Todo comenzó en… Atapuerca

La Sierra de Atapuerca, en la provincia de Burgos, es un sistema Cárstico que destaca por sus testimonios fósiles de cuatro especies distintas de homínidos

La provincia de Burgos cuenta con infinidad de recursos y propuestas que permiten conocer y vivir la experiencia burgalesa en primera persona. Un destino rico en historia, patrimonio, cultura, naturaleza, gastronomía y deporte, entre otras. Uno de estos tesoros, de reconocido prestigio internacional, es el yacimiento arqueológico que conserva la Sierra de Atapuerca, donde se encuentran los restos de nuestros antecesores: Homo antecessor, Homo heidelbergensis, Homo neandertales y Homo sapiens, cuatro nombres propios conocidos en todo el mundo. Estos, compartieron los parajes de esta zona montañosa del norte de la provincia de Burgos y dejaron una muestra tangible de su forma de vida y sus costumbres, una herencia que se ha convertido en referente indiscutible para cualquier estudio de la evolución humana.

La Sierra de Atapuerca ha sido declarada Espacio de Interés Natural, Bien de Interés Cultural y Patrimonio de la Humanidad debido a los hallazgos arqueológicos y paleontológicos descubiertos en su interior, entre los que destacan los restos de cuatro tipos de homínidos: Homo antecessor, Homo heidelbergensis, Homo neandertales y Homo sapiens. Pero este pequeño conjunto montañoso también ha destacado a lo largo de la evolución humana por su ubicación geográfica, ya que forma parte del denominado ‘corredor de la Bureba’, un importante e histórico paso entre el valle del Ebro –vertiente Mediterránea- y la cuenca del Duero –vertiente Atlántica-. Hecho que ha provocado la ocupación permanente de esta superficie, tanto del ser humano como de diversas especies de flora y fauna, desde hace más de 800.000 años.

Un espacio natural que desde la antigüedad ha resultado misterioso y de difícil acceso para el hombre. Una sensación que, unida al deseo humano de dejar constancia de su huella y de explorar lo desconocido, llevó a que el 20 de Mayo de 1868 el periódico local ‘El Eco Burgalés’ publicase un articulo escrito por Felipe de Ariño y Ramón Inclán, relativo al hallazgo de restos humanos en Cueva
Ciega –la primera referencia de los yacimientos de Atapuerca-. Y es en 1890 cuando se realiza una demanda para pedir la exploración minera de la Cueva Mayor, el momento en el que se comienzan a realizar excavaciones que tenían como fin la construcción del ferrocarril minero desde la Sierra de la Demanda hasta Burgos. Una trinchera que atravesó numerosas cuevas saturadas con sedimentos del pleistoceno, en los que nadie reparó.

Pero no fue hasta 1964 cuando el profesor Francisco Jordá Cerdá realizó las primeras campañas de excavaciones, que se pararían poco después y que fueron retomadas por el Grupo Espeleológico Edelweiss, que descubre la Galería del Sílex, una zona donde se encuentran restos de rituales funerarios femeninos y pinturas de la Edad del Bronce. En 1973 las perforaciones continuaron en el Portalón de Cueva Mayor y, en 1976, el ingeniero de minas Trino de Torres llegó hasta la Sima de los Huesos y descubre restos fósiles de osos, dos cráneos humanos -entre los que se encuentra el bautizado como ‘Miguelón’ en honor a Miguel Indurain-, restos dentales y tres mandíbulas que lleva para su estudio al paleontólogo Emilio Aguirre, es en ese momento en el que el yacimiento empieza a cobrar relevancia científica internacional convirtiéndola en imprescindible en los estudios de la evolución humana.

En ese instante empezaron los duros trabajos de limpieza y acondicionamiento para comenzar las excavaciones y las investigaciones que revelarían más yacimientos con más restos humanos, algo que no suele ser muy habitual. En este sentido se pueden diferenciar dos zonas muy claras: por un lado, el interior de la cueva, donde se descubrieron siete espacios tales como la Sima de los Elefantes que dejarían al descubierto, en 2007, una de las piezas fundamentales que corrobora la presencia humana en el Continente Europeo antes de un millón de años. Se trata de una mandíbula con más de 1.200.000 años de antigüedad.

También se manifiesta la Galería, un espacio formado por tres yacimientos –Galería, Trinchera Norte y Covacha de los Zarpazos- y donde se encontraron cinco niveles de ocupación que han dejado al descubierto restos de animales y herramientas.Pero, a medida que continuaba la investigación, se desvelo que esta cueva actuó como una trampa natural.

Continuando por el interior de la cavidad se llega a la Gran Dolina, donde se descubren los restos del primer explorador que se adentró en Europa desde África hace más de un millón de años. Gracias a una exhaustiva investigación se ha llegado a la conclusión de que en aquel momento el ser humano practicaba el canibalismo. El Portalón corresponde a la entrada del Complejo de Cueva Mayor y contiene restos de la ocupación del Bajo Imperio Romano, Bronce y Eneolítico. Se podría decir que este es *uno de los espacios
más ricos en cuanto a yacimientos encontrados como pinturas rupestres,* que mostraban su vida cotidiana, elementos de cerámica decorados, puntas de flechas y otras herramientas.

La cueva prosigue por la Galería del Sílex en donde se desvelan numerosas pinturas rupestres del Postpaleolítico con grabados de trazado fino, aunque también existen ejemplos de dibujos en colores rojos y negros. Otro de los espacios es la Sima de los Huesos, anteriormente mencionada, y *la Cueva del
Mirador* que, en las primeras excavaciones, revela restos medievales y modernos, aunque también se han documentado niveles de la Edad de Bronce, Neolítico y Paleolítico Superior.

Y en el exterior, el recorrido transcurre por el Valle de las Orquídeas, una localización que los investigadores creen que pudo ser un campamento desde donde se controlaba gran parte de la Sierra de Atapuerca. El Hundidero, una antigua charca en la que se han encontrado instrumentos del Paleolítico y, por último, el Hotel California, un espacio cercano a un curso fluvial donde los neandertales pasaban largos períodos de tiempo practicando actividades muy concretas como la caza o la recolección.

Para conservar y proteger este yacimiento, uno de los más importantes del mundo, se creó la Fundación Atapuerca, que tiene como objetivo facilitar la continuidad, respaldo organizativo y económico de las excavaciones. Además, esta fundación ha tratado siempre de dar a conocer nuestros orígenes al mundo, así que por ello se funda el Museo de la Evolución Humana, ubicado en la ciudad de Burgos, donde el viajero más curioso podrá entender de dónde venimos y cómo vivían nuestros antepasados, los primeros pobladores de la especie humana Europa.

Este espacio cultural cuenta con un calendario cargado de actividades para todos los públicos, acciones que se desarrollan dentro y fuera del museo y que, a través de visitas guiadas, juegos y salidas, permiten ser partícipes de la evolución del hombre. A través de su página web www.museoevolucionhumana.com, los visitantes podrán consultar el calendario de visitas guiadas y el de los talleres que se desarrollan dentro del Parque Arqueológico de Atapuerca tanto para niños –donde se recrea la vida en un asentamiento del Neolítico, ser partícipes del levantamiento de un menhir o la realización de puntas de flechas-, como para mayores –que permite observar el trabajo en la excavación y en el laboratorio- y las excursiones por la Sima del Elefante.

Sobre la Provincia de Burgos

Un territorio que reúne un amplio abanico de posibilidades aptas para todo tipo de viajeros, entre las que destacan su cultura, su patrimonio, su arquitectura, su gastronomía, sus espacios naturales, sus pueblos, sus tradiciones y una gran diversidad de propuestas para todo el año que jalonan los más de 1.000 núcleos de población que la integran.