Una alimentación baja en calorías y la actividad sexual satisfactoria favorecen la esperanza de vida, según los expertos

E. P., 16 de Noviembre de 2004

Las personas delgadas, que comen ligeramente por debajo de sus necesidades calóricas, tienen una mayor esperanza de vida, según se indica en un estudio dirigido por los profesores de la Universidad de Sevilla Antonio Ayala y Alberto Machado. El experimento fue realizado en ratones, aunque sus resultados aseguran que se pueden extrapolar a la especie humana. La investigación se ha presentado en Valencia en las conclusiones del III Congreso de Medicina, Antienvejecimiento y Longevidad. En este mismo marco también se han analizado los efectos beneficiosos de la actividad sexual y sus consecuencias en los índices de esperanza de vida.

El presidente de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL), José Márquez-Serres, destacó la importancia de estas investigaciones, realizadas en la Facultad de Farmacia de Sevilla, puesto que «refuerzan una teoría básica» de esta especialidad, basada en que «sólo el 25 por ciento de la longevidad depende de la genética, mientras el espacio restante se sustenta en la dieta».

«Las personas que tienen una restricción calórica de alrededor del 25-30 por ciento, es decir, que deberían ingerir 2.000 calorías y toman 1.500, tienen una posibilidad real de alargar su vida, siempre y cuando ese déficit alimenticio esté suplementado con vitaminas y minerales que eviten cualquier carencia nutricional en la dieta», aseguran los expertos.

La investigación ha analizado las causas del envejecimiento y su control mediante intervenciones nutricionales y el uso de antioxidantes. La importancia de estos métodos de intervención radica en que «aumentan el tiempo de vida de los animales de laboratorio y, tal vez, el de los humanos», según indicaron.

En la actualidad se calcula que en España hay 4.000 centenarios y los investigadores aseguran que en las próximas décadas «en el mundo desarrollado podría vivir un millón de personas con más de 100 años», lo que supone, de acuerdo con Márzquez Serres, «todo un récord que refuerza la importancia de la Medicina Antienvejecimiento para vivir esos años con mayor plenitud y con mejores facultades».

Actividad sexual y longevidad

Por su parte, el profesor Manuel Castillo, de la Universidad de Granada, indicó en el Congreso de la SEMAL que las personas que tienen una actividad sexual satisfactoria «cuentan con una mayor esperanza de vida». «Es el tipo de actividad fisiológica que más influye en el ánimo y en el bienestar de la persona», explicó el profesor, quien añadió que “ese bienestar produce cambios hormonales”.

Practicar sexo favorece el sistema inmunológico, previene el desarrollo de las enfermedades y tiene un efecto analgésico que ayuda al individuo a resistir mejor el dolor. Ello se explica en base a las endorfinas que segrega el acto sexual, que se convierten en un importante refuerzo del organismo, como explicó el profesor Castillo.

Además, el ejercicio físico es crucial para retrasar el envejecimiento y también juega un papel importante en la actividad sexual. Así, 30 minutos de ejercicio aeróbico en días alternos o ejercicios de fuerza, que son los que más incrementan la testosterona y la hormona de crecimiento, cubren las necesidades del organismo.

«Recientemente realizamos una investigación con deportistas que demostró que a aquellos a los que les aplicábamos parches de testosterona incrementaban la frecuencia de contactos sexuales; de ahí que hayamos iniciado una línea de trabajo en la que utilizamos testosterona para tratar a los pacientes que padecen problemas sexuales», explicó el profesor Castillo.

Por su parte, el presidente de la SEMAL, el doctor José Márquez Serres, destacó la importancia que la sexualidad tiene para la Medicina Antienvejecimiento, «hasta el punto de que muchos de los pacientes que llegan a la consulta para someterse a estos tratamientos vienen preocupados porque su vida sexual no es tan plena como en años anteriores».