Una ingesta saludable debe incluir un 20-35 por ciento de grasas

Diario Medico, 15 de noviembre de 2002

La Academia de Ciencias y el Instituto de Medicina de Estados Unidos acaban de concluir los trabajos previos antes de hacer públicas sus recomendaciones para la ingesta de nutrientes en este país. El profesor Benjamín Caballero, de la Johns Hopkins, en Santiago de Compostela que estos organismos aconsejan aplicar dietas en función del consumo calórico diario, y no establecer una única formulación invariable, sino una fórmula que relacione las dietas calóricas con el consumo diario de energía. Además no se puede afirmar que «los alimentos enriquecidos produzcan los mismos beneficios que en su forma natural».

Aporte energético

De esta manera, dichas instituciones pretenden sentar las bases para determinar el aporte energético que necesita una persona activa físicamente y también las necesidades básicas de un individuo sedentario. Precisamente sobre estos grupos es sobre los que más carga las tintas Benjamín Caballero, que se ha desplazado a Santiago de Compostela para avanzar estas líneas básicas y para impulsar los trabajos conjuntos que desde hace diez años mantienen la Johns Hopkins con el Grupo de Nutrición del Departamento de Pediatría del Complejo Hospitalario de Santiago, que dirige el catedrático Rafael Tojo.

Caballero ha adelantado que las nuevas formulaciones, que sustituyen a las aplicadas desde 1989, apuestan por que haya entre el 20 y el 35 por ciento de grasas en la ingesta de macronutrientes, así como que los ácidos grasos Omega 3 representen aproximadamente el 2 por ciento de las calorías, y los Omega 6 en torno al 10 por ciento. Además, cada adulto debe ingerir entre 25 y 35 gramos al día de fibra.

Ha añadido que con estos parámetros -recogidos en un informe de 1.200 páginas que se puede consultar en www.nas.edu- tienen que contemplarse en su integridad, ya que si una dieta es muy baja en grasas debe de ser elevada en carbohidratos, lo que provoca una drástica reducción en las vitaminas liposolubes. «Establece, por ello, unos mínimos y unos máximos para cada uno de los componentes alimenticios».

Variedad nutritiva

Con estos rangos, los especialistas estadounidenses quieren que las dietas no sólo sean saludables, sino lo más variadas posible y, consecuentemente, que aporten toda la energía y los nutrientes necesarios, sin llegar a cansar al consumidor.

Benjamín Caballero, que también es profesor de Salud Internacional y Pediatría, cree que «hasta ahora no podemos afirmar que las cápsulas de nutrientes o los alimentos artificialmente enriquecidos produzcan los mismos beneficios que estos mismos nutrientes en su forma natural y, por eso, nosotros siempre hablamos de productos naturales y no de alimentos enriquecidos artificialmente».

En este sentido, ha recordado que las investigaciones realizadas con antioxidantes en cápsulas no producen los mismos beneficios para el ser humano que los antioxidantes naturales.

Exportación de malos hábitos

Benjamín Caballero ha denunciado durante su estancia en Santiago de Compostela que los países en vías de desarrollo tienen una clara tendencia a asumir los malos hábitos alimenticios de los países desarrollados, como Estados Unidos, en parte porque «no conozco ninguna cadena multinacional que se dedique a servir comida de dieta mediterránea, pero sí sabemos que existen muchas que se dedican a la comida rápida o fast food».

El especialista, que es asesor científico en programas internacionales de la Unicef, de la Organización Mundial de la Salud y de la FAO para Rusia, China y América Latina, ha insistido en la necesidad de incluir la actividad física en la vida cotidiana, especialmente entre la población escolar.

Ha afirmado, en este sentido, que las circunstancias laborales y de ocio hacen que cada vez sea menor la actividad física y mayor la vida sedentaria. Y pone como ejemplo el que los escolares americanos pasan cada día varias horas viendo la televisión pero no tienen una actividad física complementaria.

Se muestra por eso partidario de la anunciada medida que prohibirá la venta de bebidas refrescantes en los centros escolares, ya que «se había llegado a un extremo en el que las compañías fabricantes de colas firmaban contratos de exclusividad, por lo que el propio director del colegio fomentaba el consumo de estas bebidas. Una sentencia reciente del Tribunal Supremo de Estados Unidos establece que la escuela es un escenario especial en el que determinados derechos civiles no se aplican, y el director del centro tiene derecho a controlar lo que hacen los alumnos; también tiene, por tanto, derecho a saber qué comen y qué dejan de consumir esos alumnos», ha reconocido Caballero.

Ha señalado en esta línea que la aparición de trastornos de la alimentación, como son la anorexia o la bulimia en países como España, que hasta hace 30 años estaba en vías de desarrollo y hace medio siglo vivía episodios de hambre, «son dos caras de una misma moneda». Sin embargo, «desde el punto de vista de la salud pública, no creo que se pueda hablar de problemas similares, ya que la anorexia o la bulimia no llegarán nunca a ser un problema generalizado en países como España».

Autor: Xabi López