Ciertas bacterias intestinales aumentarían el riesgo de obesidad

Agencia NOVA, 3 de Julio de 2007

Quien alguna vez estuvo a dieta lo sabe muy bien: No siempre se baja de peso, a pesar de comer poco o alimentarse sanamente. Están aquellos que nunca necesitaron someterse a una dieta, mientras otros viven pensando cómo hacer desaparecer esos kilos de más; ni hablar de quienes comen de todo y no engordan, míticos seres delgados envidiados por quienes aumentan de peso con sólo mirar un vaso de agua.

La flora intestinal posiblemente tenga cierta influencia sobre el peso corporal de una persona, según los especialistas de Nutrime -Nutrición Médica Especializada-. Es más, la cantidad de ciertos grupos de bacterias normalmente presentes en los intestinos podría incluso causar una mayor propensión de una persona a sufrir obesidad.

El tracto intestinal alberga habitualmente dos grupos dominantes de bacterias beneficiosas para la salud -los firmicutes- (capaces de transformar carbohidratos complejos en azúcares y grasa), ya que ayudan al organismo a digerir los alimentos, y los bacteroidetes (no tan eficientes como las primeras).

Se observó que las personas obesas tienen una menor proporción de bacteroidetes en comparación con las personas delgadas: Un 5 por ciento contra un 20 por ciento, respectivamente.

Pero esa proporción se incrementa cuando las personas obesas se someten a una dieta, lo que sugiere, a juicio de los expertos, que «la obesidad tiene un componente microbiano, lo que podría tener potenciales implicanciones terapéuticas».

Asimismo, se probó que los excrementos de personas con más firmicutes (obesos), contienen menos calorías que los de aquellos en cuya flora intestinal hay mayor cantidad de bacteroidetes (delgados o adelgazados), es decir que los azúcares y grasas no son expulsados sino utilizados por las mismas bacterias, produciendo a su vez más calorías y grasas. Si se transfiere la flora intestinal de los animales con sobrepeso a aquellos con peso normal, éstos aumentan su materia grasa en el cuerpo.

Posiblemente las bacterias del intestino tengan un papel en la regulación del peso, al igual que el sedentarismo y la ingesta de calorías. Por lo tanto, en un tratamiento contra la obesidad, la manipulación de la composición bacteriana del intestino podría ser de utilidad en un futuro no muy lejano.

Sin embargo, aún no está claro si las verdaderamente pequeñas diferencias en el aprovechamiento de los alimentos son responsables de las grandes diferencias en el peso del cuerpo, señalaron los doctores Antonio Costanzo y Claudia Durán, de Nutrime.

Evidencias clínicas

Se estudiaron la relación entre bacterias intestinales y grasa corporal en doce personas con problemas de obesidad a las que sometieron a una dieta baja en grasas o en carbohidratos, al tiempo que compararon los resultados con los obtenidos de otros doce voluntarios delgados.

Se controló la composición de las bacterias intestinales de las personas que sufrían problemas de obesidad durante un año. Antes de comenzar la dieta, los participantes obesos tenían menores niveles de bacteroidetes y un mayor número de firmicutes que los voluntarios delgados.

A medida que iban perdiendo peso, la cantidad de bacteroidetes crecía, con independencia de la dieta a la que se sometían. «La manipulación de los grupos de bacterias de los intestinos podría ofrecer otro enfoque en el tratamiento de la obesidad», afirman los especialistas.

» Estamos obteniendo más y más evidencia para demostrar que la obesidad no es lo que pensábamos que era. No se trataría solamente de que uno esté comiendo en exceso y sea flojo (por no hacer ejercicio)», indicando que en una década más o algo así, podría haber diferentes tratamientos de acuerdo a las distintas causas de obesidad, por cuanto de acuerdo a ésta investigación el régimen actual de dieta y ejercicio «es como tratar todas las fiebres con un solo tipo de aspirina», reflexionan en Nutrime.

Concluyendo, de todos modos y por el momento, para combatir la obesidad, siguen siendo importantes una alimentación rica en verduras y frutas, porciones de comida no excesivamente grandes, adaptadas a cada persona, y mucho movimiento.