «Se trata de un proceso dirigido a la adquisición de conocimientos, técnicas y habilidades que, modificando actitudes y hábitos, mejoran la calidad de vida. La experiencia ha demostrado su impacto positivo en la evolución clínica y la disminución del costo de la asistencia sanitaria».

Subraya el experto que «la cronicidad de la enfermedad, la amenaza de complicaciones específicas, la complejidad de tratamiento y la participación activa del paciente para seguir la dieta, administrarse el tratamiento, programar ejercicio y hacer determinaciones analíticas domiciliarias son cuestiones que requieren de un adiestramiento».

Entiende el experto que para ello «es precisa una educación sanitaria con metodología pedagógica que le capacite para un autocontrol correcto y compatible con una buena calidad de vida. El proceso educativo debe conseguir mejoras sanitarias y sociales definidas por objetivos como lograr un buen control de la enfermedad a corto y largo plazo, prevenir las complicaciones agudas, disminuir la incidencia de las complicaciones crónicas, mejorar la calidad de vida con un mejor bienestar físico y psíquico, mejorar la integración social e incidir en la Salud Pública mejorando la relación coste/beneficio».