La obesidad en adultos jóvenes reduce la expectativa de vida en más de una década

Jano, 08 de Enero de 2003

Dos estudios publicados en «JAMA» y «Annals of Internal Medicine» indican que la obesidad constituye una causa destacada de muerte prematura y que en individuos jóvenes puede reducir su expectativa de vida en más de una década.

Se sabe bien que la obesidad es un factor de riesgo de cardiopatía diabetes y otras enfermedades crónicas asociadas a riesgo de muerte prematura. En los dos nuevos estudios se aprecia que representa un grave peligro, en especial, para los adultos jóvenes, es decir, individuos de 20 a 40 años. En este grupo de edad, ser obeso se asocia a una expectativa de vida 13 años inferior respecto a las personas con peso normal. Entre la población negra estadounidense, el efecto es aun peor, y se asocia entre los varones a una pérdida de 20 años de vida.

En el caso de las mujeres el riesgo no es tan elevado como entre los varones, pero no por ello menos relevante. Las mujeres obesas mórbidas de raza blanca (índice de masa corporal superior a 45) pierden 8 años de vida. Entre la población femenina negra de 20 a 40 años de edad, con índice de masa corporal superior a 30, la pérdida es de unos 5 años.

Los datos citados proceden del estudio realizado por investigadores de la Universidad de Alabama y publicado en «JAMA», y sus resultados vienen apoyados por un segundo estudio, el de «Annals of Internal Medicine», firmado por médicos holandeses, con una muestra de más de 3.000 participantes de 30 a 49 años de edad. Según los resultados, las mujeres obesas no fumadoras viven 7 años menos de lo que sería normal, mientras que los varones obesos no fumadores viven 6 años menos. En el caso de los fumadores, la obesidad reduce la expectativa de vida en 7 años, de modo que las mujeres obesas que consumen tabaco viven 13 años menos y los varones 14 años menos que los adultos de peso normal no fumadores.

Estos datos subrayan la idea de que el exceso de peso no es un mero problema cosmético, y resaltan la necesidad de invertir más esfuerzos en la lucha contra la epidemia de obesidad, cada vez más patente en los países desarrollados.

Fuente: JAMA 2003;289:187-193