BEBER MÁS LECHE

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Más de veinte especialistas coinciden en señalar la necesidad de aumentar el consumo de leche y lácteos entre la población española, cuyo consumo se sitúa por debajo de las recomendaciones nutricionales de los expertos. Según los nutricionistas, expertos en medicina preventiva y pediatras, la leche y los lácteos, junto con una dieta y hábitos saludables, son factores clave en la prevención no sólo de enfermedades óseas, sino también cardiovasculares y metabólicas.
Según se recoge en el libro Leche, lácteos y salud, los estudios nutricionales en los que se ha evaluado el consumo alimentario, estiman que el 35% de los niños y jóvenes de nuestro país realizan ingestas habituales de leche y lácteos por debajo de los niveles recomendados para este grupo de edad; situación que se extiende al 40% de la población adulta entre 25 y 60 años, y hasta el 60% de las personas mayores de 65 años.

Para los expertos, la recomendación general de consumo de leche y lácteos debería establecerse en 3-4 raciones diarias (un par de vasos de leche y yogures, y una porción de queso diaria), dependiendo de la edad y condiciones fisiológicas de cada uno, si bien la frecuencia media de consumo de lácteos en España es de 2.5 raciones pc/diarias. “La hora del desayuno, la media mañana y la merienda, son momentos muy oportunos para incorporar a la dieta leche o derivados lácteos. Además, en cuanto a los más pequeños, debe hacerse un especial esfuerzo desde los colegios para que sus comedores ofrezcan diariamente un lácteo y una pieza de fruta”, afirma el Dr. Javier Aranceta, Secretario General de la SENC y Profesor de Nutrición Comunitaria de la Universidad de Navarra.

Las cifras contenidas en el capítulo “La leche y los lácteos en la alimentación de los españoles”, apuntan un aumento en el consumo de lácteos en nuestro país en las últimas décadas, que ha pasado de un gasto del 8.7% en 1958, al 12.1% en 2000. Esto ha motivado la necesidad de recurrir a otros países –fundamentalmente Francia y Portugal- para atender la demanda de leche y de sus derivados, países de los que se importa anualmente 292.000 Tm. de leche envasada y 120.000 Tm. de leche a granel. Por el contrario, en la Unión Europea se existe un descenso en el consumo total de lácteos (2,5%), fundamentalmente como consecuencia de la disminución en el consumo de mantequilla. Además de la leche y derivados lácteos más tradicionales, todos hemos sido testigos del desarrollo de alimentos funcionales dentro del sector lácteo. Actualmente, el sector de las leches especiales representa el 16% del volumen total de ventas en España, en donde las leches enriquecidas en calcio suponen el 75%.

Por Comunidades Autónomas, el consumo de leche es más elevado en las Comunidades de Galicia, Castilla-León, Asturias y País Vasco, mientras que en Cataluña y Comunidad Valenciana se registran los consumos más bajos. Según el Dr. Aranceta, “en general, son las personas que viven solas, los hogares sin niños, las zonas urbanas, las amas de casa, y las mujeres mayores de 65 años, el perfil de mayores consumidores de leche”. Los niveles más altos de consumo de leche y lácteos tanto en valor absoluto como relativo corresponden a los niños y niñas entre 2 y 5 años, colectivo que también realiza el consumo más elevado de yogur. Por su parte, la población anciana realiza un consumo de lácteos más elevados que la población adulta.

La leche y los lácteos pueden prevenir el ictus isquémico y otras enfermedades
Según se recoge en el capítulo del libro dedicado a los “Productos lácteos y salud: revisión de la evidencia epidemiológica”, coordinado por el Dr. Serra, Presidente de la SENC, existen diversos estudios que relacionan el consumo de leche y derivados lácteos –fundamentalmente desnatados-, con la protección de la salud frente al ictus isquémico y la tensión arterial alta, factor de riesgo de esta enfermedad. Los investigadores que llevaron a cabo esos estudios, concluyeron que el calcio contenido en la leche y demás productos lácteos era más efectivo en la prevención de estas enfermedades que la ingesta de calcio no lácteo. Igualmente, el manual recoge otras investigaciones que relacionan el consumo de leche y derivados lácteos con una menor incidencia de síndrome metabólico, y en cuanto a los lácteos bajos en grasa, con un menor número de casos de gota.

Las investigaciones actuales permiten aumentar el conocimiento sobre los posibles efectos beneficiosos de diversos alimentos en nuestra salud. Así, también parece observarse que las dietas ricas en calcio atenúan el aumento de peso en dietas hipercalóricas.

La leche, calcio y mucho más

Todos los expertos que han participado en la elaboración del libro Leche lácteos y salud, coinciden en señalar el gran aporte nutricional de la leche y los derivados lácteos, que contienen proteínas de alta calidad, grasas e hidratos de carbono, calcio de fácil asimilación, vitaminas, fósforo, magnesio, zinc, y otros nutrientes beneficiosos para nuestra salud.

Las proteínas de la leche son de alta digestibilidad y ejercen un importante papel de complementariedad con las proteínas de otros alimentos. Además, la lactosa presente en la leche facilita la absorción del calcio y su fijación durante la formación y desarrollo de nuestra masa ósea. Según se recoge en el manual, “la leche presenta gran cantidad de vitaminas entre las que destaca la vitamina A, también conocida como la vitamina ‘anti-infecciosa, y la vitamina D, que favorece la absorción del calcio y la mineralización ósea, y cuyo déficit en la dieta infantil produce raquitismo”.

El consumo de leche y derivados lácteos supone el 17% de la ingesta energética diaria en la población infantil y juvenil española y el 14% en los adultos entre 25 y 64 años. En la alimentación española, el consumo de leche y derivados lácteos contribuye en un 70% a los aportes dietéticos de calcio; 31% de la ingesta de fósforo y aportan el 19% de las ingestas dietéticas realizadas de magnesio. La leche y sus derivados destacan también por su contribución a los aportes en la dieta de riboflavina (41%); vitamina A (30%); vitamina D (19%), además de otras vitaminas del grupo B, como la biotina (27%) o la vitamina B12 (24%).

Durante la presentación del Libro Leche, lácteos y salud, el Dr. Lluis Serra Majem, Presidente de la SENC y Catedrático de Medicina Preventiva de la Faculta de Medicina de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, apunto que “es difícil cubrir las recomendaciones de calcio sin consumir productos lácteos, por ello, debe recomendarse un incremento en el consumo de lácteos”.

Leche y lácteos funcionales

La mayor preocupación de los consumidores por su salud, y los nuevos estilos de vida que cada vez se alejan más de los hábitos dietéticos saludables, han fomentado que la industria se involucre en la necesidad de contribuir desde la alimentación, a la prevención de enfermedades. Así surgen los alimentos funcionales, que son aquellos que han sido enriquecidos con algún nutriente cuyo consumo se ha demostrado científicamente que puede influir positivamente en la salud de la población.

Hoy en día en el mercado podemos encontrar leche y lácteos enriquecidos con distintos nutrientes, entre los que destacan la leche enriquecida con calcio y la leche enriquecida con omega-3.

El interés de los investigadores por los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 data de 1970, cuando diversos estudios relacionaron la ingesta habitual de pescado, y en concreto de pescado azul, rico en los ácidos grasos omega-3 EPA y DHA, con una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares en comparación con poblaciones con un bajo consumo de pescado. Según el manual, la ingesta recomendada de ácidos grasos omega-3 EPA y DHA (650 mg/diarios) pueden alcanzarse consumiendo diariamente entre 30-60 g/diarios de pescado azul, pero muchas personas no ingieren estas cantidades por motivos diversos, situación en la que puede recurrirse a los alimentos enriquecidos para satisfacer los requerimientos recomendados de éstos ácidos.

La necesidad de ingerir las cantidades adecuadas de ácidos grasos omega-3 EPA y DHA se hace aún más indispensable durante la gestación, la lactancia y la infancia, ya que estos ácidos contribuyen al desarrollo del sistema nervioso, del cerebro y de la retina. Según las opiniones de los expertos reunidas en el libro Leche, lácteos y salud, los ácidos grasos omega-3 contribuyen también a reducir la sintomatología de diversas enfermedades inflamatorias y de personas con asma, e influyen beneficiosamente en los problemas de la piel como la psoriasis, el eczema, etc.

Fuente: Instituto Omega 3 de la Fundación Puleva